Reunión de brujas con Mafalda y Tremenda Jauría en Alicante

Reunión de brujas con Mafalda y Tremenda Jauría en Alicante

Cuentan las leyendas que, por las noches, las brujas se reúnen en secreto para dar rienda suelta a sus prácticas mágicas y supersticiosas. Como se ha convertido en un secreto a voces, los grupos Tremenda Jauría y Mafalda han comenzado una gira bajo el nombre de El Akelarre, donde recorren ciudades a lo largo y ancho del territorio español para juntar a las brujas del lugar a ritmo de música.

La primera parada de este proyecto tuvo lugar el pasado 5 de noviembre en la Sala The One de San Vicente del Raspeig, en Alicante. Nuestra sala amiga, por la que hemos podido ver a una gran cantidad de artistas del primer nivel, sería la primera parada de un evento que daría mucho que hablar en los días venideros. Es por ello que, al entrar, pudimos ver una gran cantidad de personas que no se querían perder a ninguno de los dos grupos que compartían cartel.

El primer dato ya me hacía mucha ilusión. No era un concierto con artistas invitados, tanto Mafalda como las Tremenda se dividían al 50% el protagonismo de esta gira, dejando de lado cabezas de cartel y protagonismos varios. Son dos grupos que han coincidido en muchos otros eventos y que se habían dado la mano para llevar a cabo estas jornadas de la manera más sana posible.

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Tremenda Jauría | Foto: Marc Pujalte

Todos, a priori, podíamos intuir que la reivindicación transfeminista de ambas formaciones era muy similar en cuanto a contenido y lucha, pero de ahí a llevar a cabo una serie de conciertos en conjunto hay un tramo. Los grupos suelen tener un grado de ego que les acaba tirando para atrás la idea de compartir protagonismo, pero pudimos comprobar que no era el caso de ninguno de los dos que esa noche de sábado veríamos sobre la tarima de la antigua Nave 8.

También me servía como excusa para reencontrarme con dos grupos que he disfrutado mucho en directo en mi adolescencia y que perdí la pista tras una época marcada por el coronavirus y por la cancelación de festivales. Por ello, sería disfrutar de nuevo sus conciertos como si de la primera vez se tratara.

Las primeras en aparecer fueron Tremenda Jauría, que presentaban un «Todxs Igual» que afianza un cambio de estilo gradual que estábamos viendo en los madrileños. Han conseguido pulir sus asperezas y ampliar su registro en un disco que, para mí, es el mejor que han sacado hasta la fecha. La progresión ascendente de la banda ha permitido que podamos disfrutar de grandes temas como «Cayena» o «El Botín», diferentes de los bangers que caracterizaban hasta hace poco su carrera.

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Tremenda Jauría | Foto: Juan Fernández

Ahora promocionan su música sin máscaras, con la carita destapá y con un directo mucho más variado y disfrutable. Aunque a pesar de esto, siguen sonando con su esencia electrónica y reggaetonera, pero añadiendo nuevos sonidos a lo ya esperado por el público; algo arriesgado habiendo visto el éxito cosechado por trabajos como «Mordiendo» o «Codo Con Codo».

En cuanto a lo visto en el concierto, fue una auténtica fiesta que los asistentes pudieron degustar y bailar como si nadie estuviese mirando. Sonaron temas como «Te Echo de Menos», «Toque de Queda», «Akelarre» y grandes himnos de Tremenda Jauría como «Esta Noche», «Con Tol Deskaro» o «Tu No Eres Mi Papi». Entre medias pudimos ver una colaboración de Vera y Bárbara por sorpresa y una caída aparatosa de su frontwoman a la que se sobrepuso sin problemas.

Han mejorado en todos los sentidos. Ahora es una banda todavía más compacta y segura, capaz de hacer bailar a todos y cada uno de los asistentes a un concierto suyo y de demostrar que la lucha se hace bailando. Qué trillada está esa frase pero qué real es. Si sigo tirando de obviedades más leídas que la biblia puedo decir otras perlas como «al mal tiempo, buena cara» con alguna referencia a la extrema derecha europea o recalcar que se puede hacer reggaetón libre de machismos.

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Mafalda | Foto: Marc Pujalte

Bromas aparte, esperaba menos de una actuación que sació sobremanera mis ganas de concierto reivindicativo. Hacía tiempo que, perdido en el egotrip del rap, perdí la pista de los grupos que disfrutaba y quemaba en festivales del litoral valenciano. Creo que es positivo de vez en cuando despegarte de estas bandas y reencontrarte con ellas en un punto del camino, momento en el que te es más fácil comprobar su evolución musical y disfrutar más aún sus nuevas composiciones.

Por ello, cuando le tocó el turno a Mafalda, el camino que había abierto en mí Tremenda Jauría me permitió disfrutar de las dos actuaciones como si de una sola se tratase. Y eso que los estilos no son precisamente similares. En «Les Infelices«, la banda valenciana ha conseguido aumentar la dosis de garra predominante, siendo también fieles a los momentos de templanza necesarios en cualquier composición musical.

La actualidad de Mafalda, al contrario que con Tremenda, no se llegó a ir de mí con el paso del virus. En cuanto salió el disco, me lo compré inmediatamente y pude saborearlo hasta que coincidí con el grupo en un Barraques de Sitges condicionado por los asientos y las mascarillas.

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Mafalda | Foto: Juan Fernández

Pero ahora estábamos de pie y con la posibilidad de entrar a pogos. Si eso no es felicidad en estado puro, ser feliz es imposible. Porque escuchar temas como «Necesarias Pero Absurdas», «En Guerra», «La Llorona», «Agua Negra» o demás clásicos es un verdadero placer. Pero intercalarlas con canciones más recientes como «Cura Sana», «Les Infelices» o «Los Chicos No Lloran» crean una atmósfera aún más disfrutable.

No podía estar yendo mejor el primera akelarre confirmado. Tanto público como artistas estaban demostrando lo bien que se lo estaban pasando y la comunión que había entre ellos. Fui muy feliz al recordar momentos pasados. Aquel concierto en la desaparecida Sala Marearock del puerto de Alicante, teloneadas por El Kamión de la Basura y siendo la primera vez que veía un directo del grupo. Aquel concierto en el Pirata Rock de Gandía a las tantas de la noche. O aquel pandémico evento en Sitges. Entre medias, una infinidad más de veces que he disfrutado de lo lindo con Marcos, Vera, Bárbara y compañía. Habiendo visto la evolución en los pantalones de Antoni, de bañador amarillo a vaqueros «de gala» y con incorporaciones de por medio como la de Mireia al saxo.

Y todo esto solo es posible con la admiración que tengo a proyectos como este que me acompañan desde hace muchos años. Que han acompañado mi evolución social y política, y que han formado mi poder de pensamiento. Por todo esto, El Akelarre me mostró que estas reuniones de brujas tienen un fundamento más bien bonito. Incluso poético, me atrevería a decir. Porque cuando sientas que estás perdido, que necesitas encontrar lo que te hace feliz, la música estará allí. Y con ella, las brujas.

Juan Fernández

Codirector en busca de un estilo claro. Del hip-hop al rock y tiro porque me toca.

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