Smoking Souls | Crónica de una noche accidentada

Smoking Souls | Crónica de una noche accidentada

Podría escribir florituras para esconder mi propia experiencia en este concierto pero iría en contra de contar la veracidad de lo sucedido. Era viernes 26 de marzo y Smoking Souls se preparaba para actuar en el Aula de Cultura del Mediterráneo (Alicante) en su nuevo espectáculo en acústico amoldado a las circunstancias que todos ya sabemos. Junto a ellos, actuaba la banda local Gran Angular, nombre más que reconocido por la zona que vendió gran parte de la pocas entradas puestas a la venta para el concierto.

Antes de levantar incertidumbre y crear expectación sobre una posible crítica hacia las bandas que actuaron allí, debo decir que no voy a escribir nada en contra de los músicos que pasaron por el escenario del auditorio. Demostraron su profesionalidad al saber sobreponerse a los baches que proporciona la vida e hicieron gala de la cultura segura con total respeto a las medidas sanitarias. El problema vino por otras cuestiones que iré comentando a lo largo de esta crónica que buscar la autoayuda. Escribo para consolarme y para demostrarme a mí mismo que hay días malos que pueden imposibilitar que las cosas salgan bien.

Llegamos al centro de Alicante a eso de las 18:30 para recoger nuestras acreditaciones. Alrededor, los primeros fans de Smoking Souls se arrejuntaban en pequeños grupos que guardaban la distancia de seguridad entre ellos como ejemplo de cómo se tienen que hacer las cosas. Mirábamos el reloj para ver cuánto faltaba para la apertura de puertas, prevista a las 19:00 pero extendida unos cuantos minutos más. Eso, a su vez, desencadenó una serie de retrasos que modificaron la hora de salida del primer grupo allí presente.

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Gran Angular | Foto: Juan Fernández

Habían pasado 10 minutos desde que la pantalla del móvil había marcado las 19:30 cuando el indie-rock de Gran Angular apareció para hacer recordar los tiempos en los que los conciertos no se hacían únicamente con guitarras acústicas. Su frontman Jorge sabía que jugaba en casa y lo aprovechó para levantar (espiritualmente, claro) las almas de los allí presentes, muchos de los cuales se sabían todas y cada una de las letras de las canciones que llevaban en el setlist. Presentaban su primer álbum de estudio «Zigoto» y las primeras filas sabían cantar temas como el gran «Plan de Evacuación», un auténtico hit que está diseñado en laboratorio para explotar en directo.

He tenido el placer de toparme con ellos alguna vez, aunque esta fue la diferencial. Ahora tenía la certeza de que era una banda que puede ser muy grande si se lo propone. Al menos ya cumplen las ilusiones de chavales como el que se encontraba en la fila que tenía delante, que fue obsequiado con una púa del bajista de la banda Sergio. Hay que apoyar el talento emergente y una buena oportunidad para ello es asistiendo a conciertos o comprando su disco. Yo tengo pendiente acrecentar mi colección con ese «Zigoto».

Mientras que esto ocurría, mi mente tenía pensamientos recurrentes hacia el horario y el toque de queda. Calculando todas las variables existentes, tenía que salir de allí a eso de las 21:05 para poder llegar a casa a tiempo y que Fernando Simón no se me enfadase. Eso iba a impedir, con total seguridad, que pudiera disfrutar íntegramente el concierto de Smoking Souls. Además, a eso había que sumarle la imposibilidad de acercarme al escenario para fotografiar a los artistas que allí arriba recordaban lo que era ser una rockstar en pleno subidón de adrenalina.

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Smoking Souls | Foto: Juan Fernández

Los laterales y la zona trasera eran las únicas posibilidades que tenía para captar algún movimiento, cosa fácil con los primeros artistas pero más complicada cuando la estética reposada y asentada de los de Pego dieron inicio a su nuevo espectáculo más introspectivo a la par que cercano. Un primer desajuste en la guitarra de Carles Caselles hizo necesaria la doble entrada al escenario, primero para revisar su instrumento y después ya para dar comienzo al espectáculo. Eso sí, tanto él como las personas asistentes se lo tomaron con humor.

Tik tak. Tik tak. Sonaba en mi cabeza cuando Carles y Pau Camps se colocaban en el centro del escenario con sus respectivas acústicas para interpretar «Guarda’m l’aire» solos ante el peligro. Pero no se iba a quedar la cosa ahí, pues aparecerían por detrás sus otros dos compañeros de grupo, Josep Bolu y Miquel Àlvarez, para acompañar el final de la canción con batería y bajo respectivamente.

En ese momento perdí la noción del tiempo. Solo quería poder disfrutar de Smoking Souls el tiempo que pudiera. Tanto fue así que no nos apuntamos el setlist que estaban interpretando en el concierto. Sonaron temas como «La Trinxera», «Volves de Neu», «La Lluna» o «Alcohol i Sal». Decidimos quedarnos al límite con «Referents», una de las mejores canciones que tiene su último disco de estudio «Translúcid» y no podíamos dejar el auditorio sin escucharla en directo (además, es la canción que han elegido para difundir la cultura segura en directo en plataformas digitales).

Smoking Souls | Foto: Juan Fernández

Ya he visto a Smoking Souls en concierto otras muchas veces. Sin ir más lejos, su última visita a la Sala Stereo me tuvo en primera fila cámara en mano y voz afónica. La crudeza de este grupo, sumada a su gran capacidad para el espectáculo, los convierte en una de las mejores bandas a nivel nacional en directo. Sin embargo, este concierto era diferente. Aquí no se premiaban las posturas ni la iluminación. Ni siquiera la destreza en la interpretación de las nuevas versiones de los temas. Se valoraba el sentimiento transmitido, la sensación de afecto entre banda y público.

Era una comunión única y fantástica que no queríamos estropear levantándonos de nuestros asientos, pero las leyes están para cumplirlas. Nos perdimos temas como «Nit Salvatje», «Cançó de la son» o «Adéu» pero no importa si sabemos que los allí presentes pudieron disfrutar de ellas con total plenitud. Porque un concierto en estas circunstancias es una oportunidad única de evasión momentánea, de olvido y libertad. Una actividad que te arrastra por momentos a la vida en los años A.C. (antes del coronavirus).

La #CulturaSegura traza el camino de la responsabilidad a ritmo de música y agradecemos, como no, que el Aula de Cultura del Mediterráneo quisiera contar con nosotros para cubrir un concierto que, accidentado o no, hizo de Alicante un rinconcito algo más feliz.

Juan Fernández

Codirector en busca de un estilo claro. Del hip-hop al rock y tiro porque me toca.

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