Una noche para el recuerdo con el directo de Antony Z y compañía
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto del rap en directo. Viniendo de momentos en los que los conciertos se veían sentados en una silla más incómoda que compartir oficina con el jefe, en el que ni siquiera te dejaban tener fuera la mascarilla más de tres segundos para beber de tu cubata, la sensación de disfrutar de un concierto real era todo un subidón de adrenalina. Todo esto pese a que se retrasase una hora la apertura de puertas y esto condicionase una hora de cierre que se hizo eterna.
Llegamos a la Babel Live Stage, mítica sala de conciertos alicantina que tiene por bandera tratar de la mejor forma posible a los asistentes. Pasarán los años, cambiarán las veces que quieran de dueño, y seguirán siendo un ejemplo que tienen que seguir el resto de salas de eventos que hacen sentir incómodo al público en vez de darles el mayor confort posible. Por ello, quiero darles de antemano las gracias a Juan Carlos, a Isa y al técnico de sonido Danni García. Gracias a personas así se consiguen hacer grandes cosas. Las salas no han pasado por un buen momento pero siguen fieles a repartir cultura.
Y la cultura comenzó pasadas las 21:30. Con las puertas ya abiertas, el primero en pisar el escenario iba a ser el rapper Jotauve. Llegaba desde Almansa para hacer un show que respaldaba con buen hacer un repertorio repleto de grandes temas. La gente que no había tenido la oportunidad de escuchar antes al artista se fue con un buen sabor de boca tras temas de la talla de «No Es Serio», «Por Ti, Por Mí» o «Black Mamba». Incluso contó con gente en primera fila apoyándole y haciéndole los coros de todas las canciones, entre los que se encontraba el productor Blas aka Rigor Mortis.
El concierto se hizo corto pero se fue, cómo no, con la frente alta. Me pareció muy elogiable que, antes de bajarse del escenario, le dedicase un agradecimiento al técnico de sonido. Ese gesto tiene más seriedad de lo que podría parecer en un principio. A veces ni siquiera se cuenta con esa figura, reservada muchas veces a cabezas de cartel o gente que cuenta con técnico propio. Esa mirada elitista no se contemplaba en la Babel y Danni García estuvo atento a todos y cada uno de los artistas que pasaron por allí. Fue, en general, una primera actuación que marcó muy bien las pautas de lo que sería el resto de la velada. Jotauve, junto a su hermano Angelel, fue una acertada primera propuesta para abrir el evento.
La siguiente dosis de rap dio comienzo cuando DJ Gori subió al escenario. En ese momento sabíamos que llegaba el momento del recital de J.Casero y Jaime.G. Su actuación se puede resumir perfectamente en la posibilidad de compartir escenario con la gente que admiras y que te ha acompañado a lo largo de tu carrera. Ese fundamento lo llevaron a cabo dos personas que querían compartir con su gente un día tan especial. Invitaron a disfrutar de la velada con ellos encima del escenario a personas tan ilustres como el W.Xino, Porcel, Jonko, Ramón Riera o al propio Jotauve que no tardó a volver a reencontrarse con el público de la Babel.
Dos propuestas que encajan perfectamente pero que tienen, a su vez, esa dualidad que les asemeja a la vez que los distingue. Primero tuvimos la oportunidad de disfrutar de un J. Casero que sabe a la perfección lo que es fluir en una base de rap clásico. Se siente como pez en el agua y no siente en absoluto la presión. A su lado, en cambio, teníamos a un Jaime.G más emocional que enseñó un repertorio propio marcado por letras profundas y marcadas en sangre. Esa dualidad de la que hablamos se resumió en crudeza frente a poesía, el yin y el yang que muestra dos fuerzas opuestas que se compenetran a la perfección. Puro espíritu La Fam.
Lo que se pudo entender de este evento conforme iba pasando el tiempo es que no se trataba de artistas con más importancia que otros o un concierto con escalón piramidal. Todos tenían la oportunidad de lucirse, no como teloneros de, sino como raperos que formaban un todo. Es lo que más me gustó de lo que se vivió en Alicante, al contrario de otros muchos eventos que hemos cubierto en los que está todo cuadrado al milímetro para que unos tengan menos presencia que otros.
Esto, sin lugar a dudas, es lo que verdaderamente representa esta cultura. Mientras Jaime.G nos ofreció media hora de emociones continuas, con un rapeo que demuestra el lado humano del artista, tuvimos la oportunidad de ver sobre el escenario a un Porcel en el tema «La Vida Es Un Milagro» que no se pierde una oportunidad para subir al escenario. La agenda la tendrá a reventar, pero siempre busca huecos entre los que escapar. He tenido la oportunidad de verlo en directo en varias ocasiones. A veces siendo un espectador más, como en varios shows con R de Rumba, o trabajando de barman como en una colaboración que hizo en el concierto de Andrea Borrás en Sala Euterpe.
Hubo tiempo de presentar temas nuevos como «Oasis», ofrecer reencuentros encima del escenario y de hacer colaboraciones que pocos esperaban pero muchos deseaban. Un espectáculo único que tuvo a La Famiglia como núcleo pero que se extrapoló a un sinfín de artistas invitados. Solo queda dar la enhorabuena tanto a J. Casero como a Jaime.G por el espectáculo que hicieron.
Se despidieron dejando paso a un reducido concierto de Cres que, en un par de temas, demostró por qué todo el mundo siente tanta admiración por él. Se le veía totalmente motivado por subirse, después de mucho tiempo, a un escenario. Las palabras se apagaban en su boca, una boca que en esos momentos estaba centrada en rapear y fluir como solo él sabe. A su izquierda, le acompañaba el inigualable Carlos Porcel a la trompeta. A su derecha, le secundaba un Ramón Riera al saxo que acabó montando la fiesta que tanto le caracteriza. «No estamos escuchando ‘Props’, estamos escuchando al Cres», dijo alguien detrás de mí y no puedo subrayar más esta frase. Lo importante en ese momento era verle a él sobre la tarima, independientemente de lo que cantase.
Por ello, una vez acabada esa jam session/showcase exprés de Windbros, en la que Porcel también se animó a cantar algo de soul, todos abandonaron automáticamente la sala para tomar el aire que habían perdido moviéndose en el recital que acababan de presenciar. Venía uno de los platos fuertes de la noche y había que recobrar algo de fuerza. Si no calientas antes de un concierto mano a mano entre Santiuve y Da Zoo Bros, te puedes lesionar el cuello y las cervicales. Por eso y porque se había retrasado todo más de lo previsto.
Cuando entramos, ya estaban repartiendo leña encima del escenario como sólo ellos saben. Santiuve es el rapero favorito de tu rapero favorito y, por ello, es capaz de pasar de un tema aguerrido a destripar todos sus sentimientos con momentos de canto melódico mientras que todos aplauden su destreza multiestética. Sin embargo, la atmósfera cambia cuando Bha sube al escenario. Por ello, reventaron totalmente la sala cuando interpretaron «Té Rojo» para cerrar su participación aquel día. Entramos algo tarde al concierto, no os lo vamos a negar, pero cuando vimos lo que estaba sucediendo, supimos que esto iba en serio.
He perdido la cuenta de las veces que he podido disfrutar de un concierto de estos estandartes del rap nacional y local. Cualquier chaval que se haya criado en Alicante los tendrá como unos ídolos mundanos. Ídolos que han crecido como ellos, alejados de urbes mediáticas y contactos que te auguran éxito asegurado. Es gente que se ha currado una propuesta hasta conseguir el respeto de todos. Son, sin lugar a dudas, prototipos de personas a seguir en lo profesional. Siempre hay que contar con ellos en eventos de este calibre, son la guinda que hace aún más grande el concierto.
Llegados a este punto, todo estaba completamente desmadrado. Y aún faltaba el plato gordo de la noche. Siendo la primera vez que actuaba fuera de su Granada natal, Antony Z no sucumbió ante la presión y realizó un concierto para quitarse el sombrero. Venía acompañado de DJ Javi Guerra, también apodado DJ Haaland, Ruso o Draco Malfoy. Con esta guasa típica del sur, acabo de caer en el tópico sin querer, comenzó un espectáculo que abrió su tema «El Rifle». Arranca su «Mandela Show» de la misma forma que arranca el disco. Y no os voy a mentir, el granadino entró algo dubitativo hasta que vio la locura que había abajo del escenario. En ese momento, nada más importaba. Fue entonces cuando artista y público se dieron la mano e hicieron de ese concierto una auténtica exhibición inolvidable.
Siguió con grandes temas de su repertorio de la talla de «Como Ronaldo», «Santana» o «La Culpa». Absolutamente todos eran coreados por un público que se sabía todas las lyrics. Mientras tanto, arriba de la tarima se veía a un Antony Z que se sentía como en casa. Viendo el recibimiento que tuvo fuera de su ciudad, una incógnita que se desveló positivamente, solo quedaba disfrutar de la actuación. Y no hay nada más placentero para el fan de abajo que ver que el cantante se lo está pasando bien. Los artistas que fuerzan una actuación pierden la naturalidad que a Antony le sobraba.
También hubo sorpresas para los allí presentes. Como agradecimiento, regaló un cacho a capella de uno de sus próximos sencillos, «Despacio», e interpretó con beat incluido el tema que sacará el 22 de febrero bajo el nombre «Déjà Vu». Ambos suenan bestiales, en consonancia con el resto de sus temas publicados hasta la fecha. Porque daba igual que cantase un hit como «Por la Arena» o uno de sus últimos temas «Los Irrompibles» (con s/o a su abuela que estaba en el hospital, acabando en ovación por parte de los presentes en la sala). El respetable estaba totalmente entregado. Esa noche iba a ser difícil de olvidar para la gran mayoría.
Llegó el momento de la reflexión con un «Antidepresivos» explosivo en directo y con una «Luz» para la que se sentó en el borde del escenario rodeado de linternas de móvil simulando esa luz que relata el tema. Ese momento fue una auténtica preciosidad, más si cabe por la respuesta de un público que aprovechó el momento para dar cariño al cantante con choques de mano o íntimos abrazos. Estábamos llegando al final del concierto y el momento emocional llegó a su fin con una magna «La Estrella», dedicada a Kaze, y que contó con la entrega del rapper de Cartagena en primera fila.
Había que subir revoluciones para finalizar en grande el show y la mejor forma era agradeciendo a Kawer Téllez su lealtad subiéndole al escenario en la apoteósica canción «Hasta Las Nubes» que comparte con Raggio y de la que el propio Kawer es parte de su éxito. Todo el público la cantó. Es ya un himno que nunca va a poder faltar en sus directos. Todos éramos conscientes de que el final estaba a la vuelta de la esquina, pero nadie quería cruzar la calle. La última bala llegó con «Cuando Me Duermo», cuya intensidad hizo que el público corease non stop el estribillo. Tras el sentimiento de comunión generado entre todos, Antony Z decidió acertadamente volver a interpretar el tema para despedirse de todos los alicantinos allí presentes.
El evento había acabado, la música urbana cerraba la puerta hasta nuevo aviso en la Babel y Antony Z, emocionado por un público que seguía coreando «Cuando Me Duermo» una vez había acabado, tuvo un estreno mágico sobre los escenarios fuera de su Granada natal. No le faltó nada al espectáculo que propuso, ni un grado de sentimiento ni de intensidad. Tampoco faltó una camiseta de un equipo de fútbol, marca de la casa del cantante. La camiseta del Olympiakos con el dorsal de Yaya Touré a la espalda. Ya todo está dicho de la noche del sábado 05 de febrero. No obstante, unas palabras no puedes describir a la perfección el aura que ocupó la sala.
Una cosa que también me gustaría recalcar del evento antes del punto final fue la hermandad entre artistas que se generaba. Todos estuvieron viendo actuar al resto, ya fuese gente que estaba programada en el cartel o que simplemente subía a hacer alguna colaboración. Además, también había gente de la escena ajena al concierto que acudió a Babel para no perderse el evento. Así, en la pista había gente como Kaze, Luisaker, Beto, Ramon Riera, Tase, Nesta, Seven, Jonko, Carlos Porcel o 12 Carpas. Da gusto que incluso fuesen ellos los que comenzasen a animar al público cuando el ambiente parecía apagarse.
Desde el primer concierto, Antony Z estuvo abajo apoyando a todos los artistas que actuaban antes que él. A su vez, Jotauve, primero en actuar, aguantó de pie viendo al resto de artistas que le tomaron el relevo. Así se crea escena. Así se crea hermandad. Esto es puro hip-hop. Y Jaime.G, si estás leyendo esto, quiero darte las gracias por las facilidades que nos has dado para ofrecernos cualquier cosa que necesitásemos, aun no sabiendo que íbamos a estar por allí. Y también darle las gracias a La Famiglia por organizar un evento tan sumamente épico. La cultura sigue viva en Alicante si se hacen eventos tan cuidados como éste.
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