Review | Treze Monos – Doze + Uno

Los madrileños Treze Monos han publicado su álbum debut bajo el nombre Doze + Uno
Todos recordamos esa escena nu metal que enamoró a medio mundo. Su época dorada, los noventa, congregó a artistas consolidados en la escena como los Rage Against The Machine de Tom Morello o los siempre polémicos Limp Bizkit. Era una época en la que Public Enemy colaboraba con la banda de thrash metal Anthrax y los Beastie Boys se volvían más duros. Todo empezó a desaparecer con los superventas Linkin Park, y el fallecimiento de Chester Bennington dio por cerrado un ciclo que se había ido empequeñeciendo con el paso del tiempo. Ese meteorito que se evapora a llegar a tierra.
En la escena española, la cosa se ve revitalizada estos últimos años. Hace meses descubría la existencia de los navarros Bourbon Kings, con un rap metal de siglo XXI; pero estamos aquí para reverenciar a los clásicos del género. Treze Monos es ese grupo que nace desde un afán de practicar la música que se escucha, con un referente en el metal como David Ramos de Skunk D.F., y que hace poco vi en concierto actuando junto a Vita Imana; y con Danny Killah, creador de grandes himnos como “Ouh Gyal” o “El Barrio” con Mad Division. Ellos, junto a un equipo que completan Kike Bassnuff al bajo, Mario B. a la batería y DJ Jabbar a los platos.
Con todo esto, acaban de publicar su primer trabajo discográfico titulado “Doze + Uno”, con un estilo noventero que se echaba en falta. Solo hay que escuchar el tema que abre el disco, “Hijos del nu metal”, para ver que vienen a proclamarse los Limp Bizkit españoles. Brutalidad sonora con especial hincapié al directo, donde el bajo es actor principal de una propuesta donde todos se posicionan en las primeras líneas de combate. “Shotgun” aparece como el temazo del álbum. No pierde un ápice de fuerza en los tres minutos de gloriosa envergadura, auténtico himno presente y futuro de la banda. Me recuerda a otra canción que ahora nubla mi cabeza, pero seguro que se trata de una oda. Porque traer tu estilo americano a “Madriz” es mucha responsabilidad sin apoyarte en referentes. Un final apto de cualquier banda de thrash o incluso bombo death estilo Morphium deja paso a un “K.O” más blando. Los decibelios bajan para reforzar el mensaje de superación a los golpes de la vida y que sorprende con un atisbo reggae que Danny trae de serie.
Hasta este momento vemos que el metal llega a sobrepasar con creces el registro urbano de Treze Monos, también en otros temas como “Psycho”, “Recuerdo” o “Vuelve”. Luego hay algunas canciones en las que se olvidan completamente del sesgo rapero, las influencias acaban inundando unas composiciones como “Chandal Metal”, con un final made in Sepultura; o un “No Soy Yo” de corte hardcore tan típico de los extintos Dawn of the Maya o de Teksuo.
Las dos composiciones que faltan por mencionar fueron gratas sorpresas que no me esperaba encontrar cuando me enfrenté a este disco en una cata a ciegas. “Mi Revolución” tiene un estilo mezclado entre los Limp Bizkit ya mencionados y los Duo Kie en su etapa infernal. Esa mezcla produce una fresca sensación que teletransporta a años donde no existía el trap y el rap más demandado era una mezcla entre contestatario y egocéntrico. El otro, rememora al Nach de “Juega” con “NBA / ACB”, una oda al baloncesto y a todos sus protagonistas de ayer y de hoy, tanto de cancha como del lado del comentarista. Es un deporte que ha demostrado algo más que competitividad en este tiempo, orgullo de clase en muchos casos de fenómenos que han comenzado desde la nada absoluta en su barrio.
Tras escucharlo entero varias veces, está claro que no es un disco de rap metal. Engloba algo más genérico de esa ola musical. El nu metal ha vuelto y tiene de nombre Treze Monos. En España siempre se ha idolatrado lo anglosajón, pero es hora de vitorear lo que nace dentro de nuestras fronteras, y más si tiene una calidad sonora y artística como este “Doze + Uno”.