mAthe: «Aunque vengo del rap, mi espíritu se aproxima más a la electrónica»

Una mente imparable y un artista en todo su esplendor. Comenzó aportando su desbordante creatividad en diferentes ámbitos como las artes gráficas, pintura, fotografía o street art pero no quiso quedarse ahí. La ambición de mAthe le llevó a introducirse en el mundo musical y, desde entonces, es un no parar constante. Su última referencia se titula «Ceci n’est pas un disque» y ya es el décimo álbum apuntado en el repertorio de este artista multidisciplinar. Aprovechando el lanzamiento, mAthe nos respondió una serie de preguntas acerca de su disco o, más bien, su no-disco.
Pregunta: Para quién no te conozca, ¿quién es la persona que se esconde detrás de mAthe?
Respuesta: Ángel Carrascal. Cada vez me escondo menos, de todas formas. Debe de ser por la buena mano de Marina Muzsi, que es una fotógrafa increíble.
P: En total ya llevas 10 álbumes a tus espaldas desde que te adentraste en la música. ¿Descansar no está en tu diccionario?
R: Soy muy intermitente. Más que coger y dejar la música, estoy fuera de ella, excepto en períodos cortos, aunque muy intensos, en los que me obsesiona una idea, un proyecto, y me meto a tope con él hasta que lo convierto en un disco. Pero no tengo integrada la composición en mi día a día, no me dedico a ella todo el rato. Soy una persona creativa pero solo en algunas épocas lo plasmo en canciones. Al final, la gran mayoría estamos aquí por amor al arte, más allá de los tópicos y de la concepción romántica que pueda tener. Nos gusta hacerlo y punto. Yo tengo mi curro aparte y no necesito hacer nada que no quiera. Cuando me meto en el estudio lo hago porque quiero, cuando quiero y con quien quiero, ¿sabes? Eso es un tesoro del que soy muy consciente. Además, hacerlo así es mucho más divertido. Lo contrario es onanismo. Y es un coñazo.
P: Ese amor al arte también ha venido desde diferentes ámbitos como las artes gráficas, la pintura, la poesía o la fotografía. ¿El hecho de cultivarte en esas áreas ha sido clave a la hora de hacer tu música?
R: Para mí, la música es una plataforma más de creatividad, no la única. En este caso, el proceso de creación ha sido un juego a varias bandas, especialmente con Judah y con Xabi Zirikiain. Hemos entrelazado el contenido, el sonido y la estética y creo que por eso el resultado es tan arty, empezando por el nombre del disco. Mi idea era hacer un proyecto multidisciplinar, que no se quedara solo en un puñado de canciones. De ahí el booklet, las fotos… En mi opinión, la manera de crear hoy en día debe caminar hacia eso, al menos en lo que a los artistas independientes se refiere. Tenemos que dialogar entre nosotros. Ese tiene que ser nuestro valor añadido y lo que nos permita ofrecer un producto original, que nos diferencie del plástico uniforme y aburrido que fabrican las majors.
P: En la nota de prensa tu nombre siempre va asociado hacia el rap experimental, algo realmente poco usual a nivel nacional. Sin embargo, has comentado anteriormente que es una etiqueta más. Aún así, tu música es realmente diferente, atípica a lo que estamos acostumbrados. Para quien no te haya escuchado, ¿cómo definirías la música que haces o, categóricamente hablando, el rap experimental?
R: Entiendo que las etiquetas son necesarias para que la industria, los medios y el público te sitúen en un lugar concreto pero intento que no me limiten a la hora de crear. No voy a dejar de hacerme un reggaetón o una balada porque se me haya puesto el sello de rapero experimental. Lo que sí intento es hacer algo propio. Me aburre mucho escuchar siempre lo mismo. La etiqueta de “experimental” está muy barata, ya no tiene ningún mérito. Cuando el 99% son copias de copias sin un ápice de originalidad, tienes que hacer muy poco para ser el raro de la clase.
P: Presentas “Ceci n’est pas un disque”, tu nuevo álbum. Normalmente, cada disco suele tener su significado. En tu caso, ¿qué querías conceptualizar con este álbum?
R: He intentado que cada tema pudiera ser el mejor que he hecho. En “Ultramarinos” miré hacia atrás, cribé las canciones que quería que quedaran para el futuro y me di cuenta de que lo que más importaba al final del día era precisamente eso, hacerlo bonito y atemporal. El discurso global está bien, siempre suma, pero es accesorio. En este disco, el mood es exactamente ese, que no haya nada prescindible, pero mirando hacia adelante. El discurso ha venido después. En este punto, prefiero buenas canciones a un discurso complejo. Un no-disco a un disco.
P: ¿Dónde crees que radica la diferencia con respecto a tus anteriores trabajos?
R: Siempre he enfocado mis discos como un arquitecto, pero esta vez lo he hecho como un artesano. Solía pensar primero qué canciones debían formar su columna vertebral y cuáles debían ser los temas satélite, su ritmo, su orden, su cadencia… Me imponía esta obligación como quien diseña la estructura de un edificio, iba de lo macro a lo micro. En el plano artístico, la creación era totalmente libre pero, a nivel de planteamiento, intentaba que todo fuera racional, cerebral. Esta vez, el enfoque ha sido diametralmente distinto. He ido haciendo los temas según me ha apetecido, disfrutando mucho del proceso de creación, del detalle… Tenía muy claras tanto la idea general como la estética y el sonido, pero todo ha sido súper fresco y ha ido creciendo espontáneamente, de manera natural y sin nada preconcebido. A partir de ahí, he ido podando y he intentado que no sobrara ni una línea, que cada elemento tuviera un sentido claro.
P: Lo cierto es que, a pesar de que líricamente se puede acercar al rap, en tu música se puede apreciar una relación con la electrónica. ¿Entiendes tu música más a través de la electrónica?
R: Vengo del rap pero mi espíritu se aproxima más al de la electrónica. No solo musicalmente. Actualmente, tengo mucha más relación con artistas, sellos y promotores de ese mundo que del rap. Aun así, mis rudimentos básicos son hip hop, tanto en la música como en otros ámbitos. Me he criado en él y es el idioma que sé hablar. Pero me apetece más ir a un live de beGun, por ejemplo, que a un concierto de cualquier rapero del panorama.

P: De hecho, en el disco incluyes remixes electrónicos de “Crudo”, “Zeitgeist” y “Bastardo”. ¿Por qué?
R: Intento que mis canciones no sean de usar y tirar, que tengan varias capas. Mido mis frases, intento hacer letras con cierto contenido y que no caduquen a la primera escucha, que tengan recorrido. Eso me permite jugar y dar la vuelta a algunas de ellas, cambiar su enfoque y ver qué significados adquieren con un contexto musical diferente. Me mola hacerlo. Este disco es un ejemplo claro: Doc Diamond convierte “Crudo” en un tema retrofuturista a la altura de la OST de Drive, YDVST inunda de subgraves y de humo “Zeitgeist” y BSN Posse llevan “Bastardo” al nu jazz electrónico más vanguardista. Me flipa cómo han construido canciones que, manteniendo la esencia de las originales, están en universos totalmente diferentes.
P: Siendo una mezcla tan vanguardista, ¿por dónde pasan tus influencias a la hora de inspirarte?
R: Las emociones. No hay nada más inspirador que un sentimiento fuerte. Da igual que sea positivo o negativo.
P: Has vivido en diferentes ciudades como por ejemplo Madrid, Tokio e incluso Dakar. ¿Qué te han aportado estas vivencias?
R: Inspiración y distancia. La primera es necesaria para hacer buena música. No se puede contar nada sin tener experiencias que den algo que decir. La segunda es necesaria para poder hacerla. No hubiera tenido el impulso de meterme en un estudio si no hubiera salido de Madrid.