Farándula Día 2 | Solventando contratiempos
La jornada contó con las actuaciones de artistas como Juancho Marqués, FernandoCosta, Cruz Cafuné o SFDK
Se puede decir que el primer día del Farándula Festival se llevó a cabo sorprendentemente sin contratiempos. Los festivales primerizos siempre suelen vivir achicando agua e intentando que no se desmoronen todos los preparativos, horarios incluidos, que han planificado durante meses. No es fácil gestionar un evento que depende de mil factores, que da cabida a una gran cantidad de asistentes y que depende de la cooperación de un número bastante elevado de artistas musicales. Sin embargo, el primer día no hubo atisbos de problemas y todo se realizó según estaba estipulado.
El segundo día, en cambio, apareció por primera vez esa sensación de contratiempo en la que la organización se vio obligada a modificar algunos de los horarios del escenario pequeño, apodado «Escenario Farándula». Pero para llegar ahí, primero teníamos otras paradas con nombres de artistas musicales que se dieron cita en el Multiespacio Rabasa de Alicante sin necesidad de hablar de problemas técnicos y/o logísticos. Tanto era así que desde el primer minuto del festival, con el mítico grupo Despistaos sobre el escenario DLYNR, la asistencia del público se hizo notar en una tarde que parecía querer superar en asistencia incluso al día anterior.
La banda de Guadalajara abría la última jornada del festival en un horario que no hace justicia a su legado. Las 16:15 es una hora que duele y más si llevas veinte años componiendo los himnos de todo un país. A pesar de ello, un gran número de asistentes «madrugaron» para no perderse desde bien temprano el recital de Despistaos bajo un sol abrasador que ponía más trabas a la presentación del disco «Ilusionismo» (2022). Comenzaron con «Mientras Baila Sola» un espectáculo que tendría a los fans como verdaderos protagonistas. Estar desde el primero minuto de un sábado cualquiera, cantando a pleno pulmón cada canción, es un regalo que solo los mejores grupos pueden tener.
Intercalaron canciones nuevas como «Inseparables» o «Demasiado Tarde» con himnos de la talla de «Estoy Aquí», «Gracias» o «Mi Accidente Preferido». Pero cuando vas a un concierto de los arriacenses, está claro que el colofón final va a ser la estampa más memorable de la velada. Por eso, cuando Dani Marco comenzó a poner letra a capella a la introducción de «Física o Química», el público se volvió completamente loco. Por allí había de todo: desde gente que llevaba mucho tiempo siguiendo a la banda hasta otras personas que habían ido por curiosear un rato, pasando por la presencia de la ex-concursante de OT Samantha. Todos cantaban. Todos se sabían la letra de principio a fin, consecuencias de haber sido el grupo de música que compuso una parte de la vida de cientos de miles de personas.
Por mi parte, pese a que también me dejé la voz en ese tema, había más ganas de escuchar la canción que supuso el punto final de la noche. «Cada Dos Minutos» es uno de esos temas que da igual donde suenen, a qué hora o a qué volumen; lo cantas. De esta forma cerraron una actuación que se quedará por mucho tiempo en la mente de los asistentes. Era la primera vez que disfrutaba de ellos en vivo y la sensación que dejan es muy buena. Una elección arriesgada por parte del festival, abrir con unos grandes nunca es lo normal, pero ayudó a que las personas se diesen prisa por llegar al recinto de Rabasa.
Nuestra agenda tenía a J Abecia como el segundo interés del día para nuestro medio y nos fuimos para el otro escenario cuando aún faltaba un cuarto de hora para que diese comienzo. Creo recordar que llegó a salir incluso un poco antes de la hora estipulada y gracias a él pudimos disfrutar de un concierto que tenía a las canciones como principal aliciente, por encima de la expresividad del artista encima del escenario. Porque no os vamos a mentir, El Flaco no tiene su fuerte en la puesta en escena.
Él es más un prototipo de músico que busca levantar sensaciones y emociones. Ha conseguido elaborarse una carrara haciendo un tipo de canciones que lo convierten en único en su género. Pese a que tiene un amplio abanico de estilos musicales que le hacen erigirse como alguien multidisciplinar, se ha caracterizado por plasmar una retahíla de temas más cercanos a lo comúnmente denominado como trap, pero con un barniz de flamenco que le acerca a sus raíces.
Y precisamente eso es lo que pudimos verle encima del escenario, escudado por un Toni Anzis que se atrevió con algún que otro riff y algún punteo de guitarra. Lo que respecta al espectáculo, la sintonía que tiene en directo el granadino con sus fans es muy buena. Además, en todo momento tenía marcada una sonrisa en la cara. Daba igual que interpretase hits como «Y Que Fue» o «Me Pesa», o presentase algún tema de su disco en ese entonces aún no publicado «La Verdad«; el público allí presente gozaba de lo lindo la visita de J Abecia a Alicante. Y si pisaba Alicante, el que no podía faltar encima del escenario era el gran Luisaker. Pudimos ver a dos amigos dejar de lado su «Ansiedad» para disfrutar de la música juntos y en compañía de muchos otros que estaban en el foso de prensa como Kaze, Beto o el Shoda.
Creo que Abecia es el típico artista que hay que tener mucha suerte para que venga a Alicante, y tuvimos la suerte de poder verlo en la programación de un festival como fue este Farándula, que intercaló artistas urbanos prometedores con otros ya consolidados. Por ello, lo siguiente que pudimos ver fue al más que conocido Juancho Marqués, artista para el que un número muy elevado de personas aguardó durante tiempo bajo el sol para conseguir una ansiada primera fila.
El concierto del artista curtido en Aranjuez es algo delicado en manos de las personas equivocadas. Creo que su actuación no fue la más agradecida del día porque las circunstancias no acompañaron. Para empezar, la vibra de Juancho transmite una cercanía con su público que tiende a afianzar lazos desde la intimidad. El Suite Soprano pierde parte de su poder en actuaciones en las que el público no es en su mayoría hooligan de su música. Esa calidez se percibe de forma perfecta en los conciertos de sala, donde hay una ejemplar comunión entre asistentes y artista con roles claramente identificados pero con una contribución común como consecuencia de los coreos de las letras.
Y ese es precisamente el aliciente que me faltó en los primeros compases del concierto que dio en el Farándula. Es cierto que había un porcentaje notorio de personas que se sabían las letras, pero eso se veía envuelto de una cantidad aún más grande de personas que no. Y todos estaremos de acuerdo en que no es lo mismo escuchar a Juancho interpretar «Paralelo Circular», «Nos Vamos a Comer el Mundo» o «Desde el Parnaso» en una sala a oscuras y con miles de personas haciendo retumbar la sonoridad del local que una tarde en el descampado de al lado de tu casa.
Soy una persona que admira mucho al alto rapero de letras sentidas, creo que ha virado muy bien su carrera al punto de conseguir brillar con una música que no depende de etiquetas, en la que se puede ver identificado desde el que escucha indie hasta la que disfruta con el rap más callejero. Creo que tiene un abanico de registros muy amplio y eso es algo que todo el mundo que se dedique a esto tiene que envidiar. Pero hay cosas que no casan entre sí y mi sensación de su actuación en un macrofestival dista mucho de mi percepción de las veces que lo he visto en salas.
Esto no quiere decir, ni mucho menos, que el público no se lo pasase genial con su actuación, donde brillaron temas de la talla de «Química», «Benicàssim» o un «Si Yo Estuviera Enamorao» que levantó la ovación más grande de la tarde. En primera fila podíamos ver camisetas del artista con el 9 a la espalda, clavículas con su nombre pintado en negro y una retahíla de gritos que demostraron la intensidad con la que muchos y muchas fans viven sus conciertos. Por lo general, disfrutamos de un espectáculo que fue de menos a más y que acabó con una explosión por todo lo alto del músico, un clímax que dejó buen sabor de boca y que acabó con el propio Marqués haciéndose fotos con las personas al costado del escenario.
Siguiendo con la hoja de ruta predeterminada, nos marchábamos al escenario pequeño para ver el concierto, ya empezado, del ex-freestyler Errecé. En plena fase de transformación artística y en una segmentación que separa su pasado álbum «Hábitat» (2020) de sus actuales sencillos, el valenciano pisaba la tarima del Farándula Festival para darse a conocer ante los asistentes que no estuviesen tan acostumbrados al mundo de las batallas de gallos y a hacer disfrutar a los que sí lo seguían profesionalmente.
Pese a que aún le falta mostrarse con algo más de seguridad delante de un público en concierto, pues la puesta en escena batallera tiene una presencia diferente a la de una actuación, se le pudo ver muy cómodo sobre el escenario interpretando temas que quiere hacer rular como sus cachos más melódicos del free. Pudimos escuchar temas más actuales como «Apagar la Luz» y clásicos que el público cantó a viva voz como «Océano» o «Volar». También apareció por ahí el tema «Energías», que podía haber contado con la colaboración de unos Green Valley que actuaban ese mismo día en el evento pero que por horarios se tornó imposible.
Y en todo espectáculo de una persona que se ha dedicado tantos años a improvisar no podía faltar ese regalo en forma de free con objetos. Manos al aire levantando diferentes cosas y Errecé, con una templanza mental férrea, comenzó a buscar símiles y a crear historias a partir de las cosas que le levantaban. Gorras, mochilas, paquetes de tabaco… Cualquier cosa era un estímulo positivo para el de Valencia que acabó abandonando el escenario antes de tiempo por falta de repertorio, dejando un tiempo muerto bastante elevado que podía haber aprovechado para presentar más cosas.
Ese final a falta de veinte minutos según la programación fue un desenlace algo agridulce y dejó un hueco que no logramos saciar hasta varias horas más tarde, cuando el cabeza de cartel más importante del día iba a pisar el escenario a ritmo de puro groove. Hasta ese momento, no se había vivido nada de los contratiempos que he comentado a principios de la crónica. Pero en ese momento todo se comenzó a torcer. El concierto de Lennis Rodríguez se adelantó mucho más de lo previsto y eso pasó factura al resto de actuaciones del escenario pequeño. Estos contratiempos hicieron que nos tuviésemos que perder la totalidad del concierto de Green Valley y el siguiente artista que nos esperaba arriba del escenario era el ibicenco FernandoCosta.
Tenía muchas ganas de ese concierto, no os lo voy a negar. Ya desde los primeros compases de bajo el público se vino arriba y se esperó una ola de grandes himnos que hicieron las delicias de los allí presentes. Nos devolvió a la vida real y nos recordó que eso era un maldito festival. Creo que el «Yipiyou» (2018) es uno de los mejores discos del género que se han publicado en los últimos años sin temor a arrepentirme de mis palabras. Estábamos hambrientos de temas como «Narcolepsia», «Por la Calle Abajo» o «Dinamo»; temas que han introducido a miles de chavales a la cultura del hip hop gracias a esa carisma que sólo tiene el bueno de Fernandito.
Y si vas a un concierto suyo, nunca te arrepientes. Puede que saque su lanzallamas, hable de su pasado como recolector de vasos en los chiringuitos de su ciudad o que simplemente interprete sus temas más ilustres; pero siempre conseguirá que las personas que hay viéndole se vayan a sus casas con un muy buen sabor de boca. Y da la casualidad que el número de asistentes a su concierto en el Farándula Festival de Alicante fue muy grande. Está en uno de los momentos más dulces de su carrera y los acérrimos a su estilo se lo agradecen con este tipo de estampas.
El setlist siguió con una consecución de hits como «Etapas Raras», «Lento», «Vida Real», «Fratellos» o «Reina». También era momento de probar nuevas rolas como «Fumando Serio», «Hasta Cuando» o una desconocida «Oye» que no había salido a la luz por esas fechas. En ese momento el concierto ya estaba completamente partido por la mitad. El público estaba loco y gritaba absolutamente todo. Daba igual que sonase «Barco a la Deriva», «Danger», «Ready To Fight» o un «Belfast» que contó con la presencia de un Juancho Marqués algo mecedora. Y finalizó con «Chacho» y «Pa Que Lo Gocen», con un espontáneo encima del escenario llamado Prok cuya única participación se basó en liarse el porro que tenía entre manos.
Hasta ese momento era el mejor concierto que había degustado en ambos días del festival. Estaba en un estado de éxtasis que solo podía ir a más con las actuaciones que se venían: Cruz Cafuné, SFDK y un Omar Montes que me causaba mucha curiosidad. Antes de eso había, como consecuencia del movimiento de horarios del otro escenario, un vacío de conciertos que se hizo algo pesado. Aprovechamos para cenar algo y descansar sentados, esperando la ansiada actuación del canario Cruzzi.
Comienzo diciendo que me esperaba más de una actuación en la que el de las Islas Canarias se mostró un poco perjudicado por la bebida, posiblemente de esas botellas con nombres raros que nosotros nunca podamos consumir. No obstante, lo bueno es que todo su repertorio está constituido por temazos y eso hace la fiesta mucho más llevadera. «Nmout 3lik», «Lila & Snitch», «Forbes», «Tokyo Drift», «Visión Túnel», «Lo Pues Intentar», «Beast Mode»… Una selección de lo mejor de la casa, cortado y servido en bandeja de plata para los allí presentes.
En ese momento nos dividimos para cubrir un concierto mientras conseguíamos fotografiar el otro, un ejercicio de ingeniería que nos permitió estar en Canarias y en Sevilla al mismo tiempo. Mientras Marc disfrutaba del concierto de Zatu y compañía, yo pude experimentar de nuevo la sensación de adentrarme de lleno en un pogo tras la respuesta de Siri a la petición de chef de Cruz Cafuné en «Mina El Hammani». Antes de eso, disfrutamos de una retahíla de bangers con nombres tan ilustres como «Ojitos Aguaos», «Este Verano», «En Bajo Perfil», «Lejos», «Majalulo» o «2 Segundos».
Nos adentrábamos en el momento culmen de la noche y se nos ofreció un pollo tikka masala con «Malaikah» como previa al derroche final de soberbia. El público se desató por completo con el bailoteo de «Guagancó» y siguió la locura con «Coquito la Pieza» y «Mi Casa». El éxtasis del concierto, que finalizó con el pogo que he mencionado antes, dejó la sensación de haber vivido algo único. Era la segunda vez que veía al artista en directo y merece la pena pagar una entrada por verle interpretar sus temas más ilustres. Se marchó con la canción de «Cayó la Noche Remix» sonando por los altavoces, simbolizando la bandera canaria que había plantado ese día en Alicante y demostrando que las islas están más fuertes que nunca.
Mientras volvía al escenario principal para ver la recta final de Zatu, Acción Sánchez y Legendario; escucho que están interpretando «El Liricista en el Tejado». En ese momento aceleré el paso para no perderme mucho más de lo que por desgracia ya me había perdido. La escenografía ya es una muestra de calidad marca de la casa. Podíamos ver fuego, humo y a un incansable Zatu que sudaba la gota gota para no defraudar a los allí presentes. ¿Pero cómo vas a defraudar si antes ha salido Kaze contigo para interpretar a dúo «Agua Pasá»? Y antes de eso vinieron una cantidad de temazos como «Sin Miedo a Vivir», «Lucifer», «Twitter», «Orgullo Banderillero» o «El Niño Güei».
Me arrepentí de no haber visto más de ese concierto pero llegué a tiempo de ver una oda a Dogma Crew con «Chúpala», una profunda «Ovarios y Pelotas», la magna «Años Muertos» o un nuevo clásico como «Un Pobre Con Dinero». Una vez finalizado el concierto y habiendo agradecido los artistas a las miles de personas que se habían postrado frente al escenario para disfrutar del espectáculo, pregunté a mi compañero y no tenía palabras para describir lo que habían vivido. Creo que eso habla muy bien de la calidad que sigue teniendo SFDK después de más de 25 años al pie del cañón del rap nacional.
Dudo que ningún grupo sea capaz de hacer lo que han conseguido estos sevillanos que han dado todo por la música y nunca han agachado la cabeza pese a que los tiempos nunca han sido los mejores. Y ver después de esta magnifica actuación a alguien como Omar Montes te confirma que no todas las personas están hechas de la misma pasta. Carl Sagan se hizo famoso por afirmar que todas las personas «estamos hechas de polvo de estrellas», pero tras lo vivido en el último show del Farándula, podemos decir que algunas tienen más polvo que estrella.
No puede ser que salgas con la mano en el bolsillo, pases de la gente y te subas para cobrar y pirarte a tu casa. Eso no es ético. Puedes tener una lista de éxitos detrás con tu nombre, discos de platino colgados en la pared de tu casa y una acumulación de dinero que ahogaría a cualquier pobre; pero nunca puedes aparentar hacer esto con desgana solo para llevarte la pasta al salir. Si cantas temas como «Risueña», «Solo», «Alocao» o «La Rubia» como si estuvieses en un velatorio el resultado es un desastre que no lo arregla ni los fuegos artificiales que puso el evento para celebrar la finalización de su primera edición.
Lo mejor del concierto fue el compañero de Montes que, a ritmo de guitarra eléctrica, ponía arreglos a los temas puestos con el pen drive. Incluso podemos decir que estábamos mejor cuando el cantante hacía playback, o cuando invitó a un chaval con síndrome de Down a cantar por él. En resumen, el concierto no lo podía arreglar nada, ni siquiera la participación de Lennis Rodríguez en «Diablita Remix», quien tampoco pudo cantar y se basó en bailar al ritmo de la música.
Nos fuimos del recinto de Rabasa contentos en líneas generales con lo bien que había salido todo pese a esos desajustes con los horarios del segundo escenario y pese a ese último concierto que dio más vergüenza que alegría. Volvíamos a casa con las canciones de Omar Montes en la cabeza pero con la tranquilidad de quien sabe que ha vivido algo de alto nivel. En dos días pudimos ver a gente tan variopinta como Despistaos, Recycled J, Uña y Carne, SFDK, Cruz Cafuné, Cano y un largo etcétera. Solo queda agradecer a la organización por ayudar a expandir la cultura en directo por la ciudad. Ya han confirmado que habrá Farándula el año que viene, tocará esperar para ver con qué nos sorprenden en su edición de 2023.