Walls: «Intento mantener la ilusión que tenía por la música de pequeño»
Ginés Paredes Giménez (Murcia, 2000), más conocido como Walls, comenzó en el mundo del espectáculo con las batallas de gallos. Sus dotes de freestyler le dieron una importante fama que lo llevó a viajar por varios países de América Latina y a quedar segundo en la Freestyle Master Series española. Sin embargo, el Walls de antaño difiere mucho del que podemos ver en la actualidad. Ese joven rapero que pisaba fuerte el escenario con la clara intención de comerse el mundo se ha vuelto todo un rockstar. Decidió hacer borrón y cuenta nueva, dejando atrás una fama creada alrededor del mundo de la improvisación para conseguir el sueño que tenía desde crío: consolidarse como músico.
Llegados a este punto, podemos decir que ese pequeño Ginés puede estar orgulloso de ver dónde ha llegado con tan solo 21 años. Actualmente está presentando «Los Niños del Parque» (Warner Music Spain), un primer trabajo discográfico que le eleva a una consolidación en la industria más que notoria. 10 temas donde aprovecha para hablar del pasado, sus secretos más internos y de esas vivencias con las que todo joven se puede ver identificado. Por esa razón, tuvimos la oportunidad de charlar tranquilamente con el artista murciano, que nos abrió los espacios más recónditos de su mente, donde se esconden las premisas de un álbum que marca el punto de partida de su pequeña revolución musical.
Pregunta: «Los Niños del Parque» es el culmen artístico de una carrera que te ha llevado por altibajos hasta colocarte en el lugar en el que estás a día de hoy. ¿Cómo valoras el camino andado hasta llegar aquí?
R: Ha sido un camino de muchos altibajos hasta sentirme a gusto conmigo mismo. Ha sido un proceso en el que buscaba encontrar mi lugar tanto en la música como en el mundo. Al final he podido grabar un disco que, a mi parecer, es muy honesto y habla de las cosas de verdad. Ha sido un viaje difícil para poder llegar al punto actual en el que me encuentro.
P: En el disco podemos ver muchas indirectas a tu nueva vida. Esa emancipación a la capital y esos recuerdos de antaño. ¿Te sientes distinto en esta nueva vida habiendo dejado tanto atrás?
R: Totalmente. Soy una persona que crece y evoluciona continuamente, cosa que creo que es común en cualquier persona de mi edad. Ya pasé la adolescencia pero me quedan aún algunos resquicios de ella que me hacen estar adaptándome continuamente a nuevas personas y a nuevas situaciones. Creo que es algo sano. Desde que pasé de vivir en mi ciudad a mudarme a Madrid, han cambiado mucho las cosas. Ha sido un tiempo de mucho trabajo pero estoy orgulloso de lo que he conseguido crear con ello.
P: Precisamente nos mencionaste en la pre-escucha a la que tuvimos el placer de asistir que “Los Niños del Parque” no era un disco que hablara únicamente de ellos. Sin embargo, por el nombre puesto al disco parece que tuvieses cuentas pendientes. ¿Crees que les debes algo a tus chavales del parque?
R: A esa gente les debo la vida. Les debo el ser como soy a día de hoy, al igual que ellos me deben otras muchas cosas. Creo que es lo importante de una amistad. Cuando tú tienes cariño a alguien, os debéis amor mutuo. Como os dije, todas las canciones no tratan de «Los Niños del Parque» pero sí que tratan sobre anécdotas de mi vida con la que esos niños del parque pueden verse identificados.
P: Algo muy importante de este disco es la presencia en él de Pablo Rouss, pieza fundamental del álbum y de gran parte de la música nacional actual. ¿Qué te aporta trabajar con él mano a mano?
R: Pablo es muy humano. Muy visceral. No tiene ningún problema en mostrarte su punto de vista de las cosas. Más allá de su nivel como productor, que es increíble, lo que más valoro de él es la capacidad que tiene de hacerme sentir a gusto, de hacerme ver que lo que estoy haciendo vale la pena. No sé si habrá productores mejores que él pero tampoco me interesa, la conexión que tengo con él es bastante especial.
P: En el álbum podemos ver colaboraciones tan dispares como Hens, el murciano Soge Culebra o la ilicitana Alba Reche. ¿Qué hizo que personalidades tan dispares te diesen la mano en tu primer trabajo discográfico?
R: Siempre busco que las colaboraciones que hago sean orgánicas, que sean de verdad. Me molan las colabos auténticas. Entiendo las colaboraciones por negocio pero yo quería que lo que se viese reflejado en este álbum fuese todo real. Con Soge y con Hens, que ya eran colegas de antes, todo salió casi sin querer. En cambio, Alba Reche es una persona con la que me llevo genial y no podía perder la oportunidad de cantar con ella. Supongo que en algún momento de mi carrera tendré que hacer colaboraciones por negocio, que tendré que venderme, por así decirlo. Pero de momento estoy en un punto en el que mi carrera está siendo todo lo pura que quiero.
P: Supongo que cualquier artista que entra en una gran discográfica tendrá dudas, dicotomías sobre su futuro y valoraciones sobre su esencia y lo que la industria puede modificarla. ¿Cómo fue ese momento para ti?
R: Siempre tenía claro que lo que priorizaba en mi contrato con Warner, más allá de los números y de la pasta, era la libertad creativa y musical. Cuando compras una silla, esperas que haga la función de silla, no de mesa. Si tú compras a Walls, tú me quieres tal y como soy porque lo que te interesa, por encima de todo, es mi producto. Comprarme para cambiarme sería algo muy hipócrita. Por eso, desde que llegué a las oficinas de Warner a comer con ellos, siempre me dejaron claro que iban a respetar completamente mis decisiones y mi manera de trabajar. Sé que se tiene una visión de las discográficas como de gente muy totalitaria, de dictadores de la música, pero me gusta estar firmado.
P: ¿Te sientes más seguro ahora que como artista independiente?
R: Sí, la verdad. Aunque también era feliz como artista independiente, estoy muy a gusto actualmente.
P: Cuando escuché por primera vez tu antiguo EP «38º», me sorprendió el estilo que buscabas, con una determinación más que elogiable. Años más tarde, ya consolidado en la industria, sigues siendo fiel a las ideas que te marcaste hace tiempo pero habiendo aprendido mucho más. ¿Qué diferencias percibes entre aquel EP de 2019 con «Los Niños del Parque»?
R: Ahora entiendo muchas más cosas. He aprendido de producción, del negocio, de composición… Voy aprendiendo cosas nuevas cada día. Creo que soy mucho más músico de lo que era hace un año. Me acuerdo que cuando hacía free decía que era músico… No era nada músico, era un pastelón increíble (risas). Hay canciones que he compuesto a lo largo de mi trayectoria que las escucho ahora y no me gustan nada, pero no reniego de nada. Cada paso que he dado me ha hecho llegar a este lugar y estoy muy feliz por ello.
P: ¿Te molesta que haya gente que se siga refiriendo a ti como ex-freestyler en lugar de como cantante?
R: Cuando te catalogan como ex de algo quiere decir que antes hacías una cosa y ahora no. Yo voy a ser ex-freestyler toda mi vida. Pero es algo que ya no me define. Entiendo que se mantenga ese recuerdo de mí pero creo que se ha demostrado durante los conciertos que la gente viene sabiéndose los temas y eso está por encima del free.
P: Es bien sabido por todos que el público que consume batallas de gallos muchas veces no se corresponde con el que luego escucha temas del género. Hubo gente que no entendió ese cambio, entendiendo que renegaban del free.
R: Es algo que forma parte de mí y no voy a renegar nunca de ello, pero ahora me dedico a otra cosa. Es totalmente normal dejar algo en el pasado y es lo que he hecho yo. Quien se quiera subir a mi barco, será más que bienvenido. Para gustos culos, cada persona tiene su propia opinión de las cosas y yo respetaré cualquier cosa mientras me respeten a mí.
P: Si en un futuro no obtuvieses beneficios de la música, ¿volverías a las batallas de gallos?
R: Si esto no funciona me pondré a componer para otra gente, me meteré de jefe de producto en Warner o en cualquier departamento que me permita estar cerca de la música. También está muy bien estar en promo, que hay gente que sabe bastante y no lo digo porque los tenga aquí enfrente (risas). Pero no está en mi mente volver al circuito de las batallas.
P: Hemos conocido el caso de muchos freestylers que intentaron hacerse un hueco en la música sin mucho éxito. ¿Qué crees que ha hecho que tu carrera musical sí esté teniendo el éxito que otros no tuvieron?
R: He trabajado muy duro para llegar aquí, haciendo las cosas lo mejor que podía. Creo que también me he rodeado de un grupo de gente muy trabajadora que hace que mi música tenga la mejor calidad posible. Las cosas hay que hacerlas bien y con ganas, y desde que dejé el free dedico el 100% a mis canciones. Digamos que es una mezcla de todo, de trabajo y dedicación.
P: ¿Crees que se valora más tu figura artística ahora que no eres aquel chaval joven que vivía en Murcia?
R: Yo creo que sí. Al final es cuestión de hacer de tu carrera algo sólido y consolidado. Tampoco voy ahí por la calle con un abrigo de zorro y creyéndome Freddie Mercury, hermano, pero creo que es importante creerse artista.
P: Una vez ha pasado el tiempo de maduración existente entre la creación del álbum y su publicación, y habiendo miles de personas que han tenido la posibilidad de oír tu obra, ¿hay algo que eches en falta dentro del disco?
R: Para mí no. Este disco está hecho desde el corazón, por encima de lo burocrático y del negocio. Este disco está hecho para mí, para mi gente y para las personas que lo escuchen y se sientan identificados con él. Solo pienso en eso, ni en cifras ni hostias.
P: ¿Estar metido de lleno en una industria en la que predomina el trabajo rápido y la publicación periódica de temas te mete presión a la hora de pensar ya en lo siguiente que vas a publicar?
R: Creo que el álbum y el concepto que hay detrás de «Los Niños del Parque» se merecen un respeto. Hay que explotar el producto de la mejor manera posible. Hay algo bastante jugoso ahí, algo con lo que yo me siento muy identificado, y sería un error pensar en próximos trabajos no habiendo desarrollado todo lo posible éste. He tardado mucho en darme cuenta de lo que quería en mi vida y ahora que lo tengo no voy a dejarlo ir.
P: Es una interesante reflexión sobre la industria del consumo inmediato.
R: Es que he hecho un álbum que no considero que sea fast food. Tampoco creo que sea un disco que vaya a trascender en el tiempo, porque al final eso es algo que solo está al alcance de los mejores artistas de este país y del mundo. Pero sí creo que la gente que le preste especial atención va a tener la posibilidad de que este disco pueda trascender en su propia historia. No tengo ningún problema en sacar música de aquí a un tiempo. Ahora se vienen muchos conciertos, mucha promo, hacer versiones acústicas de los temas… Como te he dicho, quiero explotar este disco más, no por una cuestión de negocio, sino porque se lo merece.
P: Ahora tienes un CD en la calle, has girado por infinidad de ciudades y tus temas consiguen un número bastante bueno de reproducciones. El Ginés de antaño soñaría con estar en este punto pero, ¿qué diferencias hay entre ese sueño de antaño y el artista que hay hoy en día?
R: Nada cumple con las expectativas que uno tiene y es un problema que recae en la idealización que generamos. El pequeño Ginés que desde bien temprano quería ser artista, un rockanrolla, veía la música como la cosa más bonita del mundo. El Ginés de ahora ha crecido, es artista, ha cumplido su sueño, y ve la música un poquito más gris. Es menos inocente y percibe los tonos ocres que no veía cuando era un crío. Uno crece y se da cuenta de que esto es un negocio, una industria que da de comer a muchísima gente, mucha más de la que pensamos. Desde el artista que se ve en primera plana hasta la gente que trabaja a su alrededor en la discográfica, pasando por los técnicos de sonido, de luces, etcétera. Te haces mayor y te vas dando cuenta del negocio, de cómo funcionan las cosas, y dejas de ver la música con esa magia con la que la veías cuando eras un niño. Siempre intento mantener esa ilusión, olvidándome de las cifras y de todo el negocio que hay detrás. Intento que, cuando estoy dando un concierto o en el estudio, siga permaneciendo algo de esa magia.
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