El Kanka | El artista referente de la cultura segura
El malagueño visitaba la ciudad de Alicante con un aforo casi completo
Es uno de los personajes clave para entender esta nueva etapa musical post-confinamiento. Su nombre ya se repetía cuando los conciertos se hacían mediante directos de Instagram y ahora, tras un momento muy duro para los creadores de música, puede ver frente a él a un cúmulo de personas sentadas y respetando unas normas cívicas y sanitarias.
El Kanka es un artista que ha comprendido la importancia que tiene su trabajo en unos tiempos tan difíciles y ha conseguido traspasar el alma de sus miles de seguidores de las formas menos usuales. Porque, como dice el propio cantante: «La cultura es segura pese a lo que hagan grupos como Taburete«.
Y su música es doblemente satisfactoria por su positivismo y su humor, tan basto como elegante. Es una escapada airosa de la monotonía y un olvido momentáneo del exterior, porque durante esa hora y media extendida que duró su concierto, la gente solo pensó en el genio malagueño que tenían enfrente.
El Puerto de Alicante, gracias a la mil veces agraciada empresa Producciones Baltimore con su ciclo Noches Mediterráneas, pone sobre la mesa la propuesta de transmitir cultura sin miramientos, respetando los usos de mascarilla y gel hidroalcohólico, y manteniendo una distancia considerable entre asistentes. Así es como se ayuda fielmente al buen hacer cultural que tienen estos eventos, y no lo que representan otros supuestos artistas como Kidd Keo o el grupo creado por padres ladrones: Taburete.
Así, mientras nosotros pillábamos asiento, otros disfrutaban de un tardeo con vistas al mar en la zona de ocio gastronómico que han habilitado de forma totalmente gratuita. Aunque el ambiente era diferente a la muestra indie que solemos ver, la cordialidad de los asistentes no varió en absoluto y se mostró firme en el respeto por las condiciones sanitarias planteadas.
Y cuando pasó la hora (quince minutos más tarde de lo estipulado), El Kanka salió en medio de un recibimiento caluroso por parte del público. Agraciados están, y no es poca cosa, por un personaje que ha conseguido entrar en las casas de toda esa gente con su simpatía y sus cantos a la cotidianidad. Y qué más cotidiano que comenzar con un «Sabéis Quiénes Sois», reflejo perfecto de unos sentimientos confinados. Pero este era un concierto para reír y olvidar, y el tema «Llámame Fino» ponía la fiesta como principal estandarte de la noche.
Con este arranque, nos quedaron claras dos cosas: al Kanka no le gusta el fútbol y no le cae bien ese señor que un día fue monarca y ahora se ha escapado «haciendo un sinpa«. Alegra ver artistas que todavía utilizan su peso notorio en la sociedad para hacer patente un discurso político que muchos no quieren ni sentir. Pero él, con su tono humorístico que rebaja en un buen grado la crudeza de sus palabras, es capaz de colar consignas tan importantes como necesarias. Como diría el gran Muerdo, el malagueño se quejaba de unas personas que «son parte del problema aunque se nieguen a verlo».
Y es que estas cosas se deben celebrar con un brindis preventivo y «El Día de suerte de Pierre Nodoyuna» llegó dispuesta a levantar las voces de los allí presentes. Es increíble cómo un grupo tan amplio de personas puede cantar de forma tan perfectamente uniformada. A mí me daba vergüenza levantar la voz por desentonar y estropear una estampa para el recuerdo. Como para el recuerdo fue la arrancada por soleares del final de la canción, un trozo de tema que traía el espíritu andaluz al cielo levantino.
Y pese a lo que diga el cantautor, lo cierto es que está hecho todo un referente musical y todo el recinto quiso agradecerle su ímpetu con unos vítores que se tornaron eternos. Los aplausos, lejos de cualquier entrada, pueden ser lo que verdaderamente construyan la felicidad del músico. Porque así es la relación sana que hay entre los de arriba de un escenario y sus oyentes.
Por su parte, el malagueño es una persona que se rige por estímulos, no por números, y lo mismo te puede cantar un «Todo Pasará» que solo tiene en versión acústica en YouTube que un «Qué Bello Es Vivir» reconocido por todos. Su significado voló por el aire de aquel recinto lleno de gente que sonreía y cantaba a un presente al que cambiaron las tornas y le sacaban lo bonito de la vida. Todo el mundo la cantaba, todo el mundo era feliz durante un tiempo que ojalá se hubiera hecho eterno.
«Me alegra la vista», en colaboración con un «ajá ajá» del público, puso el toque urbano a la par que cómico de la noche. El flow palpitante de Juan Gómez Canca era imitado por los afortunados que habían acudido a un concierto de alto voltaje. La música de cantautor tiene un toque especial en espacios abiertos con asientos, envolviéndolo todo con una atmósfera que tiñe lo que encuentra a su paso de colores cálidos. Como comentábamos en la crónica de Izal, todo se convierte en un espacio más íntimo con ciclos culturales así.
Y el intimismo cobró un nuevo sentido con la magna «Vengas Cuando Vengas» bajo el iluminado castillo de Santa Bárbara. El público soltó un «ooooh» que emocionó al músico y fue el punto de inflexión de una actuación que se tornó gloriosa. Silbidos entonados, pequeñas voces armoniosas entre los asientos y manos entrelazadas. Era una noche especial y todo tipo de dudas se disiparon por completo. El Kanka es un mago de la música y los sentimientos.
El punto negativo es que no se puede levantar y bailar, pero canciones como «Querría» siguen teniendo el mismo gancho que tocadas con más músicos sobre el escenario. Porque la poesía que recita este artista no entiende de números, pero sí de conciencia social. «Guapos y Guapas», de aquel EP de 2019, es un canto a la variedad de cuerpos y a la necesidad intrínseca de cuidarse «más por dentro que por fuera«. Letras como esta son muy importantes dentro de la sociedad tan superficial en la que vivimos y pueden ayudar a mucha gente a verse mejor y valorarse más.
Así, un solo músico sobre el escenario consiguió ganarse el respeto de más de medio millar de personas. El poder de la música puede llegar a ser incalculable, aunque El Kanka no quería olvidarse de todas las personas que están detrás de las tablas y hacen posible la realización de sus actuaciones en cada fecha de su extenso calendario. Tras este pequeño speech, tocó «Volar».
Habíamos alcanzado un momento de emotividad que rozaba el límite de la lágrima, y tocó rebajarlo con una canción de las coreables y alegres. El disco «El Día de Suerte de Juan Gómez» (2015) estaba siendo el gran triunfador de la noche y «A Dieta de Dietas» siguió dando el reconocimiento que se merece a un álbum que ha significado un antes y un después en la música de cantautor nacional.
Su repertorio estaba llegando al final. Todos los presentes lo sabíamos pero aun así cuesta hacerse a la idea. Ese momento es el elegido para enseñarnos un trozo de su casa, de «Andalucía». El sur de España, desbordante de arte por los cuatro costados, es una tierra donde se ha visto crecer la leyenda de Camarón y los versos de Lorca, llena de cultura como la Alhambra o la Mezquita, y ahora una voz trovadoresca como la de El Kanka nos transporta a ese lugar tan maravilloso.
Retrasaba su final. Todo el mundo estábamos encantados de seguir escuchándole por más minutos. «Sí Que Puedes» logró que todo el público, desde el primero al último, corease su estribillo con un brillo en la voz envidiable. Por su parte, desde el comienzo de «No Jodan la Marrana», con ese inicio tan característico, se levantó el ánimo de todos.
Nos despedíamos, en una falsa alarma, de un artista que había hecho olvidar por un momento todo lo malo que sucedía fuera de ese pequeño recinto afincado en el muelle del puerto alicantino. «Por Tu Olor», la emotiva «Para Quedarte» y el éxito «Canela en Rama», tres de sus canciones más tarareadas, fueron el final que nadie se creyó. En la nueva normalidad no ha cambiado esta táctica (ya desfasada) de pedir bises que, por arte de magia, acaban cumpliéndose. Lo cierto es que el propio Kanka es consciente de ello y ya nos avisaba a los asistentes de su posterior vuelta al escenario. Cuestión de tradiciones.
Efectivamente, tras unos gritos de «una cançoneta i mo n’anem» volvía con la misma sonrisa que destilaba desde su primera aparición sobre las tablas del Noches Mediterráneas. «Lo Mal Que Estoy (Y Lo Poco Que Me Quejo)» fue más que celebrada por el respetable en una recta final memorable. En este momento había ganas de saltar y bailar, sobre todo cuando «A Desobedecer» aborda el segundo bis de la noche. Romper las reglas. Sentirse indestructible.
«Me gusta» era ya el colofón del espectáculo. Con andares sinuosos, contoneos de cadera de Juan Gómez y palmas del público; llegaba el final de una noche para el recuerdo. Puede haber dudas respecto a la necesidad de estar sentados en butacas, llevar mascarilla y no poder bailar; pero lo primero es la salud de todos. No queremos ser aliados de la secta conspiratoria de Miguel Bosé, simplemente queremos disfrutar el tiempo que podamos de una #culturasegura. Y el Kanka es el principal exponente de ello.
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