Sr Chen: «Cuando entregaban los carnets de rapero en España, a mí no me lo dieron»

Sr Chen: «Cuando entregaban los carnets de rapero en España, a mí no me lo dieron»

La ira se apodera del disco. «Terrible» expone una cara aún desconocida del artista y productor de Rubí Sr. Chen. Tras trabajos como «4ever Domingo» o «Cómo no hacer un trío», este tercer disco es su consagración más allá del género urbano. Es, sin lugar a dudas, su trabajo mejor valorado por parte del público y al que más tiempo de maduración le ha otorgado. Por ello, charlamos con el artista sobre lo que rodea a su reciente obra, desde el cuidado de los detalles hasta la importancia de los temas que trata. Miedos, gordofobia, incomprensión… Todo esto sobresalió en una extensa llamada telefónica que perfiló una entrevista de lo más interesante.

PREGUNTA: ¿Cuáles son tus sensaciones después de que «Terrible» ya haya tenido unas semanas de maduración entre la gente?

RESPUESTA: Estoy muy contento, la verdad. Todo el mundo ha coincidido en que «Terrible» es mi trabajo con más sensación de trabajo. Y es totalmente cierto, le he puesto mucho cariño. Me he centrado en presentarlo de la mejor manera y a nivel de sonido creo que suena como un trueno. Y eso que no es un disco tan conceptual como «Cómo no hacer un trío» sino más bien de sensaciones.

P: Como has ido comentando por ahí, sirve un poco como revisión de tus gustos musicales.

R: Exacto. Me apetecía mucho hacer un trabajo revisando un poco mis orígenes musicales antes del rap, que bebiera más de movidas como el britpop, movidas como Beck o como Damon Albarn. Y ahí estoy, tío. Creo que el resultado ha sido increíble.

P: ¿Has podido analizar el recibimiento del disco entero en comparación con los números de los singles previos?

R: Bueno, me doy cuenta que a la gente le cuesta mucho escucharse discos enteros, como que al final siempre van a los singles. Como que hacerse una escucha activa entera de un álbum es complicado, y yo me quejo de eso pero, a la vez, soy el primero al que también le cuesta un montón. Estamos en un momento donde ha cambiado todo mucho y me hace plantearme cuál es la mejor manera de comunicar movidas de cara al futuro. Aun así ha ido muy bien, se ha comido ya a los elepés anteriores a nivel de escuchas y a nivel de feedback.

P: Siempre se habla de esto pero los discos siguen estando presentes y los artistas seguís sacándolos.

R: Ahora mismo es cierto que los sencillos son lo que priman, pero quizá el disco sigue teniendo esa esencia propia. Al final el que manda aquí es el artista y la necesidad que tenga. Hay momentos en que tú ves muy claro que el material ya tiene una forma, una línea, y tiene sentido que haya un álbum. También es curioso que, pese a que los singles sean lo primordial hoy en día, la prensa no aparece hasta que sacas el trabajo. Quiero decir, los medios nunca van a venir por un sencillo, o al menos esa es mi experiencia.

P: ¿Merece la pena el trabajo que tiene su creación para la atención que le da el público?

R: Es interesante eso. Hacer un elepé es una pila de trabajo loquísima y la ventana de atención que se abre es demasiado corta. Han pasado dos semanas desde la salida del disco y hoy ya estaba hablando con mi manager sobre los siguientes movimientos. Yo necesito hacer promo del álbum, quiero hablar de él, quiero estarme un rato dándole recorrido, ¿sabes? Pero sí que en este momento de hiperansiedad social consumes algo pensando ya en lo siguiente que vas a escuchar.

P: Hablemos de «Terrible». Cuando te sentaste a confeccionar este álbum desde cero, ¿ya sabías por dónde querías tirar?

R: A nivel sonido sí, tenía como muy claro que quería explorar una parte que a mí siempre me ha flipado y que nunca le había dado mucho espacio en mis temas, esa sonoridad más británica de finales de los 90. Creo, por ejemplo, que hay mucho de Gorillaz en este álbum, además de muchas otras cosas. Siempre había querido darle este toque de britpop a mi música pero el urban nunca me había cedido ese espacio para que ocurriera. Fue cuando me senté con InnerCut que le fuimos dando forma.

sr chen terrible

P: Ese sonido se mezcla, a su vez, con un discurso más marcado por las emociones fuertes.

R: Sí, al final ha quedado un disco que conecta más con la ira, las emociones principales son la ira y el enfado. Y sobre todo es un trabajo que no habla de amor. En cambio hay un tema troncal que quizá la peña no acaba de ver, pero es la amistad. Hay temas como «Tekelili» o «Ni Mu» que se basan en hablar de la amistad y de la pérdida de ella.

P: Una vez oí que toda canción, en el fondo, habla del amor.

R: No es mala esa frase y puede tener parte de razón, puedo matizar diciendo que no es un disco que hable o que se sustente en el amor romántico.

P: Respecto a la ambientación que rodea al trabajo, podemos ver que has adornado todo con un concepto sectario. ¿Cómo se te ocurrió esto?

R: La idea de la secta es algo que siempre me ha fascinado. En «Terrible» quería que hubiera influencia de Lovecraft, un escritor de terror cósmico que inventó ese género. Como soy un friki, siempre me han flipado «Los Mitos de Cthulhu» y todas estas movidas, y el sectario es una figura que sale mucho en su literatura a lo largo de toda su obra. La idea de la secta me parecía interesante, aunque no es un álbumque hable directamente de ellas en sí. Lo ligo un poco con lo que te comentaba del tema de la amistad en el álbum, trato la secta como quien trata al grupo, al lugar donde te sientes seguro o donde conviven las normas compartidas entre personas. Reflejo ese poder de crear un sistema de normas y que el nexo de unión sea la creencia de ese propio sistema.

P: ¿La definición de secta como lugar con un sistema de normas invariable puede ser atribuida a la música urbana?

R: Pues mira, si te soy sincero, nunca me he acabado de identificar con los patrones del género. Siento que cuando se daban las medallitas y los carnets de rapero en España a mí no me los dieron. Y mira que el bagaje musical que tengo es muy de rapero, pero mi manera de usar el género nunca ha sido considerada. Siempre he estado un poco al margen, como un rarito dentro de la escena. Eso le pasa también al Mi.Amargo y para mí no hay nadie más rapero que él. En España hay unos varemos muy estrictos de lo que es el hip hop y lo que no y, al final, la única alternativa que tengo es montar mi propia movida ajena a todo ese movimiento.

P: ¿En quién piensas cuando escribes temas como «Nada Personal»?

R: Tenía en mente la película Funny Games. Me apetecía mucho hacer algo que referenciara eso, me fascinaba porque para mí ese es el terror absoluto, el miedo más real. Podemos temerle al cosmos, a los fantasmas… pero el miedo más real para mí es el del psicópata, es la persona que te escoge sin que tú hayas hecho nada en concreto. Tenía ese ritmo con reminiscencias de grupos como System of a Down que le aportaba ese toque de locura. Ese es un tema bastante calculado.

P: Veo que encuentras la inspiración de diferentes formas porque en «CALVOGORDOINUTIL», por ejemplo, te diriges directamente a ti.

R: Todo lo que hago, aunque muchas veces me nazca la letra de forma improvisada al escuchar un beat, son cosas que también escribo queriéndomelas decir a mí mismo. Y si otra persona puede hacérselo suyo y le puede ayudar, pues maravilloso. El caso que comentas es muy evidente, en la relación que he tenido con mi cuerpo siempre ha habido una tiranteza y es un trabajo ir aceptándome más poco a poco, por ello la primera parte de «CALVOGORDOINUTIL» refleja un poco eso.

P: Has desarrollado la idea de la gordofobia a nivel social y sus consecuencias en redes sociales, parece que has conseguido mantenerte seguro respecto a un tema muy complejo.

R: No, no, yo lo publico en redes sociales pero lo paso mal. Mira, justo antes de la salida del disco subí una foto en donde se me veía desnudo para anunciar «CALVOGORDOINUTIL», que era una foto que me encantaba donde salgo con una escopeta. Pues por subir esa foto perdí como 300 seguidores en menos de 24 horas. El refuerzo positivo tuvo el efecto contrario. De hecho, el día en que yo subí esa foto, mi madre me llamó diciéndome: «¿no crees que la foto que acabas de poner es muy agresiva?». Y usó la palabra agresiva para adjetivar una foto en la que su hijo salía medio desnudo. Si te mando la portada de «Motomami» de Rosalía, no me vas a decir que es una foto muy agresiva. Enseñar mi cuerpo, para los ojos de hoy en día, es un acto agresivo, ¿sabes? Hay algo que está profundamente mal en cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo. Y aun así, me doy cuenta que por mucha didáctica que hagamos, seguimos poniendo en posiciones de poder a peña súper canónica.

P: Eso también es un reflejo de lo que consumimos a nivel cultural.

R: Eso es. Mira, Lildami, que ahora está haciendo un programa de televisión en Cataluña que se llama Euphoria, me dijo que daba igual la inclusividad que hubiera en el roster de artistas, al final la gente acaba votando a la chica heteronormativa con tipazo. Siempre ponemos el mismo tipo de cuerpos en los lugares donde queremos mirar. Creo que aún nos queda mucho trabajo por hacer hasta que haya un click real en nuestra percepción sobre los cuerpos.

P: ¿Una persona puede conectar con su ego mientras da rienda suelta a sus mayores temores?

R: Bueno, al final el ego es un escudito de todo eso. Cuanto más rasco, más me doy cuenta que lo que hay debajo es alguien que está cagado de miedo y que necesita contarse ciertas patrañas para poder sobrevivir y ubicarse en el mundo. Temas como «CALVOGORDOINUTIL» son necesarios enfocándolos en un abanderamiento hecho desde el ego, no creo que sea incompatible una cosa con la otra. Al contrario, si entendemos el ego como la fuerza o la buena imagen que uno tiene de uno mismo, una cosa te puede llevar a la otra. Cuanto más hables libremente de cómo te estás sintiendo, más fácil va a ser poder usar eso como escudo propio.

P: Hablando más sobre el disco, se nota mayor cuidado en la estructura de los temas, incluyendo un mayor número de melodías, una producción única y un arduo trabajo junto a InnerCut. ¿Cómo ha sido trabajar juntos?

R: Has dicho una palabra clave de la que se habla muy poco en el mundo de la música, que es la estructura. Para mí, la estructura ha sido como mi única obsesión en los últimos dos años. Últimamente me estoy dando cuenta que lo que hace que un tema camine o no es la estructura que tiene, es como el ritmo de una peli. Una peli puede tener una idea buenísima, pero si el patrón rítmico no es bueno, no va a ningún sitio, aburre. Y con Inner el gran trabajo que ha habido ha sido ese, se ha centrado más en el trabajo de postproducción exceptuando «Murphy», que es una producción suya desde cero. Inner ha ayudado a dar forma a las ideas que yo llevaba al estudio para buscar cuál era la mejor manera de comunicar lo que quería comunicar.

P: ¿Habías probado esta fórmula antes?

R: La verdad es que no, ha hecho un trabajo que yo nunca había probado conmigo mismo. Cuando yo le produzco a alguien, mi trabajo es acompañarle en su idea, pero irónicamente yo nunca había tenido esa persona que me acompañara a mí. A partir de ahora no vuelvo a hacer un ábum sin un productor al lado, ya te lo digo (risas).

P: ¿Crees que «Terrible» es tu obra maestra?

R: Para nada. De momento, si miro mi discografía hasta el día de hoy, creo que es lo mejor que he hecho, pero no se puede catalogar como obra maestra. Te diría que «4ever Domingo» es un trabajo especial porque fue algo muy colectivo que hicimos durante una temporada, pero como obra miro «Terrible» y me enorgullece ver todo el trabajo que tiene detrás. Nunca me había esforzado tanto para que todo estuviese tan cuidadito.

sr chen terrible

P: ¿En qué sentido te refieres a este esfuerzo?

R: Lo anterior que había sacado me lo había hecho yo todo, desde los temas hasta las portadas. En este disco no, aquí hay un productor, alguien que mezcla, alguien que masteriza, tengo un equipo de gente detrás, unos visuales currados… Es una obra mucho más coral y más común. Y es complicado ceder esta responsabilidad porque, cuando eres el dictador de tu movida, todo sale según quieres. En este álbum, en cambio, ha habido un proceso de toma de decisión en conjunto.

P: ¿Consideras «Terrible« como una forma de reivindicar tu faceta de frontman?

R: Si te soy sincero, considero que estaba usando otros talentos para expresarme porque no tenía la valentía suficiente de ponerme en primera línea de mi movida. De manera más perversa usaba proyectos de otra peña para lograr decir lo que necesitaba. Y cuando me doy cuenta de eso pienso que he sido un productor de mierda todos estos años, no he ayudado mucho a los artistas. Me doy cuenta que con discos como los de Simona o el último de Dami, yo he podido conectar mucho más con el artista porque ya no le pido nada, lo quiero por lo que es, porque me estoy viendo a mí mismo representado como frontman.

P: ¿Es una forma de reinvención?

R: No creo que la palabra sea reinventarse, porque no creo que «Terrible» haya sido una reinvención, sino que ha sido un golpe en la mesa. Ahora voy a medir mucho más los trabajos de las personas con quien colaboro. Es muy difícil que a la gente le entre en la cabeza que soy las dos cosas a la vez, productor y cante. Como que en el imaginario popular ocupas un lugar u ocupas el otro, nunca puedes estar en los dos. Gente como Kanye West tuvieron que parar de producir a otra peña para que se le considerase más. Yo no es algo que quiera hacer, porque disfruto mucho produciendo a otros artistas, pero quizá me tengo que inventar un nombre nuevo como productor para cambiar el imaginario de la gente. Esto lo hacía Mac Miller, por ejemplo.

P: En el imaginario de la gente, además, sigues siendo sólo el productor de Lildami.

R: Sí, y da un poco de pereza. Entiéndeme, sigo trabajando con Dami y todo bien, pero curro con mucha otra peña. Lo que pasa es que Dami es una figura muy mediática y siempre se nos ha vendido un poco en pack. Este año, por ejemplo, ha habido un cambio importante y es que ya no voy en directo con él, he tomado la decisión de decir que no. Este año, si alguien me quiere ver la cara, va a tener que venirse a un bolo mío.

P: ¿Te costó tomar esa decisión?

R: Digamos que se unieron varias cosas que forzaron esa decisión. Una es que me vine a vivir a Madrid, con lo cual pude pillar un poco de distancia. Pero la segunda era esa, intentar separarme en la medida de lo posible de esa concepción de pack. Y entiéndeme, tú no sabes el miedo que me ha dado. Girar con Dami es un trabajo importante, hace fácil 40 o 50 bolos al año y eso es mucho dinero, ¿sabes? Para mí es duro dejar atrás eso y confiar tan directamente en mi mierda. De hecho ya me estaba empezando a afectar, había dejado de disfrutar girando con Dami. Ha sido una forma de quitarme un seguro de vida, desabrocharme el cinturón y ver qué sucede.

P: ¿Crees que el recibimiento que has tenido con «Terrible» ha ido acorde con el esfuerzo dedicado?

R: Ni de coña. El disco ha ido muy bien, pero la ansiedad que se pasa por la autoexigencia y por el miedo que se tiene nunca se ve compensado. Para la gente pueden ser solo canciones, pero para mí este proceso es algo muy personal e íntimo. Son dos años de recolectar ideas, fragmentos de cosas y ponerlo todo junto. También te digo, yo puedo sacar un puto hit mundial y en mi cabeza habrá un circuito instalado que dirá que no es suficiente. Todos tenemos una vocecita que nunca está satisfecha del todo con lo que hacemos y la clave está en saber domarla.

P: Sé sincero, ¿te sientes más valorado por los artistas de la escena que por el propio público?

R: La verdad es que sí, creo que la visión que tienen los artistas de mí siempre ha sido muy buena. También mi manera de tratar a la gente en el estudio creo que es buena y soy una persona con la que trabajar es agradable. Pero sí, tío, es verdad que calar en el público me cuesta horrores teniendo en cuenta que mi proyecto no es una movida mayoritaria, estoy haciendo una cosa más de nicho.

P: Tampoco se es consciente del pastizal que un artista se gasta para hacer un disco.

R: Total. Intenté crear unas visuales diferentes para cada tema, haciendo una importante inversión, y el resultado ha sido nefasto, económicamente ya te digo yo que no sale a cuenta.

P: ¿Tu faceta como productor está sosteniendo económicamente tu andadura como cantante?

R: Podríamos decir que, en vez de ser panadero y que con el dinero que gano haciendo pan me pago los vídeos, soy productor y el curro que saco siendo productor me financia mi trabajo. Y para mí la clave es ir encontrando un equilibrio. Hace un año me planteé muy fuerte reequilibrar la balanza, producir menos y de más calidad. Que cuando salga un disco producido por Sr. Chen la peña diga «ojo porque ha decidido estar con esta persona, ha decidido entrar en este proyecto». Es mi intención pero luego, al final, tengo que seguir pagando un piso, no tengo una familia que me banque ni soy un nepo baby ni pollas. Tengo que pagar las cosas con el curro que hago y ya soy extremadamente afortunado de que mi música como productor me dé dinero para vivir.

P: ¿Estás trabajado en estrategias para sacar beneficio del proyecto como el lanzamiento de merchandising o la realización de alguna gira de conciertos?

R: Cien por cien, ahora estoy en proceso de buscar bolos porque, aparte tío, está mal que lo diga yo, pero tengo un directo que es la polla. Llevo una banda brutal con Jose Benítez de los Big Menú a la batería, y el disco que he sacado es un álbum que en directo se puede disfrutar mucho más. Esa ira en directo tiene mucho más sentido, se expresa mucho mejor. Pero está muy jodido encontrar bolos, tío, el play alimenta que se te contrate. De momento lo único seguro es que vamos a tener presentaciones de «Terrible» en Madrid y Barcelona para septiembre. Y respecto al merchandising, muy pronto salen unas prendas guapísimas de «Terrible».

Juan Fernández

Codirector en busca de un estilo claro. Del hip-hop al rock y tiro porque me toca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *