Cayó la noche y voló el dinero

Cayó la noche y voló el dinero

El pasado viernes los artistas Hard Galiza y Cactus Troop ofrecieron un concierto en la Sala The One

Ese concierto en el que más sudor he dejado en la camiseta. Y no, los 25 grados a las diez de la noche no eran la principal causa. La responsabilidad se reparte entre la energía de los componentes de Cactus Troop y la diversión de Hard GZ. Porque lo vivido el 10 de mayo en la sala alicantina no era precisamente un concierto. Era una fiesta.

Samantha de Cactus Troop | Foto: Martin Halabrín

Todo comenzó con los valencianos que componen Cactus Troop, un grupo que desconocía pero acabaron dejándome con un magnífico sabor de boca tanto por el directo como por su versátil música. Era la primera vez que pisaban el suelo alicantino y espero que las visitas se frecuenten porque poseen los ingredientes necesarios para divertir a los asistentes. Ya desde el ‘Cactus’ inicial, los de Castalla tenían claro que querían dejar huella en el escenario antes del plato fuerte de la noche y así fue. 

Cientos de interacciones con los de la primera fila, metralletas y una energía mayúscula por parte de Eldemuro, momentos de protagonismo del guitarrista Mik Kelen como si de un concierto de puro rock se tratase y, en general, una tremenda simbiosis entre los que forman parte de este grupo cuyo directo se me pasó volando.

Eldemuro | Foto: Martin Halabrín

Durante los 50 minutos que pisoteaban el stage de la The One, desgranaron al máximo su disco «Cactus 2018», un álbum que registra un abanico de varias invenciones melódicas modernas que se alejan de la monotonía. Una fusión de diferentes estilos que crean un sonido más que agradable como por ejemplo «Em Sé de un Lloc» o «Fusta» con los que, entre elogios hacia el gallego, sellaban su pase por la ciudad alicantina.

Lo que se avecinaba creo que no se lo esperaba nadie y es que si los valencianos dejaron huella, Hard GZ creó un agujero negro. No sé ni por dónde empezar porque no existe una palabra exacta para describir lo vivido el viernes pasado. A resumidas cuentas, fue el mejor show de una sala en el que he estado. Tengo pruebas y no tengo dudas.

Hard GZ | Foto: Martin Halabrín

Nada más escuchar los primeros compases de «1995», ya tenía clara la brutalidad de «concierto» que se aproximaba. Entre comillas porque, me repito, era una fiesta donde sucedía de todo, donde los altavoces debajo del escenario eran su principal superficie de apoyo, donde el autotune enriquecía el espectáculo, donde no faltaron los pogos, donde un cubata le acompañaba durante toda su actuación, donde sonó incluso «Ultimate» de Denzel Curry o «Toxicity» de System Of A Down, donde los dólares personalizados volaban por los aires en más de una ocasión y donde Hard Galiza se permitió el lujo de pasear  y bailar entre el público mientras cantaba «Libre». Es el artista que pude ver en directo que más y mejor ha interactuado con el público. Y ellos, agradecidos por esta cercanía de Pedro Ruibal que se ganó a cada una de las almas presentes. Con razón y con chulería, pues sometía a los fans a pruebas de conocimiento de las letras. Algún que otro notable pero en la mayoría de veces la nota sería de un sobresaliente.

Hard GZ | Foto: Martin Halabrín

Aunque retumbaban canciones de Hard como «Cae la Noche», «Birra»,  «Humo y Reflexiones» o «Filosofía», el aura que radiaba en la sala era de Lil. Porque incluso el romanticismo de «Love» se tornó en épica. Entonces ya os podéis imaginar el ambiente que se respiraba en «Dinero», «Rolas» o el mítico «Postureo». La puesta en escena y la forma de animar a los cientos de asistentes ha sido brutal. Y esta tónica se mantuvo durante toda la hora y media que duró el show que no tuvo un punto bajo en ningún momento. Sencillamente, alucinante, como también el ruido tras el amago de la marcha del gallego. Esta vez fue la bulla de la gente que espantó pájaros y atrajo de vuelta a Lil para poner la sala patas arriba con el «Crowdfunding pa un BMW» e ir acabando con el «Afrohard».

Hard GZ | Foto: Martin Halabrin

Habrá a quién no le guste la evolución y transformación del rapero pero hay una cosa que es indudable; a sus 23 años ya domina los escenarios y tiene claro cómo presentar los shows para disfrutar tanto él como los asistentes a partes iguales. Mientras tanto, mis ansias por que llegue el Pirata Rock se han multiplicado.

Martin Halabrin

Hablo sobre música sin tener ni idea de música

4 comentarios en «Cayó la noche y voló el dinero»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *