Rabolagartija 2019 | Crónica del primer día (15 de agosto)

La localidad alicantina, sede de festivales de la talla del Leyendas del Rock o de conciertos como el de Marea, acogía una nueva edición de su evento más diverso en estilos
Villena por segundo año consecutivo. Ciudad de tradiciones arraigadas y música descontrolada. Echar la vista atrás es pensar en aquel Aúpa Lumbreiras cargado de rabia y acción contestataria, pero que se quedó en un pasado ya lejano. Ahora volvíamos al Rabolagartija, donde el pasado año disfrutamos con las actuaciones de Kase.O, Machete en Boca o Nach. Este año el cartel seguía siendo igual de variado en estilos, con interesantes nombres como Natos & Waor, Pedro Pastor, SFDK o Auxili.
El primer día era un poco resacoso, mucha gente había asistido como público al concierto de Marea y las fuerzas escaseaban sin haber empezado siquiera el festival. Los asistentes ya habían cogido sitio en las dos modalidades diferentes de camping, se habían duchado con el agua helada de los montículos públicos y se habían ido a investigar un poco el centro de Villena. Con todo cerrado por fiestas, algún comercio local se hizo el agosto con la apertura de su establecimiento para comensales. El caso es que, con apertura de puertas a las 17:00, y con el primer concierto del día veinte minutos después – cortesía de Anita Kuruba – apenas había momento para descansar en las tiendas o echar una partida a las cartas, pues la música es lo que prima por encima de todo.

Nosotros nos desplazamos hacia el Polideportivo Municipal de Villena un poco más tarde, pues pasadas las 18:00 subían al escenario Tremenda Jauría para hacer gala de su reggaetón vestido con sonidos como la cumbia o la electrónica. Siempre son un regalo, pero encajan mejor en un horario nocturno que permita mover el cuerpo y perrear como si no hubiese un mañana, con unas copas de más y con el desfase de todos los conciertos previos. Pero ese jueves, a pleno sol, la formación madrileña combatió al horario y realizaron un concierto a la altura de las expectativas. Ya no les protegen máscaras de gas, ahora sabemos quién está detrás de este producto concienciado en callar la boca de la gente menos abierta de mente. Si sigues pensando que un género es machista, no casarás bien con estos artistas.
Hay que acostumbrarse a verlas sobre los escenarios, pues no hay quien las pare. MC Machete, MC Chucho y MC Larrata; junto a Ganga DJ, pusieron música a una hora de desfase y desenfreno, con una entrada más que aceptable para las horas que eran. Venían presentando su último EP “IV”, donde se esconden joyas de la talla de “Brillando”, “Fyah” o “Akelarre”; pero no pudieron dejar en el tintero himnos como “Esta Noche”, “Codo con Codo” o “Con Tol Deskaro”. Se sudó mucho, pero se bailó más. Arrancaba bien el primer día de festival con este “Flow Partisano” que imparte Tremenda Jauría. Siempre que su nombre está en un cartel, es una parada obligatoria marcada en nuestra agenda.

Les seguía Buhos, la banda catalana liderada por Guillem Solé llegaba al País Valencià para realizar un show muy fiestero, donde no faltó apología a la birra, bailes y consignas libertarias. Poniendo poco a poco rumbo al punto final de su gira, aprovecharon la aturada en Alicante para demostrar su lado más fiestero con un núcleo central versionando famosos temas internacionales para provocar pogos. Es la primera vez que veo un directo de Buhos con esta propuesta tan alejada de su música, y quizá provocó que algún clásico se quedase sin tocar. Sin embargo, fue el detonante que despertó las sonrisas de los que no conocían a la banda y eso siempre suma puntos.
Llenaron de gente el recinto, y ver cómo el respetable cantaba canciones como “Volcans” o “Barcelona S’Ilumina” erizaba el vello. Pudimos disfrutar de un concierto enérgico, con vasos en la cabeza, con un Klaus Stroink a la trompeta con afán de protagonismo e incluso con un flamenco rosa presidiendo la actuación. Bajo todo el confeti, se pudo ver una formación que disfruta cada minuto encima del escenario, que se lleva tan bien que transmite ese buen rollo a las personas que se encuentran abajo. “Connectats”, “Transmets Energia”, “El Temporal” o “La Gran Vida” se mezclaban con la guasa de canciones como “Birres”, “La Última y Nos Vamos” o “Nos Vamos Pal Festi”. Un setlist perfeccionado para quedarse afónico, salvo por el pequeño error de no incluir “Brama”. Dicho lo cual, siempre es un gusto asistir a un concierto de los de Calafell, aunque por estos lares solo pueda ser bajo el nombre de un festival.

En ese momento, lo mejor era acercarse al escenario pequeño por primera vez en el festival. El Caparrilla Stage tenía en su programación dos conciertos muy interesantes de la escena cantautora. Los primeros eran TéCanela, dúo formado por Ariadna Rubio y Jano Fernández, que enfrentaba la intimidad frente a la premisa maximalista que premia en festivales de este tipo. Sin embargo, ellos dos llenan en el escenario con creces, sobre todo el indiscutible poderío vocal de Ariadna. ¿Quién necesita banda así? Además, el público respondía coreando la gran mayoría de sus composiciones. Anduvieron sobre una de las caras del hilo interpretando temas de la talla de “Ratón de Alcantarilla”, “El Bosque en Llamas” o “La Rumba del Tartamudo”.
Daba igual que se dejasen algún instrumento detrás del escenario, pues el ritmo de la actuación fue bien marcado por la química entre las voces de ambos encima de la tarima. También sonaron temas como “Gallo Rojo, Gallo Negro” o la magna “Malagueña Salerosa”, que cerró una actuación diferente, pero que sació la sed cantautora del público allí reunido. Fue un concierto que disfrutaron bastantes niños y niñas con sus familias, una bonita estampa que continuaría con el siguiente artista en subir al escenario: Pedro Pastor.

Preguntaba Luis qué fue de los cantautores, y la respuesta parecía estar en el Rabolagartija. Su hijo ensayaba con su “Mariposa de Noviembre” y ya había público cantando. El madrileño llegaba después de la polémica de Aravaca, fiel a sus principios y con la conciencia más que tranquila. Así, acompañado de sus insaciables Locos Descalzos, aterrizaba en Villena menos vulnerable, en contradicción con su propio disco. Abrió la puerta con “Desnudémonos” y ya la dejó abierta de par en par para combinar temas nuevos con otros más clásicos.
Y aprovechó que coincidía con TéCanela para invitar a Ariadna Rubio, quien interpretó junto a él la ancestral “Mariana” y la hizo partícipe de uno de los momentos más bonitos de todo el festival. Pero cabe recordar que el escenario no solo era para Pedrito, Los Locos Descalzos son tan importantes como el cantautor, y él mismo quiso hacer constancia de ello. Esto se palpaba con gestos como los vítores incesantes de un sector del público a Nico Martos o la sonrisa siempre marcada en Álvaro Navarro. Y, una vez dicho esto, he de decir que me resultó un concierto algo artificial. Era la tercera vez que los veía, la primera en un festival, y mi percepción no fue igual de satisfactoria. Igual porque 50 minutos se hacen muy cortos, y más si vienes de un cúmulo de conciertos de otros artistas. A pesar de todo, dio tiempo para bailar como si lo fuesen a prohibir con “Soledades” o “Huapango”, y de gritar abiertamente a la libertad. Me toparé con ellos nuevamente en su gira por salas, ahí otro gallo cantará. Bueno, y Pedro Pastor también lo hará.

Y de aquí pasamos a ver al cabeza de cartel de la noche. Volvíamos a uno de los escenarios principales a descubrir a la sensación colombiana del momento. Morat convierte en hit cada una de sus composiciones, sonando a todas horas en las principales radios españolas y con un número enorme de fans detrás suya. Y la curiosidad hizo que nos acercásemos a ver si su éxito tenía parte de culpa también gracias a los directos. Llegamos al foso de periodistas mientras se acababa “Maldita Costumbre” y rápidamente nos sorprendió el temazo “Amor Con Hielo” como segundo track del setlist. Acabamos la ronda de fotos con “Cuando Nadie Ve” y ya nos fuimos con el público a ver el resto del concierto.
Y, pese a ser un grupo engordado mediáticamente, se les veía muy entregados en su show con un Simón Vargas que se comía el escenario con su carisma. Por su parte, a Juan Pablo Isaza no le hacía falta grandes movimientos ni sonrisas para brillar sobre el escenario. Las primeras filas estaban ocupadas por grupos jóvenes de fans que habían comprado la entrada única y exclusivamente por ver a los colombianos. Es raro que un grupo de su altura se pase por una ciudad como Alicante, y menos en Villena, así que era una cita difícil de rechazar. Sonaron otras grandes composiciones como la épica “Acuérdate de Mí”, “Aprender a Quererte” o un “Presiento” al que le faltaba la chispa de Aitana. El respetable gozaba de cada canción, pero la locura no llegó hasta el final. Acabar con el combo “Cómo Te Atreves”, “Mi Nuevo Vicio” y “Besos en Guerra”; con una pausa en medio para la delicadez de “Yo No Merezco Volver”, es un final espectacular que pocos artistas pueden hacer. Entré con curiosidad y salí como nuevo fan de la banda. Estoy seguro de que, pese a que pase el tiempo, el recuerdo de este concierto “No Se Va”. Si alguna vez tenéis la posibilidad de ver a Morat en directo, no la perdáis.

Y no paraba la intensidad del día, pues era el turno de los artistas urbanos Natos Y Waor. Una calavera gigante con luces presidía el centro del escenario con cara de pocos amigos, momento en que ambos artistas salían al escenario para destilar su hip-hop callejero lleno de adrenalina. Los fans llevaban un rato esperando conseguir la primera fila, aunque por ello tuviesen que comerse algún que otro concierto. El escenario Camarón relucía de gente ansiosa por este dúo. Son la sensación de la música urbana, gustan a todo tipo de públicos y eso no es nada fácil. Acostumbrados a hacer grandes montañas de granos de arena, revolucionaron el festival al ritmo de “Hustlers”, “Elegante” y “Problemas”. Así comenzaba un concierto que dejó afónico a más de uno.
Sorprendía la cantidad de caras con los nombres de los raperos escritos con permanente sobre los pómulos, también las incesantes camisetas como merchandising de un grupo de rock clásico. Los dos estaban igual de entregados a un público que les ha aupado hasta liderar una escena cada vez más mainstream. Temas como “Carretera”, “Bicho Raro”, o “Cicatrices” eran coreadas desde el primero al último, de principio a fin. Increíble cómo consiguen mover al público sin necesidad de chillar, simplemente con sus características voces rasgadas. Sin embargo, las que mejor suenan en directo son las pastilleras “Rocknrollas”, “Camarón” y “Es Como La Cocaína”. Era la segunda vez que me topaba con ellos en un mes, tras su actuación en el Pirata Rock, y mereció la pena. Hay futuro para rato dentro de la música urbana nacional, el estilo callejero de Natos y Waor, Fernandito Costa o Ayax Y Prok está consiguiendo buenas respuestas de público y prensa. Esos medios de comunicación que les dieron la espalda en su día, ahora buscan sus declaraciones. Cuando el under dejó de ser under…

Y, con el cansancio acumulado del primer día, aún nos quedaba algún artista más apuntado en nuestra agenda. Faltaba reggae, y que mejor que Green Valley para aportarnos esa dosis. Traían nuevo disco bajo el brazo, o mejor dicho “Bajo La Piel”, y era una parada obligatoria para ver cómo sonaban en directo temas como “Dónde Irán”, “Ya Me Cansé” o “Don Ramiro”. Como siempre, la espera se hace larga hasta que Ander sale al escenario junto a su banda para llenar el ambiente de energía positiva y buena vibra. Ese es el cometido principal del grupo y lo dejan claro cada vez que actúan. Era la 01:00 de la mañana y las fuerzas comenzaban a flaquear para nosotros los asistentes, pero el frontman amenizaba sus setenta minutos de actuación con bailes, coreos con el público y con intentos de imitaciones de Morodo y Zatu en los temas “Escribe Tu Historia” y “Nunca Pararé”.
Lo cierto es que, pese a quien le pese, las canciones de Green Valley son auténticos himnos fácilmente coreables y llenos de positividad, y esto ameniza cualquier situación. La gente ya canta los temas nuevos, pero las principales triunfadoras de sus conciertos siempre van a ser “Si No Te Tengo” y “María Marihuana”. Pasamos un rato agradable con otra actuación de estos seis artistas, presentes en una gran cantidad de carteles a lo largo y ancho del mapa. Siguen escribiendo su propia historia.

Y llegó el momento de decir adiós a la primera jornada del Rabolagartija con El Niño de la Hipoteca. Ya sabemos lo gracioso que es siempre dentro y fuera del escenario, pero también de sus dotes musicales. Él no lo es todo, pues Los Ratones son una parte fundamental de sus shows con banda. Hizo un repaso por sus grandes hits como “Que Te Vaya Bien”, “Cum Laude” o “Mi Novia del 2ºB” e hizo acto de presencia su gran amigo Ferrán Exceso. Este concierto terminó de rematar una afonía ya perceptible, y con su final, ya pasadas las 03:00 de la madrugada, era momento de volver a la zona de camping y descansar, pues el viernes 16 traía otros nombres imposibles de perderse.