La Quevedomanía inunda Torrevieja
El festival Colorín Colorado puso punto y final a un verano cargado de eventos festivaleros a lo largo y ancho de todo el país. Para ello, la organización del Brilla Torrevieja confeccionó un cartel que intercalaba éxitos de hoy con promesas del mañana. Lideraba Quevedo, pero en el line up encontrábamos nombres de obligada escucha como Safree, Soge Culebra o Jonathan Pons. Y sí, Recycled J, posiblemente mi artista favorito de la actualidad, también anunció su presencia en el festival.
No os voy a mentir si digo que tengo sentimientos encontrados con lo vivido el pasado 17 de septiembre en Torrevieja. Me lo pasé en grande pudiendo descubrir por primera vez la puesta en escena de la gran Safree o disfrutando de la magnífica voz del murciano Soge. Pero todo se tuerce cuando el público sólo tiene la única intención de ver a Quevedo sobre el escenario del parque Antonio Soria. Y ya. Sin la mínima intención de apoyar al resto de artistas confirmados.
Evidentemente esto no corresponde a la totalidad de los asistentes pero sí a un porcentaje muy amplio. Varios comentarios en los conciertos previos me hicieron ser consciente de una realidad algo injusta: la fama hace que todo el mundo te conozca, para bien o para mal. Y si tus seguidores son irrespetuosos, te tocará cargar con el muerto.
Nosotros llegamos al recinto a primera hora para poder presenciar la actuación de todos y cada uno de los cantantes que se subirían a la tarima ese día y, aunque no conocíamos a Jonathan Pons, fue el primer artista que degustamos de principio a fin de su actuación. El natal de Torrevieja, aunque residente en Madrid, tenía una propuesta urbana en la que su sonoridad muy actual le ha permitido colaborar con gente como Sesentay6 en una interesante «Como Balenciaga».
El sonido dio algunos fallos en su actuación pero eran incidentes externos en los que nada podía hacer. Era la apertura de un festival que iría perfeccionando esos errores conforme se iba acercando la noche. De momento ya nos había brindado el descubrimiento de un artista que, tras un stalkeo posterior, podemos decir que tiene grandes temas como «Desconfiando», «Umami», «Crema» o «Placer».
No se iría muy lejos porque después saldría al escenario una Safree con la que colabora en la flamenca «Rumba de pena y veneno». Entrábamos en terreno conocido, pues tocaba la actuación de una artista de la que ya hemos hablado alguna vez. Su último tema, «Lengua de Serpiente», había mostrado una renovación de su música que seguía la línea de otros sencillos como «Veneno» o «Ramita de Romero».
Entre el setlist que nos brindó, se encontraban otras canciones como «Melocotón», «Ay Mi Corazón», «Raíces» o la sorpresa de un tema inédito que decidió regalar a los allí presentes. Hubo tiempo de bailar rumba con Jonathan Pons y de bajar a cantarle al público cara a cara. La puesta en escena fue sorprendente. El poderío de la sajeña encima del escenario le llevó a mantener la atención de los asistentes, sumándole un currado fondo digital en la pantalla situada detrás suya.
Pero claro, si no es Quevedo el que te dice que te agaches previo al breakdown de la canción, pues no lo hacen. Pese a que la química entre artista y respetable fue muy buena, ese pequeño detalle manchó un poco una actuación que pudo ser redonda. La de Sax se tiene que sentir orgullosa del papel que realizó, pues seguro que ha generado nuevos adeptos a su música.
La velada siguió con Soge Culebra. El de Murcia mostró con creces la buena voz que tiene enlazando canciones de difícil tonalidad. En la parte vocal iba sobrado, aunque se mostraba inquieto cuando se trataba de conversar con el público. Pudimos apreciar a un artista tímido que pierde esa timidez cuando le tocaba cantar. Se crecía siempre que escuchaba una melodía pinchada por Jim Morrisound.
La actuación fue bastante potente, con temas de reconocido prestigio como «7 Lágrimas», «Distancia» o «Sin Alas»; pero con algunas sorpresas como la interpretación del tema «Mi Nave» incluido en el disco de su amigo Walls o la leakeada de un nuevo tema que sonaba apasionante. A ratos le acompañaban sobre el escenario dos bailarinas que llenaban los huecos con sus coreografías pero que a mí, personalmente, me sobraban.
Aquí la gente empezó a tomar consciencia del sitio en el que estaban y cada vez más ansiosos comenzaban a desesperar por no ver la hora de que saliese Quevedo. Eso, en cambio, fue muy contraproducente para el penúltimo artista del día. Recycled J se tendría que enfrentar a un público difícil. La resistencia del respetable frente a la intención del madrileño. Era una partida de ajedrez en la que perderían todos.
La actuación de Jorge fue espectacular. Comenzando directamente con «Maravilla», y con una banda que afianzaba aún más su sonido en directo, Selecta y él hicieron lo que mejor saben hacer: presentar hits, uno tras otro. Pudimos escuchar canciones como «Sabe a Chicle», «Por la Pasta», «Aunque Digan Que Yo», «Angelito» o «Bambino». Cada tema constataba la gran carrera que se ha formado el madrileño, un artista que ha trabajado a contracorriente de críticas y habladurías, siendo fiel a una manera diferente de entender la música.
Y el apoyo de sus hijos de la ruina ha sido incondicional para poder llegar a este punto, hecho del que no se olvida y, por ello, tampoco faltaron temas del trío más gamberro del urban español como «Nosotros», «Sudores Fríos», «Cicatrices» o «Más Alcohol». Pero de nada sirve pelear si tus golpes no van a ningún lado. La mayoría de los presentes estaban con la Quevedomanía en vena y, por mucho que la actuación de Jorge rozase la excelencia, la gente no estaba por la labor de apoyar otras actuaciones que no fuesen la de su ídolo.
Visto esto, sólo cabía esperar. Del conciertazo, el mejor del día para mí, de Recycled J, pasamos al colofón final con nombre propio. Todo el mundo ha escuchado sus canciones. Ha alcanzado el número uno internacional poniendo a sus islas canarias en el mapa. Quevedo no se esperaría cuando subió el remix de «Cayó la Noche» que ese detalle marcaría su destino en la música.
La ovación se hizo notoria cuando el joven artista pisó el escenario del Colorín Colorado. Toda Torrevieja se puso patas arriba, dejando ver una enorme cantidad de jóvenes pupilos musicales (niños y niñas que no superarían los cinco años) sonrientes de ver al cantante del verano. Es bonito ver cada vez a más gente joven apoyando la música en directo, fruto de unos padres que regalan cultura a sus hijos. Y esta cultura tenía como nombre temas más que escuchados como «Sin Señal», «Nonstop», «Ahora y Siempre» o «Si Quieres Frontear».
También tuvimos tiempo para testear cómo suena en directo su última canción «Vista al Mar», disfrutar de la aparición de su compañero Juseph o de las repetidas bromas hacia un Linton que se rezagaba al fondo del escenario. Pero todos eran conscientes de que lo que mejor respaldaría su actuación sería la recta final. Una recta final que tenía dos canciones en concreto en la recámara. La primera, cómo no, la canción que catapultó su nombre al estrellato. «Cayó La Noche Remix» levantó los flashes y las cámaras de la gran mayoría de los espectadores, pero todo se incrementó cuando el artista dejó el micrófono en el suelo para que la Session #Vol. 52 pusiese la guinda a un pastel delicioso. Absolutamente todo el mundo cantó el «Quédate» como si no hubiese un mañana. Una estampa que reflejó a la perfección el fanatismo hacia el artista.
Y con esta imagen acabó para nosotros un evento que nos dejó varios apuntes especiales: la problemática de crear festivales enfocados a un único artista y la efímera capacidad de apoyo de un respetable que no estuvo nada fino.
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