Cuando el futuro del rap se hizo presente
Siendo sinceros, no esperábamos que muchas almas pisaran la Sala The One el pasado 22 de marzo, pero nos llevamos una grata sorpresa. No era ‘sold out’ pero sí una cantidad más que proporcional para el tridente formado por Dante, Anier y Blake. Tres artistas, tres estilos diferentes en una noche muy placentera que arrancó con el de rapper de Madrid.
El concierto de Dante se puede resumir en un crescendo desde que sonó “Aprendí”, tema que abre su reciente disco Ápeiron. De forma paulatina y a la vez meritoria, el mc madrileño consiguió que los asistentes dejasen de lado la frialdad para unirse a su candente fogosidad. ¿Pero dónde reside la causa? Principalmente, en dos “matices”:
En primer lugar, la voz. No me refiero al timbre sino a la gravedad. No a la gravedad espacial sino a la fuerza. Y es que su garganta debe estar muy bien entrenada porque es admirable el aguante que tiene. Yo estaría afónico durante tres semanas como mínimo. Dante llevaba al máximo su voz tanto en temas como “El Monstruo del Armario” o “Gata en el Tejado” como en la función de speaker. Le gustaba animar al público, muchísimo. Le gustaba que la sala alicantina levantase las manos o corease cualquier cosa y cualquier nombre. Y así es complicado no animarse.
En segundo lugar, el compañerismo que se respiraba entre Dante, “el corista” Rase y el “productor” Lars. Lo pongo entre comillas porque ni el humorístico Rase era solamente corista ni Lars estuvo detrás de la mesa durante todo el concierto. Es más, ambos disponían del espacio y tiempo para cantar algunos temas propios como el acappella de “Aquí Está” del beatmaker o “20 inviernos” del segundo componente de AContratiempo. Lo que había en el escenario desde el minuto uno era pura amistad, compañerismo, diálogo y retroalimentación.
Cuando más queríamos que siguiesen, ya pasábamos la última curva de la recta final. Aunque «Respira» era el penúltimo tema, nos quedamos con ese buen rollo y la alegría que transmitió esa canción de un Dante y la crew que han superado por completo mis expectativas. Para despedirse, volvió a hacer lo que más le gustaba; animar al público. “¡Que salga Blake, que salga Blake!”, una frase repetida una decena de veces. Impaciencia. Más tarde entendí el porqué.
De fondo, mientras, una música oriental. La expectación era máxima pero contra todo pronóstico, apareció Anier. Era suficiente observar las caras de sorpresa para darse cuenta de que esto no estaba dentro de los planes pero enseguida, la extrañeza se transformó en gritos.
Desde el comienzo con la popular “Carnaza”, la quietud no figuraba en el diccionario de la barcelonesa. Caminatas de un lado para otro sin demasiada extravagancia. Y es que precisamente durante unos tramos no era un concierto para estar saltando ni por parte de la artista ni por parte del público. En temas como “Where”, “Mabuk” o “Hiroshima”, prevalecía más el qué al cómo, más la profundidad y significado de letra a la puesta en escena, llegando a inmiscuirse al subconsciente de los asistentes. El acappella de “FFA ” era otro de los ejemplos, un silencio máximo que simbolizaba ante todo respeto. Piel de gallina.
Cada canción estaba acompañada y relacionada directamente con un discurso previo sobre la vida, su experiencia personal, la superación o incluso el vivir el momento sin la presencia de los dispositivos móviles. Lógicamente, alguna que otra pantalla permanecía brillando. Son unos rebeldes. Pero no todo iba sobre ruedas. La causa seguramente será la edad, pero la falta de aire de Anier durante la mayor parte del concierto era más que notable. Teniendo tan solo 20 años, es totalmente sensato. Lo intentó camuflar dejando al público que gritase la última barra de cada patrón de canción e intercalando ratos del remix dubstep de «Carnaza» para bailar y que el público se dejase la voz gritando “La Utopía del Norte”.
Casi una hora después y sin darnos cuenta estábamos llegando al final de su actuación, un final con los ases guardados bajo la manga. Tras “May Day”, sonó el esperadísimo “Caballos Dopaos” para redondear con “Carnaza” y despedirse de Alicante con el remix del tema predecesor.
Ahora sí, ya era turno de Blake. Anteriormente mencioné que entendí la gran expectación pero más que comprender, el verbo adecuado sería sorprender. Me asombró el acalorado recibimiento por el salmantino ya desde que el aroma de “A Flor de Piel” se desprendía por la Sala The One. Sinceramente, era escéptico en una fanbase gigante, y más tratándose de Alicante, pero mi pensamiento inicial se ha desfigurado conforme avanzaban las canciones como “Duerme” o las versiones 1 y 3 de la saga de “Fuera The Serie”.
Un Blake que mientras hacía oscilar a los asistentes no paraba de posar delante de nuestro fotógrafo. Por el contrario, en los cortos descansos entre el fin de una canción y el inicio de otra, interacción con público, varios discursos feministas –lo que despertó inmensos aplausos- y una noticia exclusiva que encantó a lxs presentes y encantará a lxs fans. Blake ya está en proceso de preparación de un nuevo disco. Nada mal, ¿no?
Con la tónica y ambiente invariables, el concierto en ningún momento tuvo un punto bajo. Una simbiosis increíble y un buen rollo causado simplemente por la alegría que desprenden las instrumentales como “En El Clavo” o “Triple Tempo”. Muy limpio, por cierto. Una vocalización finísima incluso en el directo.
Sin embargo, el mejor momento –mágico- se produjo en la recta final. Antes del “ Puta Locura”, Blake dijo que en los conciertos suele invitar a cualquiera persona voluntaria a cantar con él sobre el escenario. En Alicante el afortunado era un chaval llamado Adrián que tuvo la suficiente osadía para enfrentarse a cientos de personas. Pero si es con tu artista favorito al lado, el miedo se transforma en una experiencia imborrable de tu mente. Un gesto precioso, el cual nuestro fotógrafo se siente muy afortunado de haberlo captado en una imagen que tanto significará para Adrián. Una fotografía que fue resubida por el propio artista en su cuenta de Twitter con la siguiente frase: “El respeto no se pide, se gana”. Una vez que el acérrimo seguidor de Blake volvió a su puesto, Dante, Lars y Rase asaltaron el stage para dar el punto final a la noche al son del reciente “Ideales”.
Un comentario en «Cuando el futuro del rap se hizo presente»