Varry Brava | Acústico con corazón eléctrico

Varry Brava | Acústico con corazón eléctrico

Los de Orihuela llegaron al Puerto de Alicante para realizar su fiesta particular en formato reducido

Volvíamos una semana más a la senda de actuaciones indie del ciclo de conciertos Noches Mediterráneas, donde ya nos hicieron disfrutar de lo lindo con unos Carolina Durante que pusieron el listón muy alto. Esta vez, sin ver actuaciones de género urbano a la vuelta de la esquina, apostábamos de nuevo por las emociones de otros estilos que marcan nuestra dosis de variedad musical en la playlist de Spotify.

Y es que el carisma de Varry Brava es algo inusual dentro de una industria plagada de estereotipos unificados. Porque ellos hacen lo que quieren y cuando quieren, sin temer las críticas que les lloverán desde la parte más pureta del género. Claro ejemplo de ello es una de sus recientes composiciones, «Loco», tema en el que se propusieron ir un paso más allá en la búsqueda sonora para confeccionar un hit muy reggaetonero que recibió una buena review por parte de la crítica especializada pero un bofetón de parte de su público más tenaz.

Así, llegamos a un recinto rodeado por el mar mediterráneo expectantes por ver qué nos depararía la actuación de una banda que siempre ha sabido sorprender con un tipo de música libre de etiquetas. Sin embargo, y aunque pueda ser algo negativo al tratarnos de un medio musical especializado, éramos escépticos con esta actuación en concreto al tratarse de una versión electroacústica de la banda. Acostumbrados a verlos con su máximo potencial (en mi caso tres veces ya), era un paso más por conocer cómo se las gasta este trío frente a la adversidad de gente sentada en sillas y a medio gas.

Varry Brava | Foto: Juan Fernández

Y todo comenzó de repente. Una voz en off de la organización recordaba las medidas de seguridad a los allí presentes y les daba las gracias por asistir a su ciclo de conciertos que, más adelante, traerá a otros artistas como Izal, Guitarricadelafuente, El Kanka o Natalia Lacunza. Una apuesta seria por devolver la cultura musical al espacio que se merece y que ha sido relegado por esta maldita pandemia que no cesa (y recordar una y otra vez que la cultura es segura pese a lo que digan las voces menos pertinentes).

«Para los que nos conozcan, somos Varry Brava; y para los que no nos conozcan, también somos Varry Brava». Con esta frase sacada de un libro de Paulo Coelho, Óscar ponía en situación a una legión de gente preparada para cantar y bailar (aunque bailar sentados no es bailar). Los fotógrafos ahí reunidos nos preparábamos para sacar algunas fotografías de la banda que, con una interpretación más light de sus temazos, abría un concierto que aseguraban llevar de menos a más.

Mi profesionalidad se torna vulnerable cuando suena «Sonia y Selena» y canto desde el foso de periodistas, pero gracias a la mascarilla pasé inadvertido. No era la forma más idónea de disfrutar de los de Orihuela, pero siempre es positivo tenerlos delante sobre el escenario. También he de decir que al público, y esto es algo testado en más de una ocasión, le cuesta entrar de primeras en esta nueva normalidad de música y sillones. Al contrario de un concierto eléctrico, que el respetable lo da todo hasta que se queda sin alma, aquí se percibe de otra forma el furor de las masas.

Varry Brava | Foto: Juan Fernández

Aun así, desde el minuto uno nos deleitaron con su «Calor», algo nada necesario en pleno julio alicantino pero que nos sentó bien tenerlo frente a la «Playa». Así, de primeras ya vimos que el show iba a consistir en un medley de los mejores temas de su trayectoria, pasando por todos y cada uno de los trabajos discográficos de la formación.

En líneas generales se podía ver a un Óscar Ferrer y un Vicente Illescas más recatados, en contraste con un Aaron Sáez que iba con una intensidad superior. El teclista puso un listón enérgico difícil de superar por sus compañeros de grupo. Una marcha a la que tuvo que adecuarse el setlist para ofrecer un contenido a la altura del tercero en discordia de la formación. Pudimos disfrutar de versiones acústicas de grandes temas como «El Sitio Perfecto», «Radioactivo» o «Fantasma»; e incluso de su nuevo tema «PlisDonGou» que pudimos oír desde las voces de los más puestos al día.

El contraste lo anotó un «No Gires» que, aunque rebajó su capacidad de contagio, hizo que todos los allí presentes interpretasen el estribillo como si no hubiera un mañana. Frente a ella, se sobrepuso un «Callada» más baladístico si cabe que la versión del «Safari Emocional». Pero esto era el final de la primera parte de la actuación porque, tras un «Satánica» con recuerdo a sus compañeros de Miss Cafeína, cambiaron el chip y afrontaron la recta final con el carisma electrónico que les ha transportado hasta la primera línea de la industria musical española.

Varry Brava | Foto: Juan Fernández

«Loco», «Luces de Neón» y «Mi mejor Momento; tan diversas entre ellas, forman el esqueleto de su próximo álbum llamado «Hortera», que saldrá a la venta el próximo 28 de agosto. La gente ya se sabe la letra, cuestión más que positiva, e incluso el frontman de la banda se atrevió a bailarlas con la consiguiente ovación por parte de las almas allí sentadas. Esto ya sí se parecía a un concierto de Varry Brava, y decidieron despedirlo por todo lo alto con una «Ruta del Amor» que explotó sobre Alicante con bestialidad. Alguna persona se puso de pie, desafiando la seguridad, y es que el momento se lo merecía.

Estos tíos son un espectáculo vayan en formato eléctrico, acústico, acapella o con percusión con cubiertos. Son la esencia que evidencia la importancia de la música en un momento tan difícil como el que estamos viviendo. La vitalidad que transmiten es más que necesaria, e incluso varios niños pequeños pudieron admirar de lo que eran capaces estos oriolanos. Es una buena forma, según transmitía el propio grupo, de que los más pequeños pudiesen acudir sin ningún tipo de problema a un evento de esas magnitudes.

Volvemos a dar las gracias al ciclo de conciertos, a Producciones Baltimore, a sus trabajadores y a todos los que siguen apostando por una cultura segura. Si nos lo permiten, seguiremos acudiendo a este tipo de conciertos que, aunque se escapan de nuestro género principal, son claro ejemplo de música bien hecha.

Juan Fernández

Codirector en busca de un estilo claro. Del hip-hop al rock y tiro porque me toca.

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