El Noi de Tona: «A la industria no le interesaría la música urbana si no fuese por la pasta»

El Noi de Tona: «A la industria no le interesaría la música urbana si no fuese por la pasta»

La cultura urbana en Cataluña no para de dejar nombres con un presente y un futuro brillante en la música. El Noi de Tona (Barcelona, 1987) es un rapper influenciado por la cultura del hip-hop americano de los noventa que lleva tiempo dedicando sus esfuerzos a crecer en la música. Bajo el pseudónimo Monsieur le Franco tuvo su primer acercamiento a la cultura escribiendo letras en castellano. Ahora, parece que el catalán es un fijo en su nuevo proyecto. Este 2021 comenzó fuerte con la publicación de su EP «En Fin» en mayo, pero un mes después acrecentó su actualidad musical y mediática con el lanzamiento de «No n’hi ha per tant», su primer larga duración.

P: Estamos ante un disco en catalán que podría haber sido creado en EEUU. ¿Cómo has visto la acogida que ha tenido el trabajo?

R: La acogida está siendo bastante buena. Me están pasando cositas que me dejan paradísimo. El otro día, en otro medio, me hicieron una entrevista en Instagram Live y me comentaban que en México querían un concierto mío y me quedé alucinado. Luego hablé con el chaval y se ve que sí, que ahí en la frontera con EEUU hay un grupo de colegas que me escuchan, que me queman a gas. Dicen que no entienden lo que digo pero que les mola el flow, la vibra y en EE.UU hay gente que también me está escuchando y que lo está disfrutando muchísimo. Un placer real que pasen estas cositas y crezcan de una forma orgánica. 

P: «No n’hi ha per tant» es un disco que de primera escucha tiene una potencia bastante intrínseca de unos beats oscuros que me recuerdan a sonidos americanos de hace cinco años. Pasar esa conceptualidad a la música en catalán me sorprende bastante.

R: Ahí ya está la labor de Chen como productor, aunque también es cuestión de mi gusto a la hora de trabajar. Empiezo muchas veces pillándome un tybe beat de Internet, alguna referencia que me sirva para sacar flows y yo, a nivel de referencias, me prodigo más con música americana y francesa. A nivel español también hay cositas que escucho como Bejo, Cruz Cafuné o de la vieja escuela como Solo los Solo. Me voy más a fuentes de sonido de este rollo e intento hacer la música que me gusta basada en los referentes que tengo. Me flipa Kendrick Lamar, Tyler the Creator… y mil cosas así que acaban traduciéndose y plasmándose en mi música gracias a la labor de Chen. 

P: ¿Cómo valoras el trabajo final que ha quedado en relación con las expectativas que tenías en la fase previa de la creación del disco?

R: A nivel de resultado musical, está como muy alineado e incluso se ve superado a veces por la calidad del trabajo en la producción y de estudio. Martí (Sr.Chen)  y yo nos conocemos desde hace un montón de años y no habíamos hilvanado nada. Le dije que me apetecía hacer un tema en concreto con él que era el de “Comarques” y necesitaba su ayuda para conseguir situar la instrumental.. Le di unos tips del concepto que yo tenía en mente y cuando acabó esa sesión de grabación recuerdo que Chen me dijo «vamos a hacer un disco, ¿lo sabes?» y me parecía genial. He ido haciendo temas ya sabiendo que mis ideas iban a buen recaudo. Con Chen tenemos una sinergia musical muy buena a nivel de lectura, de gustos y de apetencias a la hora de trabajar, y eso se ve superado con el resultado. Por ejemplo, el beat del tema «Steak Tartar» es prácticamente mío y Chen lo pasa por donde lo tiene que pasar, lo enriquece muchísimo. Después, el nombre del disco,»No n’hi ha per tant», va más vinculado a una filosofía de vida, el “no hay para tanto”. Cuando estás en lo mejor de tu vida, acuérdate de que en la vida pasas por todo. Al final, todo es una oportunidad. Vivimos en un mundo super expuesto.

P: Y digitalizado. En las RRSS todo el mundo muestra lo que quiere. No estamos viendo la realidad de lo que pasa sino lo que la gente quiere que se vea.

R: Se acaba conquistando la filosofía de «siempre está más verde la hierba del jardín de al lado», y volvemos con que no hay para tanto.

P: No hace falta mirar el jardin de al lado para ver que este disco podría haber sido publicado por algún sello discográfico catalán. ¿Qué piensas al respecto?

R: A nivel de industria, este disco estaba preparado para entrar en cualquiera de los sellos potentes a nivel catalán y te encuentras después con una realidad en la que tienes unas expectativas muy altas depositadas y, sinceramente, me han llegado contratos que… En fin. Al final lo he autoeditado porque consideraba que creando un equipo potente a nivel de comunicación, de producción y de management podía conseguir un bienestar mucho más valioso que lo que te pueden dar los sellos a nivel de difusión o de recaudación de reconocimiento, pero a cambio de un precio a nivel de derechos, honestidad y lealtad con uno mismo perjudiciales y traicioneros por haber firmado según qué cosas. Con lo cual, a veces vale mucho más la pena tener un bienestar humano y personal. Llevo rapeando desde que tengo 15 años y esto es un pasito más. ¿Por qué no puede ser este otro pasito más? ¿Por qué tengo que tener la expectativa de que este va a ser el gran paso? Este es uno más.

P: En Cataluña hay bastantes que están haciendo mucho hincapié en producir discos de música urbana. Tampoco sé hasta qué punto sale rentable hacer música de forma autoeditada siendo además un artista pequeño.

R: Es una cuestión muy vinculada a los números económicamente, pues me va a requerir de un plus en otras áreas que derivándolo todo a un sello, sí podría obtener cierto rédito. Pero a un precio que no me apetece pagar. Por ejemplo, que estuviese en físico. ¿En qué formato estaría si yo lo sacase con un sello? A día de hoy, yo no tengo ningún lugar en casa donde pueda reproducir un CD. La mayoría de la gente tampoco. ¿Al final para qué estamos haciendo formato físico? Para venderlo, para seguir dando feedback a una industria desfasada y, para colmo, a nivel de códigos estaría traicionándome éticamente creando un trocito de plástico que serviría para empolvarse en una estantería.

La música queda, hay una nube. Quieras o no, mi música ya está dentro de un circuito. Si yo tengo que vincularme a un sello y este me obliga a hacer un formato físico, aquí ya es otra de las traiciones. Es una cuestión ética. Igual sí haría una tirada corta de vinilos. En cuanto a la inversión, sí que me requiere una inversión. Ahora mismo, yo estoy en ERTE y tengo la economía justa, pero a la vez tengo un tiempo que es valiosísimo. Me está permitiendo llegar a muchos lugares que no me hubiese imaginado. Por ejemplo, ahora estoy hablando contigo y es una oportunidad maravillosa tener estos espacios en los que poder hablar y al final estos detalles suman muchísimo. Me siento guay con lo que estoy haciendo. 

P: ¿Mantener unos códigos puede provocar que te mantengas en una posición inferior a la deseada? 

R: Sí que siento que podría estar mejor posicionado y que no sería injusto, además partiendo de la base de que generar un producto es una cuestión de propaganda. Si alguien mete mucha pasta en una campaña de comunicación, podrías agarrar a tu tía, ponerla a grabar con el autotune, escribirle 4 rimas fáciles, ponerle inversión y hacer que mañana estuviese en todos los lados por una cuestión de pasta. Hay grandes artistas que sí están haciendo una inversión en proyectos que me parecen guays, pero C.Tangana se deberá haber dejado un dineral en El Madrileño. Hizo una cosa maravillosa; hypeó un montón el rollo de la personalidad, lo hizo en el momento indicado generando una estela de miles de personas copiándolo y ha llegado a un punto en el que dijo «y ahora voy a hacer el anti-esto», jugando con las mismas cartas que consiguió con su otra forma de presentarse. Ha trolleado en cierto modo. Ha sacado un disco que nadie esperaba y es un disco absolutamente atemporal y maravilloso, pero C.Tangana, para estar en la portada de Rolling Stones y demás, se tiene que haber dejado un dineral.

P: El dinero es importante pero para llegar a donde está actualmente ha tenido que pasar por Agorazein.

R: Exacto, ha picado piedras de una manera… Ha sido bueno en todo lo que ha hecho. Es un artista consagrado con todas las letras. Hay una voluntad en el arte y puedes hacer muchos perfiles de arte. Por ejemplo, «Baby Shark» es una expresión artística. Ha tenido un eco porque dio con un público consumidor y es la canción con más reproducciones de YouTube, ¿pero es la mejor pieza artística que hay en YouTube? Lo dudo. En C.Tangana sí hay un tándem y en mi caso, mi música a nivel de oído sí puede ser escuchada por un chaval de 16 años pero a nivel de contenidos es mucho más madura que eso, porque están depositadas mis experiencias vitales, mis aprendizajes, mi trabajo personal. En el arte hay una voluntad de empoderar a la gente. Yo no puedo enseñarte a usar una llave inglesa si no sabes lo que es un tornillo.

P: ¿Hasta qué punto controlas a tu público? ¿A qué público va la música que haces?

R: Desde luego no va enfocado a adolescentes. Podría ir a superbasics como canciones de amor, tendría la capacidad pero no me da la gana. Podría poner intención en enfocarlo de otra manera pero no me apetece, me apetece enfocarlo tal y como lo enfoco. Por ejemplo, en «Cadernera» hablo mucho de las relaciones y de estar agradecidos incluso de las que acabaron mal. Actualmente hay gente que con 17 años la vida les ha dado unos batacazos que les ha aportado un importante grado de madurez que yo no tenía a su edad, faltaría más. La edad es un número, pero la experiencia es un grado. Si no me hubiesen pasado estas cosas yo no podría haber hecho esa canción y es un tema de agradecimiento y creo que hay una filosofía que creo que es sana. Dar las gracias a las relaciones que he tenido me ha ayudado a superar rencores, a no vivir enquistado en el pasado. ¿Puedo transmitirlo solo con una frase? No estoy haciendo haikus y para leer haikus hay que tener un grado de sensibilidad muy trabajado. Yo te utilizo tres minutos de canción para transmitirte, no solo con la letra, sino con la manera de cantarlo, con la manera de enfocarlo, con las vibes que elijo para transmitir esa música. Es decir, es una canción alegre, hay un agradecimiento, hay una serie de cosas que esconden la intención de mi música que es empoderar a la gente, que la gente esté guay. 

P. La música parece ir encaminada a reinvertarse y a acortar en la medida de lo posible la duración de las canciones, en parte como consecuencia de los formatos de reproducción musical. Y como has dicho antes, por lo general la gente ya no escucha el formato físico. Para un artista pequeño, ¿qué beneficios le da unas plataformas digitales como Spotify?

R: Obviamente merece la pena. Nos facilita las cosas y se las facilita a todo el mundo, hace que sea mucho más horizontal que cualquiera tenga la oportunidad de subir los temas. Podría ser más fácil, porque es un coñazo saber cómo se suben los temas y tal, pero claro que merece la pena. No soy muy fan de temas de la época del hip-hop de 4 minutos de rapeo. Si lo hago, es porque será increíble. Tiene que ser un tema que vaya para arriba todo el rato, como el tema de «Basureta» de Kase.O. Me parece un tema que cautiva tu atención todo el rato, esa historia y esa manera de contarla. No lloré yo veces escuchando «Basureta»… 

«De fardos no, pero sí te puedo vacilar de ir a la montaña a coger setas»

P: En tu música, al igual que en la de Kase.O, hemos podido ver bastante versatilidad y adecuación a diferentes estilos. Desde la entrada de instrumentos menos usuales hasta el uso del trap más under.

R: Sí, la verdad es que estoy en un momento en el que me apetece trabajar con instrumentistas diferentes, aunque en «No n’hi per tant» ya se respira un poco esta onda. En «En fin» hice una selección de temas más oscuros porque estéticamente cuadraban y es mucho más trapero. A mí me encanta el trap, peña que habla desde otro punto de vista de la misma música pero que utilizan los mismos códigos que yo. Yo no te voy a poder vacilar de fardos pero sí te voy a poder vacilar de ir a la montaña a coger setas. Podría hablarte de bitches, barcos y cadenas de oro pero no existe esa realidad en mi vida. Para mí es muy importante la honestidad en la palabra. Lo que leo, lo que hago, lo que como está dentro de mis canciones. La música, la cocina, la naturaleza, los minerales, las setas…Estas cosas están ahí.

P: Estamos acostumbrados a que en este género se farde de lo que uno tiene cuando creo que debería ir por otro camino. En tu disco aprecias la influencia de lo que te pasa en tu vida cotidiana, de la cultura catalana que has mamado. ¿Te sientes pregonero de tu tierra?

R: Con respecto a Cataluña, venimos marcadísimos por lo que ha pasado en los últimos seis años de una manera bestial. Aquí no habría independentismo si la manera de entender qué es Cataluña dentro de España fuese diferente. Yo soy de una tribu y tengo ese sentimiento. Esa tribu ha evolucionado, no va con lanzas y piedras pero va con todo lo que nos ha hecho crecer. Tengo este sentimiento de tribu ancestral que corre por mi sangre a la vez que siento un gran amor por Andalucía. Mi padre es de ahí y siento un amor bestial por eso. Sigo yendo al pueblo y hasta mis propios primos me tratan como “el catalán” de forma despectiva y ese rollo obsesivo. ¿Por qué no puedo extrapolar el valor de mi cultura y que sea algo valioso para la peña? Ojalá saliese de Cataluña esto y la gente dijese «los catalanes hacen cosas» (risas).

P: Este sentimiento de unidad no se tiene en otros sitios como el País Valencià.

R: La última ciudad en caer en la Guerra Civil fue Valencia. No fue porque sí, hubo un movimiento popular bestial. Aquí seguimos la estela del imperio donde no se ponía el sol y que no volverá jamás. Hace unos 500 años había una justificación de las invasiones bajo la manera de entenderlo. Lo que pasó con los indígenas fue terrible pero es comprensible que pasase en aquel momento. Hoy creo que tendríamos todos una responsabilidad en el autoanálisis de los porqués de ciertas actitudes para que no se sigan postergando los cambios al respecto de las mismas. Si estamos viviendo muchas realidades y maneras de tratarnos entre pueblos de España es por esa estela emocional del «por mis cojones». Yo en mis canciones hablo de mi cultura. Si eso sirve de ejemplo para que otras personas valoren su cultura y entiendan que en la cultura ancestral hay un respeto y una conexión con la naturaleza y la tierra, habrá merecido la pena.

P: Hablando de la tierra no ancestral sino la que podemos pisar, tu tema «Comarques» parece tener una intención de unificar en un todo las comarcas de tu tierra. Sumar y nunca restar.

R: Exacto. Es un poco arriesgado porque imagínate que alguien hiciese ahora un tema de las Comunidades Autónomas de España. Miedo me daría. Yo las comarcas y las capitales me las sabía con diez años gracias a la ayuda de una profesora de una clase de refuerzo. Hice un cuento en el que aparecían todas y ya me sabía el cuento del principio al final. Este tema es un poco un homenaje a esa persona que me dio tips a la hora de ordenar la información.

el noi de tona
El Noi de Tona | Foto: Nil Ventura

P: Relacionado con Cataluña, he tenido la oportunidad de charlar con otros músicos del género urbano catalán como pueden ser Yung Rayola, Sr. Chen o Lildami y allí la escena parece estar más unificada que la estatal. En tu disco, por ejemplo, podemos ver la omnipresencia permanente de Chen en los beats y la colaboración más que esperada de Rajola en “La Pela”. ¿Estás de acuerdo en la cercanía que hay entre los artistas catalanes?

R: Te diría que como en todos los lados. Al ser más minoritario, al final todos estamos fichados y todos estamos en una posición de conocimiento de unos con respecto a los otros. Todos nos conocemos y sí que hay un sentimiento de familia dentro del arte que es bonito, pero hay de todo. A mí me han tirado beefs y yo no los he devuelto porque no va con mi filosofía. Rajola, que es un tío que destaca en Lleida, levanta ampollas. 

P: Los Países Catalanes siempre se han caracterizado por la rumba o los conciertos de grupos con instrumentos de viento o verbeneros. ¿Está llegando un cambio de ciclo a favor de propuestas más urbanas?

R: Está ganando terreno a fuerza, pero porque la peña que mete pasta en los proyectos se está dando cuenta del valor que tiene esta música. A la industria no le interesaría la música urbana si no fuese por la pasta. A nivel mediático nadie va a hacer nada por algo si no sabe a ciencia cierta que va a dar resultados y rendimiento económico. Sí, está variando como todo varía, pero sigue habiendo un poco de abuso de esta cosa verbenera. A nivel industrial te diría que no hay ninguna intención por apoyar al género hasta que no se vea un interés económico detrás. Los PDFs que llegan a los ayuntamientos para bookear artistas los siguen enviando la misma gente desde hace décadas. Ofrecen muchísimo abanico (unos 50 artistas o agrupaciones artísticas) pero la pregunta es si me interesa estar ahí. Tiene que ser difícil lidiar con la obligatoriedad de sacar un disco que funcione a nivel medios si tienes una cierta sensibilidad artística. Para mí, hay cosas con una profundidad mucho más tocha. Tienes artistas como Ai Weiwei que hace cosas que son evocadoras y con una potencia y simplicidad que tira de espaldas pero ya es otra concepción del arte.

P: Sí que es cierto que desde aquí parece que los grupos que han tenido una propaganda bastante exacerbada, han entorpecido el paso de artistas con proyectos diferentes consiguiendo una masificación en todo lo que hacían y no dejan espacios para otros proyectos.

R: Más que entorpecer, han acaparado. Entonces, se acaba haciendo menos diverso a nivel mass media de lo que podría ser. Podría ser exageradamente más diverso y sin que nadie viese tremendamente afectado su bolsillo. Normalmente, los que más tienen, más quieren.

P: Volviendo a tu disco, uno de los temas que más expectación ha causado ha sido “La Pela”, que demuestra una gran cooperación entre Rajola y tú. En esta canción sigues estableciendo más pautas de la cultura catalana. ¿Cómo surgió esta colaboración?

R: Rajola estaba haciendo el disco con Chen a la vez que yo y no nos conocíamos. Yo a Rajola lo conozco exactamente desde el 21 de junio de 2019, que hubo un bolo en mi pueblo San Cugat y él estuvo ahí cantándose unos temas y grabamos unos vídeos. Él grabó el de «Clubbin», yo grabé el de «Pou/Nasa» y si la gente se fija, son en el mismo espacio con una serie de vídeos que propulsó Spumpi, un artista visual superbestia. Cuando yo no estaba en el estudio, estaba él y nos hicimos súper colegas. Rajola es un tío brillante, muy empapado de cultura, una persona bonita con la que es muy agradable estar y nos hicimos colegas. Desde ahí empezamos a tramar hacer una colabo para el disco del otro. En el caso del tema de «La Pela», Yung Rajola y yo nos estábamos quemando la discografía de Tyga y dijimos “¿cómo hacemos un tema en catalán así y cómo ubicamos este imaginario de clubeo americano a la catalana?” Pues lo tiramos muy a lo tradicional y no hay nada más relacionado con los catalanes como «La Pela» y era una manera de hacer una canción graciosa y entretenida manteniendo el código. Si te paras a pensar, jugamos un poco a la inversa por el rollo de «agarrado» del catalán comparado con el despilfarro de clubeo estadounidense.. Al final acabamos haciendo mofa de la etiqueta que se nos pone a los catalanes fardando de movidas catalanas y con una ironía y una sátira que creo que funciona muchísimo. Creo que se puede abrazar desde los dos lados, del lado del amor hacia la cultura y lo que somos como a la vez la capacidad de reírse de uno mismo, que es bastante sano. 

«Todos tenemos una responsabilidad para dar ejemplos a los demás»

P: ¿Crees que la exacerbación de los mitos del dinero sientan bien a los catalanes?

R: Creo que sí porque todos los sabemos. De lo más valioso que transmite esta canción es la capacidad de reírse de uno mismo y de seguir empoderado con eso. Que no pasa nada. Todos tenemos debilidades, todos tenemos puntos fuertes y puntos flojos y creo que eso es lo que traspasa esta canción a nivel esencial. Al final todos tenemos una responsabilidad para dar ejemplo a los demás.

P: En los últimos años se ha normalizado el uso del autotune como una cuestión sonora como cualquier otra. En este disco podemos ver que temas como “Kinton” o “Tinc un Amic” hacen gala de su uso. ¿Cómo valoras la aceptación que ha tenido esta técnica con el paso de los años?

R: Lo valoro de una manera muy positiva. Es un instrumento, es un tipo de vibración de timbres de una riqueza de sonidos que no tiene otra cosa. En los años 50, empezaban a haber guitarras eléctricas y a la gente le sonaría como el instrumento del diablo. Al final, pocos temas escuchas hoy en los que no haya guitarra eléctrica. Y a nivel colectivo, el oído es algo que se tiene que educar. Siempre habrá personas vanguardistas que utilicen sonidos que nadie utiliza. El uso que se le ha acabado dando ha traspasado muchas barreras. Por ejemplo, Cher paró y en los 90 sacó el banger de «Believe» y ese tema era tune gas. Al principio sonaba súper robotizado, se ha tenido que educar el oído para que acabase calando.

En un primer momento, el tune no era una cosa que me fascinase y al final entiendes que hay maneras de utilizarlo que son muy ricas y que aportaran algo que de otra manera no vas a poder aportar. «Kinton» está en mi perfil de Instagram tal y como lo grabé el día del confinamiento por mayo del 2020. Es rapeada sin tune y es otra onda. Entonces, yo me fui a trabajar con Chen en este caso y me dijo «tío, este tema probémoslo con tune». Y, en realidad, uno trabajando con otros artistas genera vibes comunes y Chen me llevó más a su terreno en este caso y ha quedado un tema que a mucha peña le mola y hay otra gente que me dice que les mola más el original. Al final es cuestión de gustos y transmiten cosas absolutamente diferentes. Entonces, entender el tune como un instrumento y esas texturas como una herramienta que puede aportar algo diferente y una manera de entender las canciones de otra forma, es riqueza.

P: ¿Qué importancia tiene Chen en el disco? 

R: Una importancia altísima. No sonaría así si no estuviese hecho por Chen. Suena de lujo, de maravilla. Es un técnico de sonido y un productor de la hostia, tiene una responsabilidad tochísima en que suene así. Lo que no depende de él igual es mi energy y mi manera de concebir la música, y esa fusión creó lo que es una de las cosas más potentes, porque son dos concepciones muy distintas que se tocan, que se dan la mano y que generan un producto que es muy especial.

P: En la elaboración de un disco hay cuestiones que no se ven en el contenido final pero que dificultan su salida. Entiendo que esta relación entre músico y productor también habrá tenido discrepancias. 

R: Exacto. Mientras vas trabajando vas encontrando un proceso y una manera que al final te otorga un resultado. Pero hay temas en los que se han ido puliendo cositas, hay cosas en las que no había un cierto puente o que había un puente diferente que al final no terminaba de funcionar… A veces lo veía Chen, a veces lo veía yo. Y veces en las que Chen me decía que estaba bien pero que yo prefería cambiarlo. A veces, Chen me decía que esto había que trabajarlo más. Por ejemplo, en el tema de «Creura», donde rapea Chen, estuvo eso en el aire hasta febrero del 2021 y le dije «métele» porque venía de vivir unas experiencias a nivel vital que cuadraban muchísimo con el tema. Podía haber rapeado yo como podía haber rapeado otro, pero encontraba que esa energía que le pone él encima le da un acento y una tónica al tema que lo enriquece. Acabó siendo un tema muy plural de paisajes.

P: ¿Eres un artista con aspiraciones concretas? 

R: El fin exacto es disfrutar y ser feliz y que me dé bienestar. Para mí el arte acaba siendo una válvula de escape maravillosa. No es la única cosa que hago y muchas de mis actividades van enfocadas a la naturaleza como la pesca, los minerales, las setas o el senderismo; y otras muchas van enfocadas a la creación como es la cocina, la escritura o la música. Todas estas filias que tengo buscan mi bienestar y una paz interior que acabo encontrando en estas cosas. La música, si me da un rédito económico, maravilloso; pero yo con 70 años, si llego, seguiré rapeando. Eso a veces no lo entiendo. Puede ser que en otro momento de mi vida esté enfocando más mis energías en la escritura pura, en la prosa y puede ser que escriba libros perfectamente.

Escribo artículos, escribo cuentos, escribo poesía y puede ser que en un momento vuelque más mis energías creativas en otro aspecto o que incluso encuentre nuevas facetas artísticas que me cundan. Pero a veces flipo con la peña que dice «de aquí a diez años no sé si seguiré rapeando». O sea, yo sí lo sé (risas). Me encontré con el rap, me flipa el rap, es una manera de comunicar que por generación me toca. He dicho muchas veces que si estuviese en los años 60, seguramente haría rock psicodélico. Nací en el año 1987 y crecí con la golden era del hip-hop americano y francés y es la manera que me ha tocado en cierto modo. Es un poco casualidad que yo esté aquí. Si fuese del siglo XV, haría expresiones renacentistas, pero soy del siglo XX y acabé encontrando esta manera de expresarme que me encanta. Yo me pondré temas que escuchaba con 15 años cuando tenga 50 y me emocionaré y me seguirá emocionando y la música irá por unos derroteros que Dios sabrá, pero yo estaré ahí. 

P: ¿Y en un futuro no piensas que la música te pueda acabar agotando si no se ven materializados algunos resultados monetarios?

R: No, eso lo sé segurísimo porque es una cuestión de mecánica vital y de entender que esto es una herramienta para mi bienestar más allá del rédito económico. Ojalá me lo dé. Creo que si voy picando piedra, lo que he visto es que voy cobrando reconocimiento por cada pieza que hago y recibo unos mensajes y una energía que hace diez años no recibía. Eso es combustible para el alma pero, más allá de eso, está mi voluntad y lo que yo encuentro a la hora de hacer música. No me quiero avanzar a los hechos. Puedo un día ser padre, puedo un día ser mil cosas, puedo chocarme con el armario de la cocina de aquí a 20 minutos y chao (risas). No sé lo que pasará mañana con nada. Eso me ayuda estar desapegado de las pretensiones, es lo que me hace estar guay. Entiendo la música desde este punto, mi objetivo más básico es el bienestar personal y espiritual. Al final, el arte es una expresión y una manera de enfocar la energía que se utiliza desde antaño. 

P: ¿Y con el paso de los años seguirás teniendo esa facilidad de expresarte con la música? 

R: Es difícil contestar a eso. Hay veces que tengo una intención clara y me hago mis anotaciones de lo que quiero hablar y otras veces que no sé de lo que habla una canción hasta que llega al final. Y te juro que tengo la sensación de que eso no lo he hecho yo. Como si fuese un canal de universo, concibo todo como una unidad y al final todos somos una expresión de la energía del universo. No es tan diferente un átomo de un sistema solar. Es una tripada que en un planeta perdido en un universo haya unos bichos que se mueven y que consumen cosas para seguir funcionando y que estén hablando por teléfono preguntándose cosas las unas a las otras. Es maravilloso eso. ¿Cómo voy a ser dueño de lo que acaba saliendo de mí? Pasa por mí pero no sé si es puramente yo. Y eso es lo que hace bonita la creación artística cuando te desapegas del ‘yo’. Eso es lo que me ayudó a hacer piezas que me parecen valiosas. Cuando me pongo a escribir, no me cuestiono demasiado. Cuando era un chaval tenía más miedos implícitos y eso hacía que la creación fuese más trabada. Cuando he ido madurando he entendido que no hay dos Fran Rodríguez Grau en el mundo. Como yo no lo va a hacer nadie y como tú tampoco. 

Juan Fernández

Codirector en busca de un estilo claro. Del hip-hop al rock y tiro porque me toca.

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