Lino Suricato | En busca de un hueco en el panorama nacional
Voy a contaros mi experiencia con este artista. Cómo lo conocí y cómo me impregnó de sentimientos encontrados que me obligaron a escribir este artículo y a mantener contacto directo con él. Esto, a su vez, pretende dar relevancia a esos jóvenes artistas con mucho talento pero que parecen pasar desapercibidos por el gran público. Y es que la escena nacional es inmensa y cada vez es más difícil poder conocer proyectos más pequeños que se gestan, traduciéndose en miradas a bandas más afincadas en el panorama por parte de los medios de comunicación y, por ende, de los oyentes.
Afortunadamente, las redes sociales e internet permiten hacer una gestión publicitaria más provechosa para este tipo de artistas y, mediante un anuncio de Instagram, llegué hasta Lino Suricato. Ahí, descubrí que estaba en fase promocional de «Todo Me Arde, Todo Me Hiela«, su segundo trabajo discográfico. Curioso de mí, lo siguiente que hice fue ahondar en su perfil de Spotify y lo que escuché me sorprendió gratamente. Un estilo pop-rock con alma cantautora, una sencillez compositiva pasada a la melodía con banda. En ese momento supe que tenía que ceder un espacio de «Fuera de Base» al artista de Plasencia.
Actualmente la web, a contracorriente de lo sucedido en el mundo de la cultura a causa de la crisis sanitaria en la que estamos envueltos, ha intentado dar mayor apoyo a la cultura general sin entrar en géneros específicos ni nombres concretos. Y aquí os traigo un artículo sobre cómo se puede llegar hasta tu público en un mar de artistas intentando llegar al consumidor. Hay mucha oferta y la demanda se concentra en reductos concretos de bandas o músicos ya consagrados. Los que no, parecen virar en la orilla, estancados, esperando llegar a alguien. Pero benditas redes sociales, qué útiles son cuando quieren.
Biografía del artista
Ángel Hernández es un artista extremeño nacido en 1990 en Plasencia. Desde joven ya se le notaba la vena artística, tanto es así que con 14 años formó la banda «Cuarto Creciete» que mantuvo hasta el año 2013, llegando a grabar un EP llamado «Algarabía». A partir de aquí llegó el momento de independizarse musicalmente y dar rienda suelta a su etapa en solitario con cambio domiciliario incluido. Madrid fue el sitio perfecto para dar comienzo al proyecto más personal de Lino Suricato.
Dos años después vio la luz su primer trabajo discográfico «No Sé Qué Pasará Mañana» (2016) bajo una exitosa campaña de crowdfunding que llegó a su objetivo. Dentro de ese álbum podemos encontrar temas muy interesantes como «Dame un Minuto Más» en colaboración con el gran Isma Romero o la blusera «Loco Por Vivir». El blues y el rock sureño parece abordar este trabajo con el que se comenzó a labrar un nombre. Pero la confirmación de su yo artístico llegó el pasado año con el lanzamiento de su último disco.
Un álbum que hiela y quema
Un hielo, con su solidez y consistencia fría, en contacto constante con la piel, acaba quemando. Tan diferentes y a la vez tan similares. Así se presenta Lino con este disco donde decide abrir su interior y convertir sus vivencias en canciones que interpretar. Esta implicación se torna visible en una de las frases que acompañan el interior del digipack: «En este disco intento transmitir mis inquietudes, mis sensaciones, mi forma de ver la vida; a veces ardo interiormente y me como el mundo, otras siento el hielo y me vengo abajo». Esta dualidad es la que ha conseguido perfeccionar un disco tan diferente en cuanto a sentimientos transmitidos.
Le costó publicarlo, se sincera. Pero el resultado ha merecido cualquier conflicto interno que haya vivido. Durante los ocho tracks que componen «Todo me Arde, Todo me Hiela» tiene una esencia intrínseca capaz de captar la atención durante los treinta minutos que dura la reproducción completa. Y es que la producción supera con creces lo que habíamos oído hasta ahora de él, aportando un cariz más popero a sus composiciones pero con unos riffs bastante eclécticos. Comienza con un «Tú Me Dirás» pegadizo y de fórmula radiofónica pero esta es solo una de las variantes que toma el álbum. Para notar la diversidad de estilos podemos observar «Tú», una canción de guitarras rápidas que desemboca en un mar de palmas y ralentización melódica. Una montaña rusa sonora para la que han colaborado Cris Méndez en «Tengo Que Olvidarte» y el delinqüente Canijo de Jerez en «Roto».
Las últimas canciones dejan un listón muy alto. La guitarrera «Los Sueños» y la coreable «Sangro» son dos auténticas joyas musicales, las mejores del disco para mí. Y es que Lino tiene potencial para llegar muy lejos y hacerse un hueco en un panorama que le está esperando. Le deseo mucha suerte en el futuro de su carrera y esperemos que, cuando se pueda, tenga la oportunidad de presentar este trabajo en directo y poder estar yo ahí para presenciarlo.