Té Canela | La mejor infusión a la hora del Vermut
El dúo compuesto por Ariadna Rubio y Jano Fernández bajo el nombre de Té Canela se presentó, por segunda vez ese fin de semana, ante el público valenciano que agotó las entradas para los conciertos del día 9 y 10 de abril en La Casa de la Mar como si de horchata y fartons se tratase.
El local estaba repleto de gente desde poco antes de las 12h, cuando se abrían las puertas, dispuesta a disfrutar de las letras y la música de esta enérgica pareja que convirtieron el local de Alboraya en algo que podría parecer una mañana entre amigos que, en estas épocas de crisis sanitaria, no tienen otra opción que almorzar en mesas separadas.
Té Canela abrieron el concierto con un nuevo tema y un importante discurso en el que animan a la gente a salir a la calle a perseguir sus sueños, los más creativos y hasta los más impensables. Tras esto sonó “El tren de Noé” o, como me gusta llamarla a mí, ‘movilidad exterior’ ya que de eso va la canción, y es que Té Canela tienen una magia especial para jugar con sus letras y hacer llegar mensajes y discursos como este o el de “Solita Conmigo”, canción que tienen con ‘Extraño Veneno’, amigo del dúo que nos habla de la necesidad de querernos y cuidarnos a nosotros mismos, sin necesitar a una persona externa para hacernos sentir bien queridos.
El humor, al igual que la crítica social, es uno de los pilares de la música de Té Canela y pudimos disfrutar de esos toquecitos de humor e ironía en “Mi Yo Cabrón” o “Como Cabras” que fueron sonando intercaladamente con otros temas más calmados como “Tu ciudad”, o con temas más reflexivos como “Llegamos tarde” en la que nos hablan sobre el paso del tiempo en nuestras vidas y cómo deberíamos también pararnos a disfrutar de lo que vivimos, algo bastante sencillo de hacer ante el dulce sonido de la flauta travesera de Ariadna en las primeras notas de esta canción.
La primera mitad del concierto terminó con un bolero del que podremos disfrutar en su siguiente álbum que todavía se encuentra en la cocina y que desde luego valdrá la pena. Fue entonces cuando el dúo nos habló de este segundo disco y de las vivencias y lugares que están tomando como referencia para componerlo y escribirlo. Entre ellas están sus viajes a Galicia y Latinoamérica, todos estos previos al COVID, por supuesto, lo que sin lugar a duda nos dará la versión más actual y personal de Té Canela posible, hasta el momento.
En la segunda mitad del concierto pudimos disfrutar de la esencia más natural del dúo, la esencia que, a mi personalmente, me enganchó a su música hace 4 años cuando mi mejor amigo me los enseñó por primera vez y es que sonaron todos los ‘hitazos’.
La ya mencionada “Como Cabras” dejó a aquellos que veían en directo al grupo por primera vez boquiabiertos, ya no únicamente por los solos de turuta de Ariadna y Jano sino también porque esta canción parece tener un coro de ovejas que llevan cantando toda una vida y es muy impactante ver cómo esas “cabras entonadas” en directo son, en realidad, fruto de la voz de la magnifica Ariadna.
Por supuesto no podían faltar clásicos como “La Rumba del Tartamudo”, que tuvo a todo el público cantando con la tartamudez que la caracteriza y dejando a Jano deleitarnos con su velocidad cantando la parte más rápida, todo esto sin dejar que un solo acorde de la guitarra suene fuera de su sitio ni en esta, ni en ningún momento del concierto; y “Café”, que levantó, anímicamente, a todo el público como no lo haría ni el mejor de los cafés en la mejor de las mañanas.
Por último, el ambiente bajó de intensidad para “Despertar” la que posiblemente sea, a mi parecer, la canción mas mágica y emotiva que ha compuesto este dúo a quienes, claramente, les sale talento hasta por las orejas. La delicadeza del punteo de Jano en su guitarra y la introspección que se puede ver en la cara de Ariadna cuando el momento álgido de la canción llega son simplemente inefables y solo puedo aconsejar ir a verlos en directo para saber lo que es que la piel se te erice con esta canción en concreto.
La pareja ya se había despedido y recogían el escenario con las mascarillas ya puestas cuando el público entonó el “una cançoneta y m’on anem” a lo que ambos respondieron con “Pueblos”, el poema cantado compuesto con nombres de distintos pueblos de toda España y hasta regalaron un disco a quien supiese la frase que Jano siempre olvida.
Sin lugar a dudas, fue una mañana de música y cultura segura, crítica, sincera y hasta humorística, algo que a todos nos vino bien y que a más de uno le haría falta vivir.