Wos | El alma de un rockstar en cuerpo de un rapper

Wos | El alma de un rockstar en cuerpo de un rapper

Jo-der. Eso fue lo que decía internamente nada más presenciar lo que ha sido uno de los mejores directos que haya visto jamás. Los planetas por fin se alinearon después de dos aplazamientos y Wos, ahora sí, pudo venir a Alicante a resolver las tareas pendientes con el público alicantino. Ya no sé si venía a presentar “Caravana” o el reciente “Oscuro Éxtasis” pero eso es lo de menos. La expectación fue tal que la cola parecía interminable y hacía unos dos años que no veía un recibimiento así. En esos momentos te das cuenta de que sí estamos volviendo a la normalidad. Y es que un concierto de Wos pide a gritos poder estar de pie. Lo presientes antes del concierto y lo reafirmas después. 

Cuando supimos que el argentino giraba por España con la banda, las ganas se elevaron aún más si cabía. Wos hace una música que está hecha para volverse épica encima de los escenarios y más aún si tocan en directo con los instrumentos. Es algo que, como nos ha comentado Vic Mirallas, falta en los shows de los artistas urbanos nacionales mientras que en Argentina las bandas en los conciertos forman parte de la identidad del país. Wos ha girado con su equipo incluso por España y, a pesar de tener el cuerpo de un rapper, tiene el alma de un rockstar.

Wosito empezaba a desprender la energía de una estrella de rock desde el introductorio “Luz Delito”. Aunque lo que sí debería ser un delito fue su entrada al escenario de la The One. No puede ser tan bueno el cabrón. Cuánta energía. Yo, porque tenía la mascarilla puesta, pero debajo de ella no se me quitaba la sonrisa como quien mira a su pareja en la fase de la luna de miel. Ahí empecé a ser consciente de que estaba viendo al Dios al que rezo. Y era solo el rito inicial.

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Wos | Foto: Juan Fernández

Que Wos es muy querido en su país natal ya los sabemos todos los que le seguimos la pista desde el freestyle. Le dio un soplo de aire fresco a la batallas ganando todo lo posible y en la música se desmarcó del sonido que está triunfando ahí para ir encontrando su propio estilo. Asimismo, cuenta con que “Canguro” ya es básicamente un himno político para toda Latinoamérica para luchar contra la precariedad y las desigualdades en el continente. Cuento esto porque me ha sorprendido un pelín que fuese tan querido incluso en Alicante. Los gritos, los chillidos y los coros del nombre artístico de Valentín Oliva eran constantes durante el show y se sentía mucho cariño hacia el músico argentino tocase el tema que tocase.

Ya fuese “Convoy Jarana”, “Okupa” o “Fresco”, el concierto era un sinfín de cañonazos diferentes para lo que estamos acostumbrados dentro del género urbano. Está haciendo la música que le apetece y presentándola como le gustaría que se hiciese. Literalmente, toda la creación ocurre encima del escenario. Para ello hay que darle mérito a Tomy Sainz (baterista), Francizco Azorai (teclado), Facundo Yalve o Natasha Lurcovich (bajista) que son uno más de todo el equipo y responsables de la jodida locura sonora y la fuerza que se transmite. De hecho, Natasha era el principal apoyo de Wos literalmente hablando, que fueron varias veces que nos dejaron el típico momento rockero de apoyarse con la espalda y sentir la música.

Como se intuía, los temas más cañeros del repertorio del argentino fueron los que más furia despertaron dentro del público, como el mencionado “Convoy Jarana”, el estribillo de “Que se mejoren” o “Canguro” del que desde la parte “ dice, what up?, esto pega como coca” se ha podido escuchar incluso en Zimbabue, con una iluminación roja intensa que incitaba más aún ese frenesí. La sala retumbaba de los saltos y gritos de los asistentes. Hace un tiempo que empezó la purga y nadie quería que acabase. 

En general, se ha podido notar cierta diferencia entre “Caravana” y “Tres puntos suspensivos”. Mientras que del primer disco funcionaron todos los temas encima del escenario, con el EP hubo más altibajos. Es un trabajo más experimental, con ritmos más lentos y comparado con los rugidos de Wos y compañía en los temas más cañeros, es lógico que se percibiese de una manera más calmada. De hecho, yo el EP lo noto como una transición entre “Caravana” y “Oscuro Éxtasis” del que solo pudimos escuchar algunos pocos temas en el concierto como por ejemplo “Mira Mamá” que Wos entendió los tiempos a la perfección. Se sentó encima de los altavoces que están en medio del escenario, los flashes se iluminaron y el resto fue una poesía sonora. Y es que el argentino es un animal musical precisamente por esto. Es capaz de hacer canciones con las que se pueden identificar tanto jóvenes de 20 años como padres de 50.

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Wos | Foto: Juan Fernández

Por su parte, también hubo tiempo para doble dosis de improvisación. El que tiene un talento innato como Wos puede estar un tiempo sin practicar pero siempre lo tiene. Debo decir que no conocía su faceta freestylera (sí batallera) y me he quedado boquiabierto con la lírica. Unas construcciones súper complejas, coherentes, un vocablo “filosófico” y para estar alejado del circuito, es digno de admirar de lo que es capaz. 

Antes de que llegase el final y la desesperación del público por “Púrpura”, sí es cierto que eché en falta por parte de Wos la interacción con el público. Siempre está guay preguntar tonterías al público, contar anécdotas de los temas o hacer algo “diferente” porque la conexión se logra también sin los instrumentos de por medio. El día previo vino a la misma sala Bejo, quien va sobrado en este aspecto. Seguramente porque va acorde a la personalidad del canario pero también puedo decir ejemplos de artistas que lo hacen de maravilla como Zetazen o Recycled J. Al final, es como cualquier exposición en clase. Cuanto más dinámico, mejor y es lo que eché en falta del wacho argentino.

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Wos | Foto: Juan Fernández

Ahora sí, hemos llegado al punto final y todos sabían la que se avecinaba. Tras el primer acorde ya empezamos a ver el color en el aire y nunca mejor dicho. “Púrpura” en directo es una experiencia que necesitas vivir sí o sí antes de morirte. Es pura adrenalina, garra y locura en el que no paras de jugar al “suelo es lava”. Salí de la sala acalorado, despeinado y sabiendo la respuesta al porqué de las tantas ganas del concierto que tenía. De hecho, los siguientes tres días no paraba de tararear 24/7 el estribillo de “Púrpura” pensando en que habría pagado lo que hiciese falta por volver a vivir un directo suyo. Y espero que sea pronto.

Martin Halabrin

Hablo sobre música sin tener ni idea de música

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