Barraques de Sitges 2021 (2) | Ardió el fuego valenciano
El segundo día del festival apuntaba a ser una jornada más dura y eléctrica de lo que fue la primera. La programación marcaba una segunda ronda repleta de grupos del País Valencià que inauguraba Mafalda a las 19:30. Pero antes de que Vera, Bárbara y compañía saltasen al escenario de Barraques de Sitges, el combo de DJs Tronkes de Felipa ambientaron la velada con algo de música feminista interpretada íntegramente por mujeres.
Era un día soleado y algunas nubes comenzaban a asomarse por la plana de Santa Bàrbara de Sitges. Las colas eran más reducidas que las del día anterior, teóricamente como consecuencia del calor que hacía y de la no consecución del sold out. Para los más supersticiosos, un viernes 13 no es el mejor día para disfrutar de un evento de este calibre. Para los que no lo somos, que grupos de la talla de Ciudad Jara, Smoking Souls o Mafalda tocasen el mismo día era una oportunidad que no nos podíamos perder por nada del mundo.
Jazzwoman, Ptazeta, Tremenda Jauria, Ana Tijoux… La playlist de las Tronkes de Felipa estaba cargada de auténticos temazos que ambientaron las cervezas frías de la tarde que se despacharon los primeros asistentes al recinto. A simple vista podíamos ver que la distribución de las colas para adquirir comida y bebida había sido modificada para interrumpir lo menos posible al resto de asistentes y en las mesas se notificaba que, una vez se terminase de consumir, se dejase la mesa libre para que otro grupo de personas pudiese sentarse.
Estas pequeñas mejoras que la organización llevó a cabo para evitar los errores de la primera jornada, además del aumento de mesas y el traspaso de los puestos de merchandising a la zona de conciertos, fueron un gran acierto y mejoraron mucho la estructuración del lugar.
El telón anunciaba cuál iba a ser la primera actuación de la tarde. Los primeros asistentes comenzaron a ocupar sus asientos para disfrutar del fin de gira del «Palabras Forman Caos» (2018) de Mafalda. Era una de las últimas oportunidades que había para escuchar algunos temas emblemáticos de la banda en directo. Según han anunciado, su nuevo trabajo discográfico «Les Infelices» (2021) saldrá a la luz el 22 de octubre y, con él, llegarán nuevos temas que modificarán el setlist que las de Valencia llevarán por lugares como Santiago de Compostela, Granada, Sevilla o Sant Vicent del Raspeig.
Y no os voy a mentir. Cuando el grupo salió dispuesto a darlo todo sobre el escenario, la estampa que desde ahí arriba se veía no era la mejor posible. La gente estaba sentándose en las sillas numeradas pero aún se veía muy pobre el ambiente. Creo que ellos debieron notarlo y los primeros temas fueron algo así como una introducción a lo que se venía. Arrancaron con «La Duda», uno de los temas pertenecientes a su último EP de dos sencillos «A 10 Minutos». Mientras, los fotógrafos accedimos a la zona que teníamos habilitada para capturar durante tres canciones lo que ocurría encima de esas tablas.
Con «Bam Bam» y «Nuberu» comenzamos a entrar en calor y eso, a su vez, contagió a la banda, que se vino arriba. Todo iba a mejor, desde la actitud del público hasta el sonido. Todos, en comunión, hicieron que el concierto se tornase positivamente hacia una fiesta con restricciones. Después de este inicio se vino una retahíla de grandes éxitos de la historia de la banda: las hermanas «Necesarias Pero Absurdas» y «Absurdas pero Necesarias», «La Plaza», «Pequeño Punto Azul»… Los fans acérrimos de Mafalda cantaban a pleno pulmón todas y cada una de las letras, alguna incluso se puso de pie pese a las constantes broncas de la seguridad del recinto.
La primera vez que vi en concierto a esta formación fue en la desaparecida Sala Marearock de Alicante junto a unos El Kamión de la Basura que hacían de teloneros. La presentación de «La Última Vez Que Te Escucho» arrancaba allí y quedé impactado por la potencia y la agresividad que le ponía el grupo en un local tan reducido. Ahora han crecido tan rápido que llenan en muchas ciudades en las que no se conocen temas como «No Se Vende» (2013) pero retumban cantos sociales y políticos como «La Colmena».
La facilidad que tiene Mafalda para crear estribillos pegadizos y con significado es increíble. Pensé repetidamente en ello cuando sonaron de forma secuencial «En Guerra» y «Mi Pena y Mi Suerte». Entre ellas se llevan cuatro años y lo que generan en el oyente es algo indescriptible. Les tengo mucho cariño y alegra que estén a un nivel así. También sonaron otros temas como «Las Que Faltaban», «La Llorona» y «X».
Para alguien torpe como yo, que soy de los que regalan claveles pensándose que son rosas, fijarme en grupos que me han ayudado a replantearme cosas es más que importante. Porque la música no es solo entretenimiento, también puede ser capaz de formar conciencias y Mafalda tiene ese don. La importancia de la cultura se hace presente en bandas como esta. A la próxima, y para que sirva como precedente, se le puede poner a una hora que ayude a que haya más gente disfrutando del recital.
Y pasábamos de ver a un grupo que he tenido el placer de ver decenas de veces a otro que era la primera vez que veía. Pablo Sánchez ha creado un proyecto desde cero lleno de corazón y sentimiento. Ciudad Jara es la parte más introspectiva del cantante y compositor que se hizo grande con La Raíz. Pero ahora está solo contra el peligro y, pese a que su inicio se encontró de golpe con la proliferación de una pandemia mundial, ha conseguido sobreponerse a todo y moldear un espectáculo que no era el que buscaban pero se ha convertido en el que quieren.
De forma puntual (o incluso algo más pronto de la hora prevista), la introducción «Donde Nace El Infarto» comenzó a escucharse con un escenario vacío coloreado con tonos de verde albahaca. Instantes después, Tato James Monrabal y compañía salieron de bambalinas y el público comenzó a enloquecer con los primeros compases de «El Último Pasillo». El último en salir fue Pablo, quien finalizó la ovación y dio comienzo a un carrusel de auténticos himnos procedentes de su primer y único trabajo discográfico hasta la fecha.
Ciudad Jara tiene una capacidad enorme para mantener la atención del público en cada canción. Se fueron sucediendo temas como «Líderes», «Bostezo Mundial» o «Ultramar»; todas coreadas por un público, allí presente, que disfrutaba de lo lindo del concierto de una banda diferente. Única. Pablo Sánchez, cuando componía «La Canción del Pensador», tema que se convertiría en la primera pieza del proyecto, nunca pensó las dificultades que su banda tendría que pasar con la pandemia de un virus que amenazaría de forma directa la viabilidad de cualquier proyecto musical novel.
Pero allí estaban ellos, en el escenario de Barraques de Sitges, frente a un gran número de personas que se sabían todas las letras. «Si Perdemos Te Pierdo», la versión de «El Tren Huracán» de La Raíz, «Bastardos de la Gravedad»… Todos los temas sonaban como si de la versión de estudio se tratase. Que un grupo pueda hacer tanta magia con tan solo un disco en circulación habla muy bien de ellos. Hubo tiempo para engordar el espectáculo con una jam session instrumental protagonizada por el resto de músicos que conforman la banda.
También hubo un momento para que el frontman Pablo Sánchez dedicase unas palabras sobre los tiempos en los que vivíamos y la situación actual de la cultura. Todo esto parecía servir como conducto hacia lo que seria el final del concierto. No hay que ser matemático para saber que no había mucha opción de maniobra en el setlist. «Bailé», «Siglos de Golpes» y una emotiva «Las Nanas de Jara» tensaron un ambiente que explotó con una preciosa «Las Manos» que vio arder el fuego valenciano en Sitges.
No me voy a poner sentimental ni sacaré a relucir sentimientos patrióticos, pero que en Cataluña se coree un sentimiento valenciano como ese es muy bonito. Era consciente de que ese día, mi estreno en un concierto de Cuidad Jara, no se me olvidaría por nada del mundo. No les quedaban más canciones pero prometieron que volverían en otoño con un nuevo trabajo discográfico bajo el brazo. Con esto, solo nos queda ilusionarnos y esperar con ansias que ese disco llegue lo antes posible.
Y esta jornada de locura aún no había acabado. Tras Mafalda y Ciudad Jara, faltaba por aparecer otro grupo de la terreta. Desde Pego, Smoking Souls llegaba a Sitges para continuar su gira en formato eléctrico del disco «Translúcid» (2019). Curiosamente, este disco me ha llevado a ver a la banda en diferentes formatos: desde un concierto en Sala Stereo con total normalidad antes del dichoso coronavirus hasta una versión semi-acústica que no terminó de enganchar en la Fundación Mediterráneo.
Lo que mejor saben hacer Carles Caselles y compañía es un sonido duro y aguerrido con una puesta en escena descomunal. Y cuando empezaron la gira en medio de la pandemia rebajando decibelios, no acabó de convencer a su público pese a ser una propuesta bastante interesante. Con esto, solo podíamos esperar que ese día, en Sitges, se desatase la locura. Y solo puedo decir que viajar desde Alicante mereció la pena solo por ese concierto.
Arrancaron fuertes con «140K», «La Trinxera» y «Conclusió Fatal»; en el orden natural del álbum. Desde la zona de fotógrafos se podía ver cómo el público, que seguía sentándose en sus asientos asignados, dudaba entre levantarse para disfrutar del concierto de pie o mantenerse sobre la silla. En «L’últim Ball» ya pudimos ver a alguna que otra persona saltar y cantar bajo la regañina de los seguratas, pero al final del concierto se acabaría levantando todo el mundo haciendo caso omiso a los trabajadores del evento.
Da igual que sonase «Vida», «Equilibri», «Líquid» o un «Fills de la Nit» de un disco («Nòmades», 2015) que les dio el empujón que acabaron aprovechando con su posterior «Cendra i Or» (2017). Absolutamente todos los temas sonaban como un cañonazo que tenía como propósito poner a todo Sitges patas arriba. Me está saliendo una crónica en la que la totalidad de las palabras que digo se convierten en elogios pero es que, para mí, fue un día para el recuerdo.
Era también algo bastante memorable ver a sus compañeros de Mafalda entre el público disfrutando, como todos, del recital de los de Pego. La amistad entre artistas se torna patente en casos como este, estampas que son de agradecer para naturalizar la complicidad entre bandas, una escena sana en la que el apoyo gana a la rivalidad.
«Alcohol i Sal», «Referents», «Anestèsica», «Guarda’m l’aire»… Acaba de la mejor forma posible una jornada para el recuerdo. Los hits de Smoking Souls cerraban una noche increíble en la que no faltaron otros himnos como «Murs», «Fera», «Eterna Força» o «Nit Salvatge». Un auténtico show que hizo del día 13 de agosto el mejor día de Barraques de Sitges. En ese momento no se me pasó por la cabeza ni un amague de arrepentimiento por haber viajado a este evento, el viaje se hace corto si es para verles a ellos.
Nos marchábamos más que satisfechos. A los grandes conciertos que vimos se sumó la mejora en la estructuración del recinto así como la posibilidad de acceder con comida de fuera. Estos detalles ayudan a mejorar estos festivales llenos de incógnitas en esta época de cuidados para evitar los contagios por coronavirus. A nosotros nos quedaba un día, el 16 de agosto, para dar por finalizada nuestra estancia en Barcelona. Pero antes de disfrutar de los conciertos de Lildami, Suu y Oques Grasses teníamos dos días para descansar y hacer algo de turismo, todo sea dicho, por la ciudad condal.