070 | Regreso a casa de la mejor fiesta del hip-hop
La 070 era una de las fiestas a las que más quería asistir desde sus primeras ediciones cuando estaba muy puesto en el hip-hop americano. Lo cierto es que era, y aún sigue siendo, poco frecuente ver fiestas enfocadas a este tipo de música (o hablo con desconocimiento porque me estoy haciendo viejo y salir por la noche me apetece cada vez menos, que también puede ser). Pero a lo que voy, la 070 tiene como objetivo convertirse en la mejor fiesta del hip-hop en Europa y, viendo su evolución, van por buen camino. En 2019 pudieron traer a Icy Narco y, tras el parón pandémico, regresaron el sábado pasado con otro artista invitado estrella procedente de Estados Unidos. Se trataba de Lil Gnar, que encabezaba el cartel de una edición que no nos quisimos perder y pudimos conocer de primera mano por qué es tan especial esta fiesta.
La intención era que todo saliese según lo planeado y que nos hubiésemos ido a casa tras haber vivido algo galáctico. Para ello, el evento tuvo lugar en el grandioso VB Spaces que tiene aforo para albergar hasta 3000 personas. Sin embargo, suele pasar que la organización tenga sus fallas en grandes eventos, tal como pasó ese día. Entre otras cosas, la apertura de puertas, prevista para las 00:30, se retrasó más de una hora, cuestión que trastocó el resto del planning. No obstante, días después, el equipo emitió un comunicado disculpándose de lo ocurrido y recompensando a los Super VIP y Reservados con una entrada gratuita para su nueva fiesta «La Fama». Lo importante era dar la cara y cada acción suma.
Con respecto a la distribución del espacio, hubo dos escenarios. Por una parte, el principal “Crazy Stage” donde actuó Lil Gnar con previos shows de diferentes dj’s de la música actual como Chris Cream, Davo Palace, R3der o Sofi Mlow. Y, por otra parte, “The Bronx Stage”, conducido por Nico Williams y Big Buzz pinchando los hits más clásicos junto a los showcases de artistas locales invitados como Trappy, Yeico, Ortega, Jeddy Brown, Zami, Dajojo, Meeiry, Anabmondejar o Tonny Britezz.
Mientras los asistentes empezaban a acceder al recinto, pudimos charlar un rato con Nico Williams y Big Buzz, a quienes les gusta pinchar en la 070 porque «pueden tocar rap seguido sin meterse en el reggaetón ni música comercial«. Asimismo, califican esta fiesta como «necesaria» para que el hip-hop pueda seguir creciendo en el ámbito nacional, tal como sucede en Estados Unidos donde «nada más escuchan hip-hop, pues está tan popularizado que se mezcla con el pop«, en palabras de Big Buzz. Añade que obviamente «hay gente a la que no le gusta el rap americano porque no lo entiende, pero al que le gusta el hip-hop como movimiento siempre tira a las raíces que están en Estados Unidos«.
Debo decir que sentí algo de confusión una vez que estaba medio lleno y empezó a sonar la música. No sabía si la fiesta había empezado ya o era simplemente un calentamiento para amenizar la espera, pues los asistentes aún no estaban en el mood. Antes de que empezara el showcase, nos quedamos en el escenario ‘Bronx’ donde sonaron auténticos clásicos de raperos míticos como Cali Swag District, T-Pain, Lil Wayne, Akon, 50 Cent, etc. Una gozada para los que nos hemos criado con esta música.
A eso de las 2:30 empezó el showcase de los artistas invitados en el que cada uno tuvo entre 5 y 10 minutos para exhibirse presentando sus trabajos. Personalmente, me hubiese gustado que hubiesen podido probar el escenario grande. Son artistas que recientemente están empezando y podría haber sido una gran oportunidad para que más personas descubriesen su música. A pesar de ello, tenían claro que debían aprovechar todas las ocasiones que se les presentan.
Se había predeterminado una media hora para 9 artistas, por lo que se trataba de dar el máximo en cada segundo de las intervenciones. De los showcases, me gustaría destacar a tres artistas en particular. En primer lugar a Meeiry, quien no temió al micrófono. Expresividad de 10. En segundo lugar, a Tony Britezz, que se presentó en el escenario con un estilo de música súper fresco. Mi compañero lo asemejó a algo como una mezcla entre Paulo Londra y Duki para que os hagáis una idea. Y, en tercer lugar, a un Dajojo en modo éxtasis que terminó por explotar la sala. Drill en estado puro.
Por nuestra parte, también pudimos intercambiar unas palabras con Yeico y Ortega, a quienes les «rentaba y enorgullecía» que hubiesen contado con ellos «sin ser artistas grandes«. Se esperaban el escenario grande pero se sinceraron con que «así se empezaba, poco a poco«. Lo cierto es que se mostraron súper optimistas y motivados de cara al futuro expresando que sienten que pueden llegar lejos, por lo que «hay que hacer todo lo posible para que pase«. Y al final, la actitud y la perseverancia son dos elementos clave para el éxito.
Tras pasar del Bronx al Crazy Stage, pudimos decir que definitivamente empezó la fiesta. Todo el ambiente hacía sumergirte como si estuvieses en la típica house party de las películas americanas (a falta de los red cups). Evidentemente, no faltaron los círculos creados por los asistentes para que los más atrevidos pudiesen exhibirse bailando. Y es que para los fanáticos y practicantes del street dance es la fiesta ideal. Yo me quedé de espectador para evitar hacer el ridículo.
Si el ambiente fue así de bueno, es debido a un cúmulo de aspectos, pero hay uno en concreto que quiero destacar: los outfits. Se notó que no era una noche cualquiera. Al final, el hip hop es una cultura que se expande por diferentes ámbitos que van de la mano, como ocurre con la relación entre la música y la moda. La 070 era un desfile brutal de streetwear y de sneakers llevado cada uno a su terreno. Pude ver ahí las Jordan y las Air Force de unos colores que ni siquiera sabía que existían. Todo ello mientras sonaban auténticos temazos de la música actual de artistas como Lil Yachty, Central Cee, Megan Thee Stallion, Lil Skies, Drake, Lil Xan o Travis Scott; aunque también colaban hits atemporales como “Donald Trump” de Mac Miller o el mítico “Watch Me” de Silentó.
Se respiraba un ambiente muy sano donde cada uno iba a su rollo en todos los sentidos. Al final, esa debería ser la intención en eventos de este tipo. También se agradece que el recinto fuese espacioso (cuenta con tres plantas al estilo de un anfiteatro) para que se pudiese transitar y bailar con total libertad en vez de agobiarse buscando un píxel de espacio personal como suele ocurrir en los locales nocturnos.
No obstante, aún faltaba el plato principal de la noche. Pasadas ya las 4 am, una presentación audiovisual se apoderó de la pantalla gigante del escenario para que aterrizase en el planeta el cohete en el que se encontraba Lil Gnar. Previamente, Josue De la Rua aprovechó para agradecer a todo el que hubiese ido, le siguió un ‘solo’ épico de la guitarrista Diddy Stain hasta que, al final, apareció el trapero americano.
Debo decir que, personalmente, no me gustó el show de Lil Gnar. No critico usar el playback para ciertos momentos de las actuaciones pero, honestamente, el del americano era exagerado. Literalmente apenas se le escuchaba porque, en buenos tramos, directamente ni cantaba. Más bien se dedicaba a grabar vídeos con los móviles de los de la primera fila y pasearse sin rumbo por el escenario. Siento que ha sido una oportunidad única desaprovechada de disfrutar de un trapero puntero de Estados Unidos. Quizás es una tónica habitual por aquel continente pero, en un concierto, lo ideal es escuchar al cantante y no su música en .wav de fondo.
En cuanto al setlist, repasó sus mayores hits como “Diamond Choker”, “No Regular”, “My Bruddas” o “Moshpit” entre otros, unos 45 minutos de concierto que acabó con Yung Sarria y Kidd Keo encima del escenario. Estoy seguro de que de aquí saldrá una colaboración.
Después de la actuación de Lil Gnar nosotros ya poníamos rumbo a nuestras casas por el cansancio, aunque la fiesta seguía con Chris Cream y un invitado hasta las 7am más o menos. Desde aquí queremos agradecer a todo el equipo de la 070 por organizar eventos de este calibre con tanto amor al hip-hop. Es algo único y necesario para todos los que somos fanáticos de esta cultura porque, tal como nos contó Big Buzz, “es un mercado muy pequeño”. Aunque no todo haya sido perfecto, está claro que Alicante volvió a vivir la mejor fiesta de hip-hop del país.