Rabolagartija 2019 | Crónica del tercer día (17 de agosto)

Rabolagartija 2019 | Crónica del tercer día (17 de agosto)

Último día del festival de Villena, con la gran sorpresa de un grupo: Jamones con Tacones

No sabíamos cómo habíamos llegado al último día con batería y espacio en la cámara, pero el sábado 17 de agosto iba a ser la última jornada del Rabolagartija, con la previsión de actuaciones de la talla de Rozalén, Juanito Makandé o La Maravillosa Orquesta del Alcohol. Pero al ser el final a una edición de infarto, y acudiendo siempre a artistas que teníamos marcados previamente en nuestra hoja de ruta, caímos en la necesidad de descubrir nuevos artistas y qué mejor sitio para ello que el escenario Caparrilla.

Jamones Con Tacones
Jamones Con Tacones | Foto: Juan Fernández

Fui engañado por un amigo. Cuando quise darme cuenta, me llevó al escenario más alejado para disfrutar de uno de los grupos que más le gustaban: Jamones con Tacones. Ahora, echando la vista atrás, no me puedo alegrar más por esa decisión que me llevó al descubrimiento del verano. Todo apuntaba bien cuando nos encontramos a Beatriz Romero y Rozalén camino del Stage, pendientes de subir al escenario con los murcianos y por eso no pudo pararse a hacerse la foto con nosotros. Cosa más que comprensible. Y de repente nos vemos pasadas las 19 de la tarde, rodeados de gente con ganas de fiesta y preparados para un concierto sin expectativas por mí parte.

Y fue la mejor apertura posible del día. Me encantaron desde el minuto uno, gracias a su forma de dirigirse al público, tan amena y campechana, como por sus composiciones alegres y dicharacheras. Una vez comenzado recordé haberlos visto cantar junto al bueno de Pedro Pastor e incluso pasar por algún tema suyo más. Pero la energía que transmiten en directo es incomparable. Con un primer disco, “Lukin For De Fango”, y otro con colaboraciones llamado “Música Soterrada”, montaron una fiesta con temas de la talla de “Delicatessen”, “Somos Jóvenes” o la movida “Carne Fresca”. Como bien he comentado al principio, la gran María Rozalén se pasó por el escenario pequeño para cantar “Mi Mongola Favorita” junto a sus amigos y compañeros de grupo en su proyecto individual. A estas alturas, es imposible ver a la cantantautora en un escenario pequeño, por lo que había que dar gracias por esa cercanía de la artista y acceder a subirse con sus Jamones con Tacones. A mí, tras sudar de tanto baile, me dieron ganas de adquirir su disco, cosas de gente antigua que en mí sigue funcionando. Mientras lo pido en su tienda, os recomiendo escuchar a estos seis murcianos, no os dejarán indiferentes.

Rozalén
Beatriz Romero (Rozalén) | Foto: Juan Fernández

Y barríamos para casa, pues el siguiente concierto no era otro que la de la cabeza de cartel del Rabolagartija por segundo año consecutivo. La voz de Rozalén volvía a Villena para aupar hasta las nubes a un respetable sediento de sentimentalismo. La primera vez que vi a esta artista en concierto, fue en la edición pasada con los cameos en Kase.O y La Pegatina. Ahora, ya van cuatro conciertos de la albaceteña y tenía ganas de ver con qué sorpresas nos iba a deleitar esta vez. Podríamos basarnos en desengranar ese setlist tan popular con temazos tempraneros como “El Hijo de La Abuela”, “Vivir” o la emotiva “Justo” con speech inicial, pero preferimos anotar sensaciones. Una de ellas es la disparidad de personas que, no solo van a su concierto, sino que se saben las canciones en su totalidad. Esto no deja de ser un festival lleno de variedad, pero siempre es en Rozalén cuando las familias se juntan para disfrutar de un concierto con sus hijos e hijas pequeñas. Tiene ese efecto convocador que solo poseen las más grandes. Niños, adolescentes, adultos e incluso personas mayores; muchos de ellos con lágrimas en los ojos, fueron partícipes de un recital sensacional que mezclaba la dulzura con el virtuosismo.

Queríamos sorpresas y María de los Ángeles Rozalén Ortuño, con un segundo nombre que la identifica sobradamente bien, comenzó a interpretar la maravillosa composición de Chavela Vargas “La Llorona” cuando, de la nada, apareció la ilicitana Alba Reche empastando su voz con la de la cantautora como si lo llevasen haciendo toda la vida. Posiblemente estábamos ante dos de las mejores tesituras vocales de todo el país, tan afinadas y agradables al oído que los vellos se erizaban para sentir de cerca la música. Los festivales no son solo fiesta, trasnochar y beber; también hay tiempo para los buenos paladares. Solo puedo dar las gracias por este recuerdo que quedará en mi memoria de por vida. A su lado, “Comiéndote a Besos”, “La Puerta Violeta” y “Girasoles” se tornaron minúsculas dentro de su magnitud. Gracias a la música por darme estos momentos de vitalidad.

ZOO música
ZOO | Foto: Juan Fernández

Por último, y como colofón a tres días intensos de festival, teníamos que ir al concierto de ZOO. En ese momento no me encontraba muy bien, a base de pastillas contra el dolor de cabeza, pude disfrutar de un concierto condicionado por un hinchable enorme, en forma de balón de fútbol, que sobrevolaba las cabezas de los allí presentes. Y pesaba demasiado, tanto que no podría ser bueno para la integridad física de las cabezas agolpadas en el escenario Rockberto. Centrándonos en el concierto de los valencianos, cabía destacar la expectación provocada al tratarse de la recta final de su gira, y previa a un descanso más que merecido.

Con todo esto, el público disfrutó de lo lindo de la actuación con pogos continuos, y una incesante manera de corear todas y cada una de las canciones. Sonaron temas de todos sus trabajos como “El Cap Per Avall”, “Corbelles”, “Omertà” o “Ventiladors”. Pero no se quedó ahí todo porque también pudimos disfrutar, como venía siendo costumbre desde hace relativamente poco, de “Rituales de Santería”. También hubo tiempo de colaboraciones como la de Mafalda en “Presoners”, para aportar la fiesta a un festival que ya iba llegando a su fin. Siempre es complicado hacer crónicas de artistas que has cubierto un número difuso de veces, pero siempre acaba ganándole el corazón a la conciencia. Espero que el descanso sea más corto que largo, pues necesitamos a Panxo y compañía por los escenarios, su hábitat natural. ZOO se merecen todo lo bueno que les está pasando, y solo queda darles la enhorabuena.

También hubo tiempo de colaboraciones como la de Mafalda en “Presoners”, para aportar la fiesta a un festival que ya iba llegando a su fin. Siempre es complicado hacer crónicas de artistas que has cubierto un número difuso de veces, pero siempre acaba ganándole el corazón a la conciencia. Espero que el descanso sea más corto que largo, pues necesitamos a Panxo y compañía por los escenarios, su hábitat natural. ZOO se merecen todo lo bueno que les está pasando, y solo queda darles la enhorabuena.

Con esto finiquitado, disfrutamos a La Excepción del Langui sentados desde las mesas de picnic situadas al final del recinto. No soy muy fan de ese rap tan infantil que tienen estos dos MCs, pero a la gente parecía gustarle y eso es lo importante. Por último, y ya poniendo punto y final al Rabolagartija, esperaba Mafalda con su peculiar estilo que se ha tornado más rockero con el paso de los años. Esto lo tengo que desengranar en otro medio, pero lo único que puedo decir es que, como el buen vino, mejoran con los años. 

Sobrepasadas las cuatro de la mañana, era hora de coger por última vez el camino hacia el camping. Al día siguiente tocaría dar rumbo a casa con la desastrosa imagen que dejaron en nuestra retina todos los plásticos que algunos de los asistentes dejaron tirados por el suelo. La coherencia no se salva ni en festivales de carácter reivindicativo. ¿Hipocresía?

Juan Fernández

Codirector en busca de un estilo claro. Del hip-hop al rock y tiro porque me toca.

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