Fyahbwoy: «Tenemos que apoyarnos entre todos para hacer escena»

Fyahbwoy: «Tenemos que apoyarnos entre todos para hacer escena»

Hay dos tipos de jóvenes. Los que se adentraron en el mundo de la música escuchando al chico de fuego y los que no. Elán Swan Fernández (Madrid, 1979), más conocido como Fyahbwoy, ha sido una de las puntas de lanza más importantes que ha tenido el dancehall en nuestro país. El EP «Ni Chance Ni Try» (2006) le dio la oportunidad de que muchas personas lo descubriesen, pero su trabajo «Innadiflames» (2009) lo consolidó en el reggae español. Ahora está de estreno con su nuevo trabajo discográfico «Equilivrium» (2022), un disco en el que sigue experimentando con su música y demuestra que todavía hay Fyahbwoy para rato.

Pregunta: Vuelves a la actualidad musical con un “Equilivrium” que refleja a la perfección dos vertientes antagónicas, oscuridad y contundencia frente a la vibra positiva que caracteriza el género. ¿Es un reflejo de tus emociones internas esta dualidad que se percibe en el trabajo? 

Respuesta: Totalmente. Creo que desde el comienzo de mi carrera he conseguido reflejar mi espíritu o las emocionas que me recorrían en el momento de realización de cada trabajo. Este disco cierra una etapa de unos años que han sido muy malos para todos, y para mí a nivel personal, y refleja un poco ese equilibrio de la vida que hay que buscar continuamente para mantenerse a flote.

P: De primeras sorprende que, en un momento en el que toda canción pide ser single, desafíes a la industria publicando un larga duración de 18 pistas. ¿Por qué sentiste la necesidad de incluir tantos temas en el tracklist final?

R: El modo de creación de este disco ha sido diferente al de los anteriores. Ha sido un proyecto hecho al 80% con Acción Sánchez (SFDK) y he estado desplazándome continuamente a Sevilla durante dos años para crear juntos. Nunca habíamos tenido ese proceso de encerrarnos para crear. Al principio, llegué con una situación personal muy complicada y no estaba en mi mejor momento. Eso conllevó que descartásemos el primer tema que hicimos juntos porque no estaba al nivel de lo que vino después. Tras dos años haciendo muchas canciones, había una intención clara de tener una base amplia de temas que nos permitiese descartar para quedarnos con lo que más nos transmitiera.

P: ¿Cómo es ese proceso de descartar canciones?

R: Va un poco por emociones y por lo que te genera cada canción al escucharla. Te pones a valorar lo que le puede gustar a uno y lo que le puede gustar a otro, y hay temas que no podían quedarse fuera. Al final, de todas las canciones que descartamos, fuimos rescatando algunas. La intención era tener un disco de 15 cortes, pero acabamos incluyendo pistas como «La Guía de la Alegría», que ya había salido hace unos meses y que en la idea principal no estaba incluida en el álbum. Nunca he hecho un larga duración con tantos cortes pero dura lo mismo que los demás. Conseguí encontrar ese equilibrio entre incluir alguna canción extra manteniendo la duración que suele tener un disco mío.

P: ¿Cómo ha sido la acogida del trabajo por parte del público en la preventa del formato físico?

R: En los peores momentos para el formato físico, he conseguido vender casi 300 copias en una semana. Es una burrada para una época en la que no se venden discos. Creo que la gente, aunque está feo que lo diga yo, demuestra de esta forma el cariño que le tiene al artista. Hay gente que lo hará por apoyarme, otra por tener toda la colección… No tenía previsto vender tanto, si te soy sincero. Estos números me pillaron totalmente desprevenido. Pero mi intención es seguir vendiendo formato físico, poner tu CD en una tienda con muchos otros para que una persona te pueda descubrir de esa forma tan nostálgica. 

P: Muchos años en la industria dan para mucho, ¿hay algo que un artista como tú, con tanta experiencia, pueda aprender con la publicación de un nuevo disco actualmente?

R: A nivel de aprendizaje musical, siempre. Cada proceso de creación sirve para redescubrirte. Dentro de mi estilo, trato de no hacer lo mismo siempre. Esto te permite experimentar y llegar a sonidos que nunca antes has hecho. En este disco hay dos o tres temas que pueden sorprender bastante. De la industria, al ser un artista independiente, utilizo las herramientas que te proporciona para llegar a más gente. En ese sentido diría que aprendo menos porque, hoy en día, con los algoritmos, tienes que estar muy dentro de la industria para saber llevarlo con un rendimiento óptimo. No sé aprovecharme de los algoritmos de las redes sociales. Las multinacionales tienen mucho más poder para eso. 

P: ¿Alguna vez has tenido miedo de exponerte como artista independiente enfrentándote a las grandes discográficas?

R: Soy consciente de que siempre voy a estar en el segundo o tercer escalón. Eso de subir al primero, no es solo una cuestión de esfuerzo. Hay que tener un despliegue de medios detrás muy importante, y eso te lo consiguen las multinacionales. Por eso nunca he querido competir contra ellas. Es cierto que tuve un momento de mi carrera tan fuerte que los que me temían eran ellos. Era ese niño rebelde que lo conseguía todo solo. Ahora eso se ve en gente como Natos y Waor. Está feo hablar de facturaciones pero si las comparamos con algunas de las multis, igual estas hasta se asustarían. Es difícil sobrevivir de forma independiente, pero no imposible.

P: Podemos ver que la portada ha sido obra del artista catalán Albert Bonet. Lejos de canciones y músicos, también hay que hablar de estas píldoras que forman parte del disco general. ¿Cómo lo conociste y cuándo decidiste que la portada de “Equilivrium” tenía que ser obra suya?

R: Mi intención era que tanto en los singles como en el disco participasen otros artistas fuera de lo musical. A Bonet no lo conocía, sí a su trabajo, y le contacté para mostrarle mi admiración y preguntarle si habría la posibilidad de trabajar con él. Para un single era imposible porque se lo pedí a dos semanas vista, desde pequeño soy un desastre en la organización (risas). Unos meses después, cuando ya supe la fecha de publicación del disco, le lancé la oferta de que fuese él el que hiciese la portada final. 

P: ¿Cómo es el proceso de realización de una portada?

R: Fue maravilloso. Me fui a su estudio de Barcelona para pensar todo lo que íbamos a hacer y estuvimos continuamente en contacto. Nos hemos hecho amigos al final (risas). Pero no solo ha participado él en el proyecto. Finalmente, la portada de «La Guía de la Alegría», el primer single, la hizo El Pez BCN, un artista grafitero de Barcelona residente en Bogotá con más de 20 años de trayectoria. Un artista de arte urbano súper reconocido por todos lados. Y el siguiente single, el de SFDK, es de Adolfo Guerrero. Digamos que tengo pinceladas de grandes artistas en todos los pequeños trabajos que he ido sacando.

P: En estos casos, ¿pesa más tu intención o la libertad creativa del artista? 

R: Hasta cuando voy a la peluquería le digo al barbero que él es el artista. Puedo decir el estilo que me gustaría ver pero, fuera de eso, doy plena libertad para que creen. A Alberto, por ejemplo, le di una idea inicial de lo que quería transmitir en la portada y él ya montó su propia historia.

P: Se refleja en la portada una dualidad entre ángeles y demonios. Ese lado oscuro y demoniaco se puede ver a la perfección en el tema “Perros” junto a Nadal. Un tema que genera una atmósfera incluso tétrica que le viene como anillo al dedo a un Nadal que está en plena expansión. ¿Cómo salió esta colaboración con un artista, a priori, muy alejado al estilo que tú pregonas?

R: Alejado a lo que la gente puede captar de mí, pero hay temas como «Hijos de la Noche», «Hablando con Dios» o «Hades» que sacan mi parte más oscura y de perro ladrador. Creo que esa parte interior que tengo encaja mucho con Nadal. Además, los dos somos de la escuela de la voz rota. Fuera de que yo pueda cantar muy bonito, me gusta mucho el romper la voz. Siempre pensé que un tema de los dos, con esas voces características, podría quedar muy bien. Y tenía que irme con él a la oscuridad, no podía meterle en un tema bonito. Es muy versátil y lo haría genial, pero quería seguir exprimiendo ese lado suyo de niño enfadado.

fyahbwoy equilivrium
La portada de Equilivrium

P: También das la mano a otros artistas que han cogido el testigo de la semilla que plantaste en su día en el reggae/dancehall nacional. Te juntas con el presente del género con nombres de la talla de GranKhan, Baino Di Lion, Necrojocker, Killah Man o el Mistah. ¿Era uno de tus propósitos para este álbum?

R: Nunca pensé, de entrada, hacer un tema así en mi disco. Son cosas que fueron surgiendo. Yo me pongo a escribir y luego pienso en colaboraciones que meter en el álbum. Le dije a Óscar que quería hacer un tema con toda la generación nueva del reggae en España para hacer unión y dar un empujón a esto, pero pensando en otro momento. Cuando Óscar puso el ritmo del «Experimento Philadelphia» fue cuando vimos claro que había que montar a todos aquí y meterlo en el disco. 

P: ¿Cuál es tu valoración del trabajo que están haciendo ellos dentro de la industria?

R: Considero que está todo muy desperdigado y muchos de ellos están incluso frustrados porque la música que suena en España no es el reggae ni el dancehall. Mientras ven que el trap y otros tipos de música funcionan muy bien, esta gente trabaja sin recibir apenas resultados. Este tema sirvió para que, a base de hacer un grupo de WhatsApp con todos, creásemos escena. Les apreté diciendo que había que apoyarnos unos a otros y colaborar porque la escena no se hace soplando cada uno nuestras propias alas. Ha servido para que todos, incluyéndome a mí, nos pongamos las pilas en ese sentido. 

P: ¿Te sientes, de alguna forma, el padre musical de este tipo de artistas?

R: No me siento el padre porque yo he escuchado a los padres. He escuchado a Mr. Rango, a Hermano L… Después vino Morodo que, siendo de mi generación, empezó a cantar mucho antes que yo. Sé que ellos abrieron el camino, aunque ahora los que están manteniendo la escena a flote es gente como la que hemos nombrado antes más Green Valley, Little Pepe o yo mismo. Y he querido estar en contacto con todos ellos para conseguir un apoyo mutuo en todo lo que saquemos porque nunca hay que parar de hacer música.

P: Desde fuera, parece que los artistas del género viváis en una burbuja de raíces difícil de explotar.

R: Hay tanto espectro en el reggae y nos apasiona tanto que se nos hace difícil salir a buscar. Hay veces que estoy perdido en esa burbuja de reggae de la que hablas. También te digo que estos últimos años han sido los peores para Jamaica. Los mejores artistas estaban presos, la nueva escuela quería hacer trap… Jamaica ha sido durante más de cincuenta años la cuna de un sonido que se ha comenzado, no a perder, sino a difuminar. Eso nos dejó un poco en bloqueo a todos los que vivíamos de escuchar el sonido de la isla. Como si a un yonqui le quitas su dosis. Eso nos ha obligado a buscar este estilo en otros países o escuchar otras variaciones musicales basadas en el reggae. 

P: ¿Es una presión añadida para ti hacer que no se pierda ese sonido en tu música?

R: No es ninguna presión crear en base al sonido que te gusta. Es lo que he intentado hacer en «Equilivrium» en muchas canciones: traer el sonido dancehall de los años 2000 a 2006, que fue la época dorada para mí; y volver un poco al reggae, al new roots y al hip hop reggae de los 90 y 00 que a tanta gente atrapó. 

P: Conseguiste que una proporción bastante notoria de la población escuchase un género muy minoritario como el dancehall o el reggae. Temas como “Alianza No Trata”, “Fenomenal” o “Por Fumar” fueron banda sonora de un extracto de la población bastante grande durante un espacio de tiempo importante. Echando la vista atrás, ¿cómo valoras esa época de tu vida a nivel profesional? 

R: Lo echo mucho de menos, la verdad. Lo hablo con muchos amigos que durante esa época formaron parte de promotores de fiestas o de sound systems que hoy en día están prácticamente inactivos. Ven que la escena actual es muy pobre pese a que estemos intentando volver a levantar todo. Al final, la demanda la hacen los jóvenes. Ha habido una explosión muy grande con el trap y el reggaetón y las multinacionales, que nunca han querido hacerle caso a esa música, han hecho all in en la música urbana en cuestión de cinco años. Antes no se firmaba en Europa a raperos o reggaetoneros y ahora solo firman artistas urbanos. Son ellos los que se han preocupado de que la población escuche esa música. El trap y el reggaetón es mucho más fácil para enganchar a los chavales jóvenes que el pop en nuestros tiempos porque tienen esa rabia y esa agresividad. De pequeño quería escuchar Metallica, no Nacha Pop (risas). Ahora los niños no quieren escuchar a Amaral, quieren escuchar al Duki o a Bad Bunny. 

P: Este cambio, a su vez, ha hecho que se desvirtúe la capacidad de una persona  para hacerse cantante y modifica los tiempos de creación y de producción.

R: Totalmente. Ha habido una transición muy grande en el mundo musical y las multinacionales han sabido ver dónde está el pellizco. La tecnología tiene culpa de esto, ahora todo el mundo puede tener un estudio en su casa. Tardas dos horas en grabarte una canción, ponerle autotune y publicarla. Se ha abierto la puerta a que todo el mundo pueda crear libremente, cosa que también me parece súper bien. Estamos en una evolución que no sabemos dónde va a llegar. En ese sentido, los que hemos crecido haciendo reggae y dancehall moriremos haciendo reggae y dancehall. 

P: De tener la oportunidad, ¿volverías al pasado?

R: Volvería para revivirlo. Estoy en un momento en el que vivo muy intensamente. La gente ve una parte de lo que tú haces pero, como te he comentado antes en privado, son las cinco de la tarde pasadas y sigo sin comer. No he parado en todo el día y es algo generalizable a muchos artistas. No nos paramos a disfrutar el momento lo suficiente. Vivo atacado y estresado continuamente y a veces me gustaría poder volver atrás para disfrutar un poco más de las cosas.

P: Hace dos años comentaste en una entrevista a Diario Mallorca que te sentías un poco solo en un mundo en el que domina la música sin mensaje. Pasan los años y sigues fiel a tu propia filosofía con cada trabajo que publicas. ¿Dónde encuentras la motivación para seguir haciendo música a pesar de llevar ya casi dos décadas en esta andadura solitaria?

R: Por suerte o por desgracia, en la vida no paran de pasarnos cosas. Y como mi música son desahogos, vivo de exprimir mis vivencias. Saco canciones tanto de una depresión como de un subidón. Mi música es como el diario de un adolescente, llego a mi casa y necesito contar lo que me ha pasado, mi cerebro se desahoga para liberarse. Como no creo que en la vida me vaya a ir todo completamente bien o completamente mal, es una montaña rusa de subidas y bajadas, aprovecho eso para escribir. De hecho, para mí es mucho más fácil hacer una canción con significado que una que no diga nada. He hecho muchas veces canciones de baile y divertidas, también el dancehall se basa en eso, pero siempre tienen una pequeña historia para no ser tan de plástico.

P: ¿Qué crees que causa esta deriva en favor del tema con ritmo sin mensaje?

R: Antiguamente los cantantes dominaban el mundo y ahora estamos en un momento en el que los que dominan son los productores. Hoy en día una canción funciona porque hay un productor detrás que te ha hecho el ritmo, y el cantante ha dicho tres palabras y lo han puesto a repetir. Pero lo que funciona es el ritmo y lo hacen para el TikTok, el baile y las discotecas. La música para bailar, como va pegada a una de las mayores redes sociales del mundo, hace que el éxito del tema se multiplique. Y el artista busca eso, porque la música también es un modelo de negocio para la mayoría de la gente.

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Fyahbwoy | Foto: Raúl Rosillo

P: ¿Te representa esta música urbana momentánea que está teniendo éxito?

R: Representa a una generación que no es la mía. Tendríamos que preguntarles a ellos cómo lo sienten. Nosotros nos hacemos mayores viendo lo que viene. Y yo puedo disfrutar de muchas canciones de las que se hacen ahora, no estoy criticando el sonido actual. Puedo disfrutarla, pero sin estar exento de la música que nos ayuda a progresar, que nos relaja, que nos hace meditar o que nos transmite un mensaje. La música siempre ha sido algo espiritual, y esto nunca lo debería olvidar la gente. 

P: Y llega un momento en el que el éxito se mide por diferentes varas. ¿Qué es para ti el éxito?

R: Para mí, el éxito es cuando leo mensajes de gente que ha mejorado su vida gracias a mis canciones. Gente que ha salido del pozo, que ha superado baches muy importantes de su vida. Mientras te digo esto, se me están poniendo los pelos de punta. Eso es mi satisfacción. Ese es mi éxito. Yo no tengo cien millones de reproducciones en un vídeo pero no me importa porque nunca las he buscado. Si las buscase, haría otro tipo de música. Obviamente me gusta tratar de llegar a más gente, pero siendo fiel a mí mismo.

P: Supongo que el Swan que escribió el «Ni Chance Ni Try» nunca pensaría llegar a un número tan grande de personas y menos aún que su música pudiese ayudar a mucha gente. ¿Qué diferencias hay entre el Fyahbwoy que comenzó en la música y el que ahora está respondiendo estas preguntas?

R: La principal diferencia está en la responsabilidad con el mensaje que se da. Cuando yo empecé, esto era un juego para mí. No sabía que iba a cantar en festivales, que la gente iba a cantar mis canciones… Yo hice una prueba y Cobra me dijo: «Vente a grabar conmigo». Ha sido el culpable de la mayoría de mi carrera. En ese momento te hacía un tema de que fumo muchos porros, otro de que éramos los más vacilones… Queríamos imitar a nuestros ídolos jamaicanos jugando con la música como niños. Después del segundo disco, cuando comenzaban a llamarme de muchos sitios, empecé a entender la responsabilidad que recaía sobre mí. 

P: Con tantos años de carrera siendo consciente de los aspectos positivos y negativos de ser un personaje público, ¿crees que ser músico te da más cosas positivas de las que te quita?

R: Sí, por supuesto. Me ha dado una vida. Yo me intenté buscar la vida de mil maneras distintas. El último trabajo que tuve antes de cantar fue de informático, habiendo aprendido de forma autodidacta. Tenía 25 años y no quería pasarme mi vida en ese barrio céntrico de Madrid reparando ordenadores. Siempre he sido muy aventurero, soy sagitario, necesito viajar y romper mi zona de confort. No tengo mucha familia, la que tengo no tiene dinero y quería salir de ese pozo sin saber cómo. Y la música me ha permitido viajar por medio mundo un sinfín de veces. He perdido el anonimato y he tenido que aguantar que mucha gente se aproveche de mí. A pesar de que mucha gente te vea como un famoso con pasta, no cambiaría nada. Todo lo que sé y todo lo que tengo se lo debo a la música. 

Juan Fernández

Codirector en busca de un estilo claro. Del hip-hop al rock y tiro porque me toca.

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